Capitulo 4 (Cita)

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Querido diario.
Los últimos días han sido extraños, aunque supongo que debería acostumbrarme ya, después de todo mi vida, siempre es complicada… Aún no acepto la propuesta de Clarke, para ser honesta lo estado evadiendo este parte de días. Tampoco se lo conté a Lizzie porque seguramente me dirá que acepte. Y no quiero que influya en mi decisión. Aunque si le conté que recupero mi cuadro, lo que le pareció un lindo gesto. Lo cierto es que lo fue. Pero todavía no se que pretende con ello.

¿Fue una prueba de Paz? ¿Oh un gesto de amistad? Es difícil saberlo y me es difícil de entender. La razón me dice que fue con las mejores intenciones. Que confíe en Clarke. Pero mi razón me a fallado ya. Las últimas veces que confíe me traicionaron. Después de todo lo que eh vivido es difícil confiar.

Ayer fue el día del recuerdo, cómo cada año, debemos escribirle a los que perdimos, lo firmamos lo doblamos, lo dejamos en el cementerio. Tocamos una campana y decimos el nombre de cada uno de los que hemos perdido. Desde niña siempre me pareció una locura hacer ese tipo de cosas.

No es que me sorprenda la tradición, soy de Nueva Orleans. Ahí los funerales los celebramos con fiestas, ahí Jazz en lugar de silencio, baile y fiesta en lugar de tristeza. Cuando perdí a mi madre así fue su funeral, me volví loca a medio recorrido, no pude soportar tanta alegría en medio de mi dolor y tristeza. Estaba mal, y estaba sola.

Ahora cada día del recuerdo Emma dice que es terapéutico escribirle algo a mis padres. Y tocar la campana en su honor. Pero ¿Porque escribirle a los muertos? ¿Realmente sirve eso de algo?  Prefiero no pensar en eso. Porque en días como estos. Solo puedo recordar qué soy la chica que toca la campana más de una vez.

Porque mis padres están muertos, dos de mis tíos también lo están. Mis abuelos igual. Mi familia es reducidamente escasa. Y en parte soy la culpable de ello. Y pese a que todos digan lo contrario, jamás lo dejaré de creer. Mi madre murió por mi culpa. Y mi padre igual.

Caroline dice es bueno llorar a los que perdimos, pero yo creo que llorar no sirve de Nada, la tristeza sigue ahí, el dolor, continúa y con cada lágrima solo recuerdas lo débil que eres y la falta que te hacen las personas.  El día de ayer como los últimos tres años, me acompaño a tocar la campana en honor a mi padre junto conmigo.

Ella también perdió a su padre y a su Madre casi a la misma edad que yo. Así que ambas sabemos lo que es el dolor de perder a nuestros padres. Solo que ella puede visitar la tumba de su padre. Mientras que yo no puedo, porque no tengo una tumba sobre la cuál llorar. A veces quiero creer que está vivo, y en alguna parte del mundo, como cuando era pequeña. Eso disipa un poco el dolor. Pero el día del recuerdo, se que no es verdad. Es que está muerto y jamás lo volveré a ver, sin importar cuánto lo desee.

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Hope limpió sus mejillas cerrando el diario, al oír que tocaron a la puerta. Guardo bajo su almohada el diario y limpió nuevamente los rastros de lágrimas que habían quedado sobre su rostro.  La voz de su amiga detrás de la puerta le aviso de quién se trataba.

—Adelanté. —Respondió aún desde su cama. Lizzie entró y negó en desacuerdo al contarla tan encerrada.

—Necesito tú ayuda. Y tú escondida aquí. —La cuestiono molesta. Mientras corría de golpe las cortinas. Hope cerró los ojos a causa de la luz del sol que entró.

Nunca más (Holarke) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora