Maratón 4/6

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Sophie comenzó a reír divertida al igual que Molly. Dejamos de hablar y nos giramos a verlas. Josh se puso de pie.

— ¿Qué sucede? — preguntó mientras se acercaba a ellas. Louis y yo lo seguimos.

— Me parece muchachos que Molly acaba de arruinar nuestra cena — dijo  sin dejar de reír. La miré divertido... se estaba descostillando de la risa.

— ¡No es divertido! — se quejó mi prima. Molly se restregó los ojos, mientras calmaba su risa.

— No les hagas caso a estas brujas, linda — dijo Josh y se acercó a Olivia, quien apoyó su cabeza sobre su hombro cuando él estiró sus brazos.

— Aaaay, me dijo bruja — se quejó Sophie.

Me acerqué a ella y la abracé por la espalda, apoyando mi mentón en su hombro. Mi boca quedó cerca de su oído. Ella colocó sus brazos sobre los míos que estaban sobre su vientre.

— Y sí, algo de eso debes ser... porque me tienes hechizado. No puedo dejar de verte, no puedo dejar de pensar en ti, en tus besos, en tu cuerpo — le susurré.
Sonrió levemente y mordió su labio.

Giró un poco la cabeza y me miró.

— No puedes con tu genio, ¿verdad? — preguntó.

— Te lo aseguro... apenas se vayan todos, tú no te salvas de mí — besé su mejilla y volví mi vista a los demás, pero sin dejar de abrazar a Sophie — Entonces ¿Qué vamos a comer?

— Pidamos unas pizzas — dijo Josh.

— Perfecto — aseguré y me alejé de Sophie para ir en busca del número del delivery. Pero detuve mi paso al recordar aquello, me giré a verlos a todos — No podemos.

— ¿Por qué? — dijo confundido Louis.

— Mi Sophie, no come pizzas — dije.
Ella sonrió y se acercó a mí, para acomodar un poco mi cabello.

— Eres tan dulce, pareces un lindo dulce de leche — aseguró.

— Y tú eres mi envoltura — murmuré y me incliné para besarla cortamente.

— Pero no se preocupen por mí... pidan la pizza, yo no tengo hambre — les dijo a los chicos.

Ellos volvieron a sus charlas y le lancé a Louis la tarjeta con el número para que llamara. Volví mi vista a Sophie. Me senté en el sillón y le hice un gesto para que se sentara sobre mis piernas.

— Es mentira que no tienes hambre. Hace un rato estabas que matabas por un poco de comida.

— No te preocupes, comeré un poco de fruta — me dijo.

— No, ¿sabes qué? Vas a comer una porción de pizza o dejo de llamarme Ruel 'el rey' Van Dijk.

— ¿El rey? — dijo divertida — Más bien 'el calentón'.

— Muy graciosa — bufé — Pero la única calentona aquí eres tú...

— Sí, y me encanta serlo — dijo en descarado coqueteo.

— No me seduzcas aquí... tenemos invitados, amor mío. No querrás que haga cosas inapropiadas delante de ellos ¿o sí?

— No te atreverías — dijo entre divertida y nerviosa.

— ¿Quieres averiguarlo? — pregunté.

— No, Ruel, ni se te ocurra — se estaba por poner de pie, pero no la dejé. Me miró fijo a los ojos.

— ¿A dónde crees que vas?

— A... a estar con las chicas.

— Con ellas puedes estar otro día, ahora estás conmigo — le robé un breve beso.

𝑷𝑬𝑳𝑰𝑮𝑹𝑶𝑺𝑨 𝑶𝑩𝑺𝑬𝑺𝑰𝑶́𝑵 ° ʀᴜᴇʟ 🦋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora