Luna Nera // Warmi

Libro I

Medidos del siglo 17, Serra (Italia).

Acababa de amanecer cuando dos señores se acercaron a las afueras de la ciudad para depositar el cuerpo de Yzma envuelto en una sábana, a una fosa común.

Janara y Tebe se encontraban detrás de un árbol observándolo todo.

Cuando los hombres se marcharon, ellas salieron de su escondite y se acercaron a la fosa para encontrar el cuerpo de la mujer entre todos los demás.

Janara se adentró en la fosa mientras Tebe vigilaba que nadie las estuviera viendo.

Destapó un poco la sabana y pudo comprobar que era ella, con ayuda de su compañera sacaron el cuerpo y lo montaron sobre uno de los caballos, en los que habían venido, para llevarlo a Ciudades Perdidas.

Cuando llegaron a su hogar,  Mimi y Leptis las esperaban ansiosas, entre las cuatro mujeres colocaron el cuerpo en una mesa del jardín.

- Acércate Mimi - le ordenó Tebe.

Mimi un poco asustada se acercó al cuerpo de su abuela.

- No tengas miedo - reiteró Tebe.

Mientras Mimi la miraba atentamente la cara de la anciana empezó a cambiar y a tomar un aspecto más juvenil y conocido para la rubia.

- ¿Mamá? - dijo un poco asustada - ¿cómo es posible?, ¡mamá! - gritó mientras salía corriendo de allí.

La rubia se refugió a los pies de un gran árbol y comenzó a llorar. De repente subió la vista fijándola en ese árbol y entonces lo recordó.

Principios del siglo 17

La pequeña Mimi de tan solo 6 se años se balanceaba en el columpio que colgaba de la rama más grande del árbol.

La pequeña miraba a su alrededor observándolo todo mientras tarareaba una melodía.

- ¡Mimi, hija ven! - su madre la llamaba para comer.

Pero la pequeña estaba en las nubes que no se enteró de nada

- Mimi - la interrumpió de sus pensamientos Tebe.

- Es extraño, este sitio ya lo he visto antes, como si hubiese estado aquí en un sueño -

- No era un sueño, tú memoria dice la verdad Mimi -

- ¿Quien eres? -

- Acompáñame, te lo explicaré todo -

Las dos chicas fueron a la habitación donde Leo seguía descansando junto a Janara.

Mimi se acercó a los pies de la cama y le preguntó a la mujer.

- ¿Está bien? -

- Está mejor - dijo Janara

- No te preocupes está en buenas manos, ahora sígueme- añadió Tebe.

Las dos rubias salieron de la habitación dejando a Janara con el pequeño, esta le colocó la palma de la mano sobre los ojos y comenzó a recitar:

- Inite somnun, miseri mortales -

Leo cayó en un profundo sueño.

[...]

Mientras las dos rubias andaban por el pasillo Miriam las frenó.

- ¿Porque tienes ese medallón? - preguntó la del pelo rizado.

- No puedes estar aquí, necesito estar a solas con ella - dijo Tebe.

- ¿Porque le das tanta importancia a ella? - replicó rencorosa Miriam.