Omega

Capítulo cinco: Zorros.

OMEGA

Capítulo cinco: Zorros.

Kushina estaba furiosa. Deseaba matar con todo su ser a esa cosa que lo miraba tan fijamente. No sabía su nombre, ni le interesaba, ¡sólo quería despedazarlo! hacerle sentir todo ese mal que comenzaba a domarla. Una furia le cegaba por instantes en que su mente se perdía.

—¡¡LÁRGATE!! — le rugió con fuerza, mientras las garras de sus manos se extendían.

Se lanzó con rabia hacía Fugaku, pero este le detuvo con rudeza antes de que alcanzara a tocarlo. Algo estaba muy mal con la fémina, la oleada de celo no la había golpeado como a todos los demás; de repente su instinto viajaba, pero sólo por intentar lastimarlo. La habitación en la que se encontraban estaba hecha un desastre gracias a las garras de su hembra.

No sólo tenía que lidiar con la furia de Itachi o el descenso de Sasuke, sino de una mujer que no parecía dispuesta a complacerlo como todos los demás.

Le rugió y ella le contestó el grito de sumisión sin parpadear. Definitivamente ella no era normal, algo estaba mal con sus genes para terminar así.

—¡¿Dónde está?!, ¡Dime dónde está, maldita bestia!

No entendía sus palabras, pero creía saber que decía. Por el lazo que los unía comprendía que Naruto era su hijo y la preocupación latente que sentía por él. Incluso, sentía que hasta él se preocupaba por el chiquillo que debía de odiar. Suspiró deteniendo a la pelirroja.

Todos esperaban de él otro alfa y dada la fallida natalidad que se avecinaba, no le quedaba de otra que ser rudo con ella.

La tomó del cuello con fuerza contenida y la arrojó sobre la moribunda cama, mientras Kushina bramaba en cólera; trató de arañarlo, pero la esquivó con facilidad.

—¡Doblégate! — gritó con voz de alfa.

Ella sintió el jalón de su cuerpo y una poderosa energía le hizo caer de rodillas, desarrollando una inclinación ¿qué pasaba con su cuerpo? ¡¿dónde estaba su rabia?! Quiso gruñir, pero las palabras no lograron salir, su energía se había esfumado y una extraña aura la tomó por sorpresa.

Estaba excitada.

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Cuando Naruto abrió los ojos se sintió muy pesado. Estaba tan adormilado que las ganas de seguir durmiendo lo consumieron, trató de luchar contra ese cansancio, pero no lo logró, sólo un quejido lastimero escapó de sus labios y volvió a quedar perdido en la nada. Navegando entre extraños malestares que se incrustaban en su cabeza.

Sakura observó a Sasuke de pies a cabeza preocupada. Había dormido a su hembra hasta llegar a su hogar para poder cuidar del otro alfa, esperaba que realmente el lobo pudiera sobrellevar las heridas y mejorarse. No podía creer la mala fortuna que habían tenido con sus planes.

Suspiró y giró a ver al chiquillo a su lado. No pensó en mostrarle mucha atención cuando la mutación se mostró en su bello esplendor, unas curiosas orejas de zorro salieron a la luz y el grito de ella murió entre sus labios ¡No podía ser verdad! Avisó a los otros alfas de necesitar la presencia de Fugaku, mientras incrementaba la dosis de anestesia para el rubio.

Sí se despertaba estarían en verdaderos problemas.

Necesitaban llegar a su destino con rapidez.