Uf. Necesité detenerme unas horas después de tanto escribir.Horas que no hice más que permanecer tumbado en la cama mirando hacia fuera, mirando la lluvia correr por las ventanas. Sé que puedes estar esperando esta carta, que talvez la necesites. Ya sabes, el punto es que, mientras escribo, no sé exactamente dónde estas. Mis padres casi no me dejan salir de la habitación, más la casa, y me desespero por saber lo que esta sucediendo contigo. Es por eso que estoy escribiendo tan rápido como puedo.
Pero tuve que tomar un descanso, porque pensar el día en High Rock casi me mata, y tuve que parar, tomar un baño largo, vaciar la mente. Porque ese fue el momento en que todo cambió. El punto sin retorno, el momento que te miré y salté por el acantilado, a sabiendas de que nunca más, que nunca renunciaría a mis sentimientos.
Sé que todo esto es mi culpa, y es difícil de soportar. De todos modos, estoy listo para decirles a los demás. Porque el día en High Rock fue sólo el comienzo para nosotros, no el fin, como temí en ese momento de nerviosismo cuando te alejaste antes de besarnos.
Nuestro paseo fue un sábado, y pasé la mañana mirando tu página de Facebook, con la esperanza, de alguna manera, que la actualizaras, que mencionaras un fin de semana increíble. Perdí la cuenta de las veces que mis dedos se cernían en el botón. Agregar a los amigos.
Yo sabía que no podía hacer eso. Sabíamos que teníamos que esconder todo lo que estábamos haciendo, pero, Dios mío, yo quería algún tipo de contacto contigo, y no habíamos intercambiado números de teléfono. Así que, ese día agonizante de sueños y pensamientos y el deseo de verlo, lo único que me quedaba era esperar.
Pensé en sentarme en la base de la montaña Peak todo el día, con la esperanza de conseguir un vistazo de ti, pero sabía que no irías, que High Rock había sido tú gran fin de semana de senderismo.
Así que después de vigilar tu Facebook, me acosté en la cama y me quedé mirando los idiotas pósters que había pegado en el techo antes del primer año de la escuela secundaria, soñando despierto contigo y con el ceño fruncido a la foto del boy band3.
Y, después de tres horas, no podía soportar ver las barrigas llenas de baches, a los diotas uniformes de bombero. Tomé la silla de la computadora, subí y traté de no perder el equilibrio en el asiento, que giraba y se deslizaba, saqué las tachuelas y observé el primer póster flotando al suelo. El sonido del mismo contra el suelo fue gratificante.
Luego giré la silla hasta el, aplastándolo, y subí de nuevo para arrancar el siguiente póster.
Luego otro.
Luego, caminé por la habitación y arranqué de la pared el ramillete ya seco que había ganado en el segundo año, el baile que fui con mi compañero de laboratorio y tuve la noche más épicamente aburrida de mi vida. Pertenecía al año pasado.
Después, tiré los pedazos de entradas de cine fechadas de hace cinco años. Había una de cuando vi Cars2 con mi hermano. Cars 2, Jungkook. Parecía extraño pensar en ello ahora, pero no fue hace mucho tiempo, vi una película de animación para niños no mucho más joven que yo.
Salí rápidamente de la habitación, bajé las escaleras cada dos escalones, agarré una bolsa de basura debajo del fregadero y regresé. Metí todas esas cosas infantiles y tontas en la bolsa, un pedazo de hoja a la vez. No era más un niño, y esta habitación parecía un museo de mi infancia. No coincidía a lo que me estaba convirtiendo. Quién era contigo. Luego me volví hacia el armario. Todavía tenía los pantalones de chándal del campamento de sexto grado en alguna parte, aunque casi no me cabía. Y mi uniforme de educación física de la escuela primaria. Tres pequeños pares de zapatos. Sí, ya era demasiado viejo para ellos cuando mi madre los compró, pero el hecho de que siguen en el armario me avergüenza mas de que haberlos usado.