Capítulo 8

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— Sé que no quieres hacer actividades de relaciones públicas. Pero si pudieses utilizar tu influencia para conseguir que algunos de tus compañeros de equipo cooperaran conmigo, entonces quizás yo podría utilizar la mía para convencer a Kidco de que no se entusiasmaran tanto con la idea de querer verte en todo y, más concretamente, de querer que participes en actos sociales.

Justin asintió pensativo, rascándose la barba incipiente de su barbilla.

— Permíteme asegurarme de que lo he entendido bien. ¿Quieres que entregue a algunos de mis chicos para salvar mi culo?

— ¿Entregar? — repitió Kelsey con incredulidad— ¿Qué es esto? ¿Una negociación de rehenes?

— En cierto sentido

— Oh, por favor. — Sabía que su tono de voz había sido desdeñoso, e intentó retractarse. Estaba a punto de liberar a la Kelsey de su interior y enviarlo todo al traste — Lo único que pido...

— Es que yo haga tu trabajo.

— No — respondió Kelsey, controlando completamente su voz — no se trata para nada de eso.

— Kelsey. — su mirada finalmente se cruzó con la de ella y la sostuvo. Por una décima de segundo, Kelsey habría jurado que estaba examinándola.

— Me parece que ayer dejé muy claro que no creo que los Blades le deban algo a Kidco, comprendo que tienes un determinado trabajo que hacer, y te prometo que no pienso interferir en él, aunque piense que es una chorrada. Si uno de mis chicos decide por su cuenta que le apetece disfrazarse de pingüino y asistir a una cena de trescientos dólares el plato para recaudar dinero para los beréberes, es su problema. Pero por nada del mundo pienso ayudarte en eso.

— Ni aun sabiendo que hacerlo es una inversión para el futuro del equipo.

— ¿Ya volvemos con esas? ¿Con el argumento de las grandes sumas de dinero?

Kelsey se mordió la lengua e intentó controlar la oleada de rabia y desesperación que crecía en su interior.

— Mira, ya te lo dije. Si en algún momento tengo ganas de hacer alguna cosa, lo haré, pero mientras, creo que estás perdiendo tu tiempo y tu energía intentando cambiar mi postura. No pienso cambiar de opinión

Kelsey miró el suelo, contó hasta tres y volvió a levantar la vista.

— ¿Puedo hacerte una pregunta?

— Puedes preguntarme lo que quieras

Kelsey examinó su expresión, ¿estaba flirteando con ella? Decidió que no.

— ¿Te morirías por hacer sólo una aparición en un hospital o por lanzar unas cuantas bolas de golf en favor del cáncer? ¿Te morirías?

— Qué graciosos, Kevin me dijo lo mismo ayer.

— ¿Y cuál fue tu respuesta?

— Mi respuesta fue que a Kidco no le importa la integridad del juego ni la de cualquiera que juegue, de modo que a mi entender, yo no les debo nada, y mucho menos ni una pizca de mi precioso tiempo libre.

Kelsey se quedó mirándolo.

— No quieres entenderlo, ¿verdad?

— Eso ya lo dijiste ayer — apuntó Justin, empezando a divertirse.

— Y volveré a decirlo, porque es verdad. Estás tan aferrado a tus principios que ni siquiera te das cuenta de que te está saliendo el tiro por la culata. Muy bien, niégate a hacer relaciones públicas, haz lo que te venga en gana, pero entiende lo siguiente: no pienso rendirme. Me pagan para acosarte, a i y a tus compañeros de equipo, y lo haré. Cada vez que te des la vuelta, allí estaré, capitán Bieber, con mi terrible lista de actos sociales, pienso ser esa piedra en el zapato de la que no puedes librarte, ese estribillo pesado que no te puedes sacar de la cabeza. Será mejor que te acostumbres a que esté incordiándote todo el día, porque está va a ser una de las constantes en tu vida a partir de ahora y hasta que la temporada finalice en junio...suponiendo que lleguéis a las eliminatorias, por supuesto.

— Oh, llegaremos a las eliminatorias — replicó rápidamente Justin, masajeándose la nuca con la toalla — Pero la pregunta que nos interesa aquí es si tú durarás tanto tiempo.

Con un guiño, apuro lo que le quedaba de zumo y se largó, dejando a Kelsey allí plantada, con una oleada candente de furia fundiéndose en sus entrañas.

¿Acababa de recibir una amenaza asegurándole que perdería el puesto? ¿O simplemente le había insinuado que no tenía todo lo que se necesitaba para resistir hasta el final? Fuera lo que fuese, sus palabras de despedida la habían enfurecido

Naturalmente, tenía que admitir que había sido ella la que había empezado.

Había tenido que salir con aquel comentario jocoso sobre las eliminatorias, podía haberse mordido la lengua. ¿Qué había conseguido? Nada, con la posible excepción de un enemigo para toda la vida.

Se acercó a la mesa del bufé, cogió una resplandeciente manzana roja y la mordió, con fuerza. Se acabó la dulzura y la suavidad. Justin Bieber le había arrojado el guante. Pues ella lo recogería. La batalla acababa de empezar oficialmente. Tal vez él se hubiera llevado los dos primeros asaltos, pero al final la victoria acabaría siendo suya. Kidco esperaba que ganase, le pagaban por ganar, lucharía con Justin Bieber hasta el final. No porque quisiese, sino porque tenía que hacerlo.

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I'm back 

Se que esta historia ha estado abandonada mucho tiempo, pero con la cuarentena he tenido tiempo para seguirla 

Espero que no me abandonéis 

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