CAPÍTULO 26

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Kim Soo Ah

Sentí cuando Donghae salió de la habitación. Disimule estar totalmente dormida, no quería que me volviera a preguntar nada, por qué sino yo misma explotaría y le contaría sobre nuestro hijo. Pasado un rato, me levante y me fui a duchar. Luego de aquel horrible sueño donde Joon Hee estaba haciendo daño a mi bebé y alejándolo de mi, necesitaba relajarme un poco. Solo era un sueño, nada más que un sueño. Escuche la puerta abrirse y supe inmediatamente que se trataba de Donghae.

—Buenos días— dijo sonriéndome una ves entro al cuarto de baño.

—Buenos días— le sonreí de igual manera—. ¿Me pasas la toalla? Por favor— Donghae asintió.

—¿Descansaste bien?— me pregunto una ves me extendió la toalla.

—Si, aunque no como hubiera querido.

—Debes descansar más. Aun te ves agotada.

—Estoy bien, no te preocupes— dije envolviéndome con la toalla.

—¿Segura?— pregunto enarcando una de sus cejas.

Asentí. No estaba bien, pero debía de fingir. Tenia que hacerlo.

—De acuerdo...— cedió en abandonar el tema—. Te venia a decir que tengo que volver a la cuidad.

—¿A la cuidad? Pero, ¿por que?

—Tengo que presentarme ante ese infeliz de Park Joon Hee. Solo iré para evitar que sospeche algo. No nos conviene que sospeche de mi.

—Esta bien, pero por favor...— me acerque a él y lo abrace—. Cuídate, ¿si?

—Siempre— me sonrió y luego me beso.

No quería que se fuera, pero mantenerlo aquí todo el tiempo, me haría explotar. Por la seguridad de nuestro hijo, no es conveniente que él lo sepa, aun no es el momento.

—¿Cuándo regresaras?— le pregunte mientras le ayudaba hacer su maleta—. Es demasiada ropa como para pasar pocos días, ¿no crees?

—La verdad es que...— se detuvo y se volvió a mi.

Algo no me estaba gustando, y él claramente lo sabia. Ya comenzaba a conocer su forma de ser. Aunque todo mi ser lo conoce, mi memoria no lo hace, pero sé que poco a poco lograre recordarme de él.

—A ver...— tire de lado la pieza de ropa que estaba doblando para ponerla en la maleta—. ¿Que pasa? ¿Que me estas ocultando?— con que moral le reclamo, si yo soy la descarada que le esta ocultando la existencia de su propio hijo.

—Ven, siéntate— me acerco y me siento en la cama, mientras él se arrodillo frente a mi—. La razón por la que empaco mas cosas de lo que debería llevar, es por que no estaré solo unos dos o tres días— lo mire detenidamente—. Es por que no podré volver dentro de dos semanas y media.

—¡¿Que?!— exclame a la misma ves que me levante de la cama y me alejaba de él. Caminaba de lado a lado con la mano en mi frente. Me había tomado de la sorpresa.

—Cálmate, ¿si?— intento tomar mi mano, pero no se lo permití.

—¿Como quieres que me calme? Me estas diciendo que te iras por dos semanas y media y para la casa de ese desgraciado— estaba agitada y angustiada a la ves—. Y si descubre que tu fuiste quien me saco de esa casa, te hara daño...— mis lagrimas comenzaron salir, productor de la preocupación y el miedo de perderlo nuevamente.

—Tranquila...— me abrazo y poso varios besos en mi cabeza—. Si veo que esta sospechando algo, te prometo que saldré de esa casa lo mas rápido posible.

Más allá de tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora