Presagio II

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Pueblo de Serra, Italia

Mimi caminaba por la calles del pueblo cabizbaja y escondiéndose de todo el mundo. Llevaba consigo una cesta que pretendía vender a cambio de algo de leche o pan, pero todo eran negaciones.

- Buenos días, le vendo esta cesta a cambio de un poco de leche para mi hermano pequeño, es de caña y mimbre, resistente - el vendedor la cogió para ojearla.

- Esta bien - aceptó.

Unas mujeres que estaban comparando en el puesto de al lado empezaron a cuchichear sobre Mimi, ésta las escuchó y se tapó la cara aun más con el gorro de la capa para pasar desapercibida.

- Es ella, confirmamos - dijo una de las mujeres.

Mimi se conformó con la poca leche que le dio y trató de salir de allí antes de que fuera tarde.
Sin embargo, la gente de la plaza empezaron a acorralada.

- ¡Es ella, es la nieta de la bruja! -

- ¡Bruja! -

Mimi empezó a agobiarse, recibiendo golpes y empujones de esta gente, lo que hizo que su cántaro de leche se cayese al suelo y se derramara.

- ¡Debes morir! - gritaban.

- ¡Vete de aquí bruja! -

- ¡Ya basta joder! - intervino una voz familiar para la rubia, era Ana.

- Es la nieta de la bruja, ha matado a un niño inocente, lárgate forastera -

- Es la hija de Gianbattista - se decían unas vecinas a otras refiriéndose a Ana.

- ¿Estáis llenos de bondad o de maldad? - comenzó su discurso Ana - cuando le tiráis piedras a una joven que está sola y hambrienta, no tenéis vergüenza - la rubia salió corriendo del lugar dejando a Ana con la palabra en la boca.

Mimi corrió hasta la iglesia del pueblo donde encontró en la puerta un papel pegado que anunciaba la ejecución de su abuela Yzma al día siguiente.

- ¡Condenáis a una inocente! - gritaba mientras golpeaba la puerta de la iglesia - ¡no puede hacerlo padre! -

- Yo que tú no armaría tanto escándalo - una chica de pelo muy rizado y con una capa se dirigió hacia ella.

- ¿Quien eres tú?, no lo entiendes, no sabes nada -

- Lo entiendo mejor que tú, vete, no puedes hacer nada por ella, a menos que también quieras morir en la hoguera - ante ese comentario Mimi no tuvo más remedio que hacerle caso a esa mujer y marcharse a casa.

Nada más entrar le lanzó de mala manera un puñado de verdolagas a su hermano que estaba dibujando cientos de dibujos iguales de la luna negra y los Benandantes.

- Pon esto a hervir - Leo, las lanzó al suelo.

- ¿Dónde has visto esto? - le preguntó su hermana señalando un dibujo de un hombre que él mismo había dibujado.

- Ha venido a la aldea, junto con el que anuncia las noticias, ha llamado a la puerta, ¿es un Benandante?, ¿un cazador de brujas? - su hermana asintió - ¿es verdad que van a quemar a la abuela?, dicen que es una bruja, que ha matado a un bebé, ¡tienes que decirles que no es verdad! -

- No podemos hacer nada,¿entiendes?, ve a hervir las verdolagas porfavor - Leo hizo caso y se puso con la labor.

Después de cenar se acostaron, pero solo el pequeño Leo consiguió dormir.

[...]

Ana después de asearse se dirigió al cobertizo donde estaba su padre trabajando en la hoguera para la ejecución de Yzma.

Luna Nera // WarmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora