Capítulo uno: Simulacro.

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Los personajes no me pertenencen, son de Kishimoto.

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OMEGA
Capítulo uno: Simulacro.

Naruto no era una persona que prestara mucha atención en clases. Era demasiado distraído para eso, además no tenía mucha vocación para las matemáticas; no le interesaba en lo más mínimo despejar "x", solo quería que llegara la hora de la actividad deportiva.

Ese día el profesor Kiba les mostraría unas técnicas de taijutsu que alardeaba haber aprendido en uno de sus viajes de retiro. A pesar de ser una escuela solo de donceles y damas, el castaño era el único varón impartiendo clases. A Iruka no parecía agradarle del todo, pero la dirección lo permitió.

— ¡Presta atención a clases, Naruto! — chilló el castaño llamándole la atención, pero siempre había sido difícil retenerle. Tenía demasiada hiperactividad, por ello, iba a clases de artes ninjas al finalizar la jornada estudiantil.

Se sobresaltó y sonrió con nerviosismo para voltear su vista al pizarrón, pero es que la ventana a su lado le gritaba por explorar afuera. Al ser el tercer piso podría observar todo el recinto; las amplias canchas de futbol, basquetbol, tenis y al fondo la amplia alberca de natación. Odiaba toda la teoría, la lectura y todo aquello que no tuviera dibujito; era demasiado visual para esa escuela.

Su padre era el alcalde la Konoha, una de las ciudades con más altos índices de donceles y mujeres del país. Se hablaba mucho de ellos por su volumen, productividad y eficiencia. El año pasado había ganado un reconocimiento por la seguridad que ellos mismos brindaban.

Élite Rasengan era una escuela de alto prestigio; eran aceptados donceles y mujeres desde la edad de 6 años. Se les enseñaba materias en ciencia, deportes, artes, literatura, entre otras. Naruto sabía que amaba los deportes al aire libre, además de las artes marciales.

Su madre era su ejemplo a seguir: policía. Era una gran mujer que siempre le había enseñado la equidad sobre todas las cosas, tal vez no era el muchachito de 16 años más respetuoso del mundo, pero tenía sus ideales muy en alto. Sabía que tenía que ser más apegado a la teoría si un día quería llegar a ser alcalde como su padre, juraba que un día lo lograría.

— Neee Hinata-chan — llamó a su amiga. La chica de cabellos azulados se sonrojó y giró a verlo con curiosidad. Ambos se encontraron con la vista y voltearon a ver el reloj el cual indicaba que ya solo quedaban 5 minutos para que la clase terminara.

—Ya c-casi... — susurró.

Ambos querían salir y comenzar la siguiente clase. Hinata no estaba en la clase de actividad física, si no en una de diseño gráfico, pero aun así a los dos les picaba por terminar con matemáticas. Naruto estaba contando los segundos. Sabía que Iruka explicaba un importante tema, pero no era algo de su interés. Estaba por saltar de su asiento cuando la puerta se abrió con estruendo.

— Disculpe sensei, pero habrá un simulacro.

— ¿Simulacro? Nadie me lo notificó — contestó con cierta duda en su voz.

Naruto y Hinata se voltearon a ver en automático. Generalmente los simulacros los avisaban con tiempo, incluso sonaba la alarma y llegaban los bomberos y patrullas. Era una medida que tomaba la dirección en caso de un siniestro, tratando que fuera lo más verídico posible.

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