El jueves, a un día del momento en que estaremos juntos y solos, un día del que no paraba de pensar, Kat se sentó a mi lado en la clase con cara de perrito triste.—Así que, antes de que recibamos las pruebas, estaba pensando que necesito asegurar buenas notas desde el principio. Tenemos que reunirnos para estudiar juntos porque, maldita sea, creo que voy a salir mal.
Suspiré mientras abría el libro de biología.
—Sí, yo también. Saqué dos tercios de la prueba. No había ni leído el último capítulo y me olvidé por completo de la prueba, así que no estudié.
Kat se inclinó como si fuera a decir un secreto o un chisme de los buenos.
Bajó la voz y dijo:
—Sí, me lo estaba imaginando, porque eres mucho más inteligente que yo, y hasta yo sabía la respuesta, pero él te llamó a propósito. ¿Qué fue eso?
Mi corazón latía con fuerza, y mi sonrisa fue un poco forzada. ¿Él se había dado cuenta de que me estabas tratando de manera diferente que a todos los demás? Me encogí de hombros como si no fuera nada importante.
—No sé, creo que él estaba tratando de mostrarme algo. El tipo de sacar el miedo y hacer que todos se tomen más en serio las clases. —Pasé otra página del libro, a pesar de no haber leído la anterior—. Sólo sé que no voy a cometer el mismo error, eso es seguro.
Él soltó una risa irónica.
—Sí, tal vez ese era su plan, hacer que la gente supiera que iba a llamar a los que no estaban prestando atención. Fue medio rudo, ¿sabes? Ahora, estoy totalmente paranoico en olvidar un trabajo y terminar pasando tanta vergüenza como tú.
—No pasé tanta vergüenza así, —argumenté, de repente a la defensiva, aunque sabía que él estaba diciendo la verdad—. Quiero decir, él tiene razón. Yo no había leído el capítulo ni nada y salí muy mal en la prueba. Sin oportunidad de haber acertado más de la mitad.
Antes de que pudiéramos hablar más, tú te levantaste y caminas te al centro del salón con una gran pila de papeles en sus manos.
—Muy bien, chicos. Tengo las pruebas aquí y voy a entregarlas. Recuerden que las tres pruebas de esta materia representa la mitad de la nota de ustedes, y algunos van a necesitar incluso ir atrás.
Con eso, miraste a la primera prueba, te acercaste al chico obsesionado con camisetas de fútbol americano en el borde del semicírculo y pusiste la hoja volteada hacia abajo en su mesa. Lo vi hacer la señal de la cruz antes de girar la prueba y luego saludar a un compañero con irreverencia.
—¡Dios mío, estoy tan jodido... —susurró Kat.
Me reí, pero las palmas de mis manos sudaban. Mis padres me matarían si tenía una mala puntuación en esta materia. En cualquier materia. Para ellos, ser reprobado estaba fuera de cuestión. Era algo que le sucedía a los demás, con las personas que no se preocupaban por el futuro ni cualquier cosa.
Pasaste por nosotros y pusiste la prueba de Kat en su mesa antes de ir a otro estudiante a tres mesas de distancia.
—¿Cómo te fue? —Pregunté, resistiendo la tentación de inclinarme para ver, en caso de que Kat no quisiera mostrar.
—Asco. Sesenta y uno —dijo él, frunciendo el ceño.
—Da para pasar—le dije.
—¡Raspando! ¡Tirará mi promedio abajo, y yo quiero ser enfermero! La biología es un medio importante. Necesitamos estudiar.
—Sin lugar a duda. No puedo hacer otra prueba así. Mis notas se van a marchitar y morir —bromeé, tratando de fingir que no estaba volviéndome loco.
Nunca había sacado una baja calificación. En la vida. El perfecto Park Jimin, preparado para una universidad de la Ivy League desde el primer año de la escuela primaria, no tuvo bajas calificaciones.
De repente, allí estabas tú, deslizando la prueba en mi mesa, moviéndola rápidamente, como si ni siquiera estuviese allí. Respiré hondo y giré la hoja, y lo que vi me dejó completamente inmóvil.
A.
Me diste una A.
—¡Mentiroso! —Susurró Kat, tocando mi brazo—. Lo hiciste súper bien. ¡Genial! Todo correcto. Bueno, ahora sé quien me va a enseñarme cuando estudiemos juntos.
Me diste una A, Jungkook.
Yo sabía que no la merecía. Tú me diste esa A. Golpeé tantas preguntas, ¡no podría haber sido sólo suerte! No merecía esa A, de verdad.
—Sí, uh, creo que estuve mejor de lo que pensaba —dije, colocando la prueba rápidamente en la carpeta, la culpa subiéndome por la garganta y haciéndome jadear.
¿Cambiaste mis respuestas, Jungkook? Nunca más quise mirar esa prueba, entonces no verifiqué. O las cambiaste o simplemente escribiste una nota falsa encima de la hoja, y encontré que no quería saber cuál de las dos cosas había sucedido. Dijiste que la palabra "secreto" parecía inmoral, pero esto era peor.
Mi boca se secó, y había una horrible sensación en la boca de mi estómago que parecía más una bola de boliche.
No llamaste mi nombre por el resto de la clase, como lo hiciste el martes, ¿por qué simplemente no me hablaste?
Quería decirte algo justo allí, cuando la clase había terminado, pero sabía que no podía, sabía que necesitaba más tiempo para hablar, que los cinco minutos entre clases. Por otra parte, iría a tú casa el viernes.
Su dirección en la tarjeta de cartón estaba pidiendo salir de mi bolsillo.