Capítulo Seis: Noob Saibot

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Aneko regresaba del prado a su hogar, cuando en eso vio la puerta destruida

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Aneko regresaba del prado a su hogar, cuando en eso vio la puerta destruida. Con las manos en la nuca, corrió a adentro de su casa, en donde vio la tapa de su piso levantada. 

—No,no,no —se dijo corriendo hacia la misma y cayendo de rodillas; viendo el compartimiento vacío.

—¿Buscabas algo? —preguntó Sub-Zero ocultó en una de las esquinas del cuarto. 

Aneko salió volando de su hogar de una fuerte patada, despertando a todos al escuchar los gritos. El guerrero Lin Kuei salía del hogar mientras la gente se acumulaba, entre ellos gran madre.

—¡Se lo dije! —gritó Aneko temblando—. ¡Les dije que no traerían más que problemas! 

Sub-Zero solo le arrojó el libro a gran madre.

—Él arrojó la maldición. El talismán que lleva en el cuello, recibe la fuerza de los dioses una vez que mueren —explicó Sub-Zero acercándose de manera amenazante en contra de Aneko. 

—Aneko... —exclamó gran madre—. ¿Tú? 

Este último gruño mientras con magia creaba dos espadas, Sub-Zero retrocedió un poco mientras se ponía en posición de combate. Aneko respiraba furioso, sus ojos eran rojos; aguantando el llanto. Este lanzó sus hojas, pero Sub-Zero logró erguirse a la derecha, provocando que Aneko tropezara de manera torpe. Este volvió a atacar, pero el ninja creo un pico de hielo, y de un movimiento, desarmarlo de su mano derecha. 

—¡Suficiente! —gritó Sub-Zero disparando una de sus ventiscas en contra de Aneko; dejándolo atrapado de todo el cuerpo, con solo la cara libre—. Tu mayor engaño fue ganarte la confianza de esta gente. 

—No —dijo en medio de una sonrisa—, mi mayor engaño fue hacerle creer a gran madre que teníamos cinco lunas. Mañana morirán, la maldición llegará a su estado más puro, y todos los dioses vendrán. Vas a morir, Sub-Zero. 

—Tu primero —respondió el ninja creando otro pico de hielo; disparándolo en contra de la garganta de Aneko. 

Una vez este cayo muerto, Sub-Zero tomó el talismán en su pecho, para así quitárselo cuidadosamente. 

—¿Sabe como podemos revertirlo? —cuestionó el ninja mirando a gran madre; la cual negó con la cabeza—. Cuídemelo —ordenó el Lin Kuei arrojándole el talismán. 

A la mañana siguiente, el dragón acompañaba a Scorpion por el bosque, guiándolo a su objetivo. 

—Aquí nos separamos —afirmó Ludoku; sentándose al frente de lo que parecía la entrada a otro tipo de bosque, uno mucho más verde—. Aquí habita la diosa de los zorros. Pero te lo aviso, los demás dioses zorros no son amigables. 

—Nada me detendrá, sin importar qué —afirmó el ninja adentrándose al mismo. 

—Ten por seguro guerrero —exclamó el dragón mientras Scorpion se adentraba cada vez más al bosque—, no serás el mismo cuando salgas. 

Mortal Kombat: Scorpion/Sub-Zero Hermandad (Tierra 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora