Capítulo Diez

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Steve empezaba a preguntarse si el que Clint y Natasha se burlaran de él iba a volverse una costumbre.

Al menos eso parecía.

Pero estaba tan de buen humor, que era imposible que ninguno de los comentarios del par pudiera arruinar eso.

−Me siento tan orgulloso −se burló Clint mientras se limpiaba una lagrima imaginaria−. Mira esto, Natasha, nuestro niño está creciendo, ya tuvo su primera discusión y reconciliación con su pareja.

Natasha se apoyó contra Clint, con falsa nostálgica.

−Crecen tan rápido −dijo ella.

Steve resopló, y se suponía que él era el infantil.

Ese día estaban en la universidad, y después de días de evitarlos, y de que él lunes Steve no hubiera ido a la universidad porque esa mañana al despertarse y tener a T.J presionado a su lado no había querido levantarse, Natasha y Clint por fin lo habían arrinconado y exigido información.

Steve les había contado todo, bueno, al menos la mayoría.

−Debí dejarte los condones −comentó Clint.

Steve no se sonrojó esta vez.

−No íbamos a hacer nada −aseguró.

Clint enarcó una ceja.

− ¿Enserio? −Steve asintió−, ¿Cuántos años tienes, cinco? ¿o es que acaso eres de piedra?

− ¿Por qué? −preguntó Steve, confundido.

−Bueno... no sé, eres un hombre, y Nat me ha dicho que no eres virgen −decía Clint, Steve se volvió con el ceño fruncido hacia ella, quien se encogió de hombros, como diciendo "es mi novio, tenía que contárselo" −, y Thomas tiene treinta, además de cierta reputación, así que, no me digas que jamás has pensado en esa posibilidad entre ustedes.

Steve jamás pensó que tendría esa conversación con nadie nunca, y mucho menos con Clint.

Pero tal vez, el lunes por la mañana, mientras T.J estaba dormido, Steve había bajado la mano más de lo que debería y había acariciado la piel de sus piernas, que no era tan suave como la de una mujer, pero, aun así, a Steve se le antojó tersa; y tal vez mientras Steve preparaba el desayuno había contemplado más de lo necesario la figura de T.J, vistiendo su camiseta y con las piernas desnudas; tal vez había contemplado su cabello desordenado y sus mejillas ruborizadas por el sueño; y tal vez habría mirado como el cuello de la camiseta le permitía ver sus clavículas. Tal vez en ese entonces había sentido la sangre caliente y los dedos le habían cosquillado con la necesidad de tocarlo.

Quizás había tenido un millón de pensamientos de lo que le hubiera gustado hacerle.

Pero si Steve había pensado en sexo, solo él lo había sabido.

Por supuesto, a Clint y a Natasha no se les pasaba nada, y eran tan malditamente buenos adivinando, que cuando Steve se quedó callado, la pareja supo que sus sentimientos por T.J no eran tan dulces e inocentes como Steve quería creer.

Clint soltó una carcajada, haciendo bufar a Steve.

− ¿Si quiera lo has intentado? −preguntó.

−No −respondió él, con el ceño fruncido−, porque eso no es lo que quiero de T.J.

Y era verdad, tal vez Steve se encontraba pensando en ese tipo de cosas de vez en cuando, pero sus sentimientos iban mucho más allá de eso, lo que él quería era ver sonreír a T.J, quería verlo feliz... descubrió que quería que lo fuera más que cualquier otra cosa.

When I Met You (Steve x T.J)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora