♡¿ᴘᴜᴇᴅᴇs ᴠᴏʟᴠᴇʀ ᴀ ᴀᴍᴀʀᴍᴇ?♡ [ⁱ. ⁱⁿᶜᵃ ˣ ⁱ. ᵉˢᵖᵃⁿ̃ᵒˡ]

Capítulo cuatro.

Se había alejado bastante de la fiesta, estaba cansado de beber y comer, que parecía lo único que hacían esas personas, y aún no tenía idea de a lo que se refería ese hombre, tampoco quería saberlo, él prefería matarlo y quedarse con sus territorios.

Se sentó en un pequeño acantilado, cerca del «Palacio del Inca» habían muchos de esos, entre ellos los campos de las personas plebeyas, y los paisajes impresionantes.

----¿Aburrirte tú? ---- una voz lo hizo alarmarse, levantándose en modo de defensa, lo que ocasionó que por lo empinado su cuerpo tropezara y estuviera a punto de caer, si no fuera por la mano del moreno quién rodeó su cintura para estabilizarlo. ----¡Calmarte! ---- dijo entre risas.

----¡Jamás asustes así a una persona! ---- exclamó enojado a la vez que alejaba su brazos estando seguro ahora, al de joyería esto le dió mucha gracia.

----Rraji umig sigjki (Lo siento mucho) ---- se disculpó sonriendo, el español solo bufó dado que no entendía ni planeaba estudiar su idioma.

----¿Cómo aprendiste lengua española? ---- le preguntó mirando de pies a cabeza a aquel fornido hombre, que le parecía curioso.

----Nosotros tener rápido aprendizaje. ---- mencionó sonrojandose ante la vista que tenía, el soldado era tan guapo, su piel era perlada y sus ojos azules, su figura era esbelta y rígida, fácilmente se confundiría con un dios. ----Supongo que tú querer tu cosa. ---- dijo habiendo señalado el río en el que terminaba el acantilado, el europeo chasqueó la lengua al voltear, dió un alarido al distinguir su sombrero de metal cayendo hasta quedar en una orilla de éste.

El Inca agarró la mano del español comenzando a correr hacia una de sus rampas que eran caminos hacia el agua, el imperio apenas si podía seguirle el paso, ¿No se supone que el “rey” no caminaba, por qué corría así entonces?

----¡E-espera! ¿A- adónde nos vamos? ---- preguntó, recibiendo una sonrisa del colorido, y es que éste tampoco le había entendido, dado que aún seguían corriendo.

Llegando hacía el lugar pararon poco a poco dejando a un español con dudas, el lugar era muy hermoso, agua cristalina corría por esa vía, las plantas alrededor crecían muy bellas y los animales rondaban sin miedo a ser cazados.

Miró al otro hombre agacharse y recoger el objeto que iba en su cabeza, tocando con curiosidad la textura metálica, no conocía nada parecido más que el cobre.

----¿Qué ser eso? ----preguntó mirando como se lo ponía de nuevo en la cabeza, ladeando el rostro hacia un lado curioso por su respuesta, ésto al más pequeño le causo gracia sonriendo enternecido haciendo que al Inca le dé un ataque de colores en el rostro.

----Se llama Sombrero, y lleva una pluma. ---- dijo quitando la sonrisa poco a poco, el colorido río girando su vista hacia uno de los pajaritos que saltaba en el piso en busca de granos para comer.

Se escuchó al ave forcejear , giró su vista mirando a aquel varón sacándole una pluma al animal, se escuchó un quejido del ave. El imperio sudamericano dejó libre al animal, soltandolo para que volara lejos de allí, le entregó la pluma al europeo con una sonrisa la ver su expresión asustada.

En ese momento un gran trueno sonó, fue tanto el ruido que ocasionó, que se desesperó a tal punto de abrazar al moreno, preguntándose si había caído a su lado, pequeñas gotas de agua cayeron en su sombrero, haciendo un sonido metálico conforme más caían, abrió los ojos encontrándose con el pecho desnudo del otro, subiendo hacia su rostro para separarse incómodo, arreglando su traje con un sonrojo que dejaba notar su vergüenza.

El de franjas coloridas sonrió un poco sorprendido acariciando la parte que fue tocada con anterioridad, hace mucho no tenía contacto con nadie, h nadie se atrevía a tocarlo por el simple motivo de considerarlo un dios, pero él, de alguna forma no se sentía un dios.

----Será mejor irnos ahora. ---- ordenó el de franjas rojas temeroso de que vaya a caer otro rayo y termine en la misma posición. ---- ¿Conocéis algún lugar para prevenir la lluvia? ---- el Imperio Inca sonrió, solo había entendido lluvia, pero fue suficiente para saber que quería hacer, asintió comenzando a caminar en forma recta hacia la montaña, si se quedaban por la ruta del río lo más probable es que les sorprenda un huaico.

El español lo siguió sin dudar, tenía que conquistarlo (territorialmente hablando), pero aún lo necesitaba para sobrevivir, caminó justo detrás de él viendo el manto en su espalda mojarse con las gotas que caían, trató de evitar que esto le sucediera a él mismo, pero era imposible, cada vez llovía más y más, pero al otro parecía no importarle, como si fuera algo cotidiano y de todos los días.

----¡Illapa, proveerá! ----Abrió los brazos dejando que la lluvia le mojara la cara y dándole paso a todo el cuerpo, sintiéndose uno con la naturaleza, aclamando a su dios con suma pasión.

----Ugh, joder. ---- maldijo sentándose bajo una piedra, habían llegado a la punta del cerro con esfuerzo, se abrazaba a sí mismo viendo con fastidio como el otro se quedaba afuera de forma que la lluvia le empapaba todo.

----Lo lamento, ¿Tener frío? ---- le preguntó volteando al haber escuchado su queja, se quitó “la capa” para acercarse y ponerla en la espalda del español, éste se extrañó de que estuviera seca por dentro, la tela de alpaca hacia que el agua se quedará afuera y ya no se humedecía. ----Tú lo necesitas más que yo, sentirlo, no soy muy buen...

---- ¿Anfitrión? ---- el otro imperio asintió sonriendo. ---- No, digo, me hicisteis correr desde allá para que al final terminaramos atrapados por la lluvia. ---- dijo acomodándose, de forma que la capa le cubriera todo el cuerpo, siendo más pequeño que el otro imperio, esto era fácil.

Ante la mirada fija del colorido, frunció el ceño viéndolo acercarse y sentarse a su lado, extrañamente seguía mirándolo en el proceso.

----¿Que te pasa? ----
---- sukinaj ye. (Lindo) ---- dijo en su idioma sonriendo a la vez que estiraba un brazo para rodear los hombros del español. Éste sorprendido estuvo a punto de replicarle algo, pero la calidez lo interrumpió suspirando por lo bien que se sentía el calor humano, tampoco lo había tenido mucho por ser de la realeza.

Sin planearlo, se quedó dormido en el hombro del otro imperio, recostando su cabeza poco a poco en éste. El de joyería de oro brillante despegó su vista de como caía la lluvia, para quedar en el rostro del contrario, como quedaba dormido en su hombro, sonrió por esto, no muchos transmitirían esa confianza y se quedarían dormidos con otro hombre, pero no es como si le fuera a hacer algo.