Luna Nera // Warmi

Luz II

Pueblo de Serra

- ¡Padre! - gritó Ana entrando en la plaza del pueblo. Para su sorpresa no encontró su padre limpiando las pieles como siempre hacía, si no a su amiga Aitana, amarrada de pies y manos a una rueda.

- Perdóname amiga - se acercó a ella, sabía que el que estaba detrás de todo eso había sido su padre.

- La próxima vez que me pidas un favor me aseguraré de estar lejos de Serra - Ana la desató.

- Nos vamos de aquí, ya tengo preparados los caballos, yo tampoco quiero este pueblo -

[...]

Apenas había amanecido cuando Iria bajó a los calabozos a despertar a las brujas.

- Levantaos - las mujeres hicieron caso - desnudaos -

- No - dijo la jefa.

- ¿Preferís que llame a los demás? - las chicas comenzaron a desnudarse - el niño también -

- El no - dijo Mimi.

- O lo desnudas tú o lo desnudo yo - amenazó. La rubia se levantó y desnudó a su hermano.

Entre ellas se ayudaron a quitarse la ropa y fue ahí cuando Tebe al quitarle la túnica a Leptis, pudo comprobar su espalda llena de heridas causadas por la tortura que había sufrido por parte de los Benandantes.

Una vez estuvieron todas desnudas, Iria se dio la vuelta para no incomodarlas y fueron saliendo una a una mientras que otro Benandante le daba las túnicas que había maldecido Marzio. Había llegado su hora.

- Quítatelo - Iria arrancó el collar de Mimi - nada de joyas -

Carlo acompañado de Marzio salía de la iglesia para recibir al pueblo que vitoreaba las muertes de las brujas.

Los Benandantes se peleaban con los ciudadanos que querían apalear a las mujeres, que se dirigían a la hoguera.

Mimi salió abrazada a su hermano intentando protegerlo de la muchedumbre.

- Ocho, solo hay ocho palos - dijo Mimi mirando las hogueras, cosa que no le cuadró porque ellas eran nueve.

- Eh tú, ven conmigo - Iria agarró de mala manera la mano de la rubia separándola de su hermano.

- ¡Mimi no me dejes! -

- ¡Leo no te preocupes, estaré bien! - Miriam viendo la situación agarró al pequeño y lo llevó con ellas.

Los Benandantes se encargaron de atar una a una a las brujas a los palos de la hoguera, mientras que Mimi se encontraba en el palco junto a Carlo y Marzio ya que se pensaban que era ella la elegida y no podían dejarla morir.

Marzio agarró del brazo a la rubia.

- Este es tu sitio Mimi - Marzio la miró directamente y sus ojos se tornaron negros por completo, el mal estaba en su cuerpo.

- Pueblo de Serra - comenzó el discurso Carlo - amigos, ¿que es el mal?, el mal no es una idea, una entidad abstracta, si no que está entre nosotros, se mueve a nuestras espaldas, se esconde entre nosotros, es nuestro vecino de al lado, la anciana que sonríe mientras vende pan, un niño - señaló a Leo - o las mujeres, que han decidido rechazar a Dios, y abrazar el culto de la brujería, ¡miradlas! - todo el pueblo se giró para mirar a las brujas - parecen iguales a nosotros, pero no lo son, pero ya no hay que tener miedo, pronto el pueblo de Serra quedará libre del mal, como ya prometí - todo el pueblo aplaudió.

A la señal de Carlo, un Benandante acercó su antorcha y la prendió para quemar a las brujas. Sin embargo un voz masculina de entre toda la gente habló interrumpiendo el acto.