Voces I

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Pueblo de Serra

Cuando todo el pueblo dormía Ana salía siempre a rellenar su bolsa de colorante rojo para teñir la fuente al día siguiente.

De repente escuchó unos ruidos y se escondió rápidamente detrás de un muro, pudiendo ver como su hermana Iria y el cura del pueblo, padre Tosco entraban en la habitación donde se encontraba su padre.

Sigilosamente la morena se asomó a la venta y pudo observar lo que allí sucedía.

Iria, el padre Tosco y Carlo estaban rodeando una mesa donde se encontraba el libro.

- Quería traer a la muchacha, pero otras brujas como ella han protegido su huida - dijo Carlo.

- Informaré a su Eminencia - habló el otro hombre.

- Dile que me gustaría conocerlo pronto -

- Todo a su debido tiempo Carlo -

- Hay que darse prisa, el tiempo se agota -

Ana decidió dejar de espiar aquella conversación y volvió con sus quehaceres.

- Nunca se te ha dado bien esconderte - habló a sus espaldas Iria.

- ¿Que es ese libro?, ¿de que estabais hablando? -

- Para no creernos haces muchas preguntas -

- Se lo suficiente para saber lo que es justo -

- Te diré lo que no es justo Ana, que sólo necesitaras estar dos años en Roma para olvidar lo único que importa, tu familia -

- Me preocupo más por mi familia que por mi misma -

- Pero no te importamos tanto como esa chica -

- Ni la nombres - decía amenazándola con el dedo índice.

- No sabes nada sobre ella - apartó de un manotazo la mano de su hermana - no sabes de lo que es capaz, es una bruja Ana -

- Estoy cansada de oírte Iria, déjame en paz, tengo sueño-

Ciudades Perdidas

Cuando la luna ocupó el centro del cielo todas las muchachas rodeaban a Antalia que estaba situada sobre una mesa.

- La luna está en posición - dijo Janara - es hora de despedirnos de nuestra hermana Antalia -

Tebe cogió el mando de la situación y recitó uno de sus conjuros.

- Nec, ut soles, dabis iocos - Tebe acariciaba la cara de Antalia.

De repente una voz rompió la atmósfera en la que se encontraban.

- ¿Quien es esa mujer? - dijo el pequeño Leo desde la puerta de la habitación.

Mimi se acercó a él para decirle:

- Te vas a resfriar, ¿es que quieres enfermar? -

- Estoy bien - respondió el niño.

- Te acompañaré a tu habitación -

- Leo - dijo Tebe - esta mujer... -

- Es cosa mia, ¡cállate¡ - respondió Mimi algo enfadada.

Agachándose para estar a la altura de su hermano acarició su mejilla con ternura.

- Está mujer es nuestra madre, ella y la abuela eran la misma persona -

El pequeño se quedó un poco impactado y Mimi decidió llevarlo a la habitación para explicarle las cosas de manera más tranquila y sin la presencia de nadie.

Luna Nera // WarmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora