Nuestro Juego

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Pasaban los días, nuestras conversaciones aumentaban, la confianza, más no sabía si había escuchado lo que le he había dicho ese día, ella a veces me contaba de su familia, más conocía poco de ella, volví a las peleas, a Óscar no le caía bien ella, más a mi no me importaba, era mi desición y total era mi amiga, ella me acompañaba a cada pelea, después de eso siempre se quedaba en mi casa, he sido un cobarde solo para preguntarle si escucho lo que le dije esa noche... Prefiero estar así. Casí todos los días soñaba con ella, a veces eran cortos los sueños, a veces eran largos, en la mañana llegaban Nazareth y Alberto, ya era diciembre, casí llegando a la noche buena... 

-Buenos días -Le dije, mientras veia que abria los ojos- ¿como amaneces?

-Buenos días -Su tipica cara desaliñada de las mañanas, su cabello desordenada y su respiración acelerada de las mañanas como si hubiera tenido una pesadilla más nunca era así- Bien, gracias y ¿Tu?.

-Bien, bella durmiente -Primera sonrisa del día.

-A. no me digas así, sabes que me sonrojo. 

-Está bien, princesa. 

-¿Que haremos hoy?

-Te toca decidir a tí -Saliamos todos los días con los muchachos a pasear...

-Tengo ganas de quedarme en casa y solo mirar peliculas, me siento un poco mal. 

-¿Quieres algo un té o algo?

-No, nene estoy bien.

Sono el cerrojo de la puerta, era Nazareth junto con Alberto...

-Holaaaaaaaaaaa, como amanecen los tortolos -entro brincando Nazareth.

-Naza, sabes que no somos nada -respondí de inmediato, su mirada era prufunda y terrorifica como de costumbre, Nazareth se había mudado junto con Alberto y tenía ganas de decirle a Betania que se mudara conmigo, aunque parecíera que esta viviendo conmigo, todavia no lo está.

-¿Que haremos hoy? 

-Hoy es un día hogareño, nos quedaremos en la casa viendo peliculas... -Respondio Betania.

-Si son aburridoooooos... -dijo Alberto.

-Tenemos años que no vemos peliculas en casa, cielo -repondió Naza.

-Ok, bebé nos quedamos. -respondió. 

-Bueno, chicos no es que les quiera arruinar sus ganas de ver peliculas pero no hay televisor y no hay reproductor de dvds. -dije- tendré que irlo a comprar, pero necesito que Alberto me acompañe, aprovechando compro unas peliculas...

-Chicas ustedes hacen el desayuno y acomodan el cuarto para poder hacer la instalación...

-Ok vayan...

Salimos deprisa, fuimos a comprar lo que teníamos que comprar y en el camino Alberto me dijo:

-¿Que sucede con mi prima A.?

-Somos amigos...

-Nunca habías estado tanto tiempo durmiendo con alguien y sin tocarla, acá pasa algo. Nazareth y yo lo llevamos pensando por semanas...

-Somos solo... amigos.

-¿Que sientes por mi prima A.?

-No lo sé, solo sé que mis instintos de protección por ella son grandes, no quiero que le suceda nada... Me encanta todo de ella, y la verdad no la quiero perder como me paso con Oriana...

-Aldo, pero Oriana siempre me pregunta por tí.

-Sí, pero ya por ella no siento nada, a quien quiero es a Betania, le pediré cuando llegué que se mude conmigo. Ya no soporto esto, la verdad.

-Ok.

Llegamos unos minutos después al apartamento, subimos las grandes cajas y las peliculas que habiamos comprado...

-Betania -dije.

-Qué paso, bebé.

-Mudate conmigo. ¿Quieres?

-Sí -Se sonrojo, mientras corria a abrazarme- si, quiero mudarme contigo. 

Agarro mi mano y fuimos a sentarnos al sillon donde pasariamos toda la tarde viendo peliculas, junto a Nazareth y a Alberto, se sentaron primero Alberto, después Nazareth que estaba apagando la luz del apartamento. Agarre por la cara a Betania y le dije "Tienes que saberlo, me encantas. Ya no puedo aguantar más todo esto que ha pasado, necesito estar cerca de tí la verdad es que te has vuelto indispensable para mí y no me quiero alejar de tí" 

-Callate. -Me besó, fuerte y largo- Te amo. 

-Estoy enamorado de tí. 

-Lo sé, lo oí esa noche que me quede acá -Mi cara de sorpresa fue grande- enterate de algo, también estoy enamorada de tí. 

ELLA Y ELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora