•Kimetsu~no~yaiba• One-Shots♡ *En Pausa*

♡Kyoujurou Rengoku♡

Yandere

Advertencia: es el primero que escribo de este tipo, y no sé sí quedó bien jsjs, asi que, no me odienpls♡

Mis días como cazadora de demonios comenzaron a los 13 años, partí joven la vez en que fui encontrada por uno de los pilares tras haber perdido a toda mi familia en manos de Muzan Kibutsuji.

Hoy, ya con 17 años puedo decir que he tenido una buena vida, hermosos amigos, y el amor de una nueva familia compuesta por quién me encontró y entrenó.

— Ya basta—dije entre risas, él llevaba rato haciendome cosquillas—, no te dire quién me gusta, Rengoku-san.

Pero él insistía en sacarme la verdad con su método de "castigo".

— No te dejare ir de aquí hasta que me digas quién es, ______.

Hablaba entre risas, aunque su mirada parecía curiosa e inquieta.

— N-No sé de d-dónde sacaste eso jajaja!—chillé apenas por las cosquillas, estaba aguantando mis ganas de golpearlo.

— Te escuche hablar con Mitsuri—murmuró—, creo tener el derecho de saber quién es el suertudo.

Mis ojos brillaron cuando dijo el nombre de la pelirrosa, en ese momento el recuerdo de nuestra conversación llegó a mi cabeza.

                        *FlashBack*

— ¿Por qué preguntas eso?—dije mientras aclaraba mi garganta, la pilar del amor me pilló desprevenida.

— Lo veo en tu mirada—dijo entusiasmada—, últimamente pasas más en las nubes que aquí, incluso ahora te he pillado en tus pensamientos.

Me crucé de brazos, inflé los cachetes corriendo la mirada.

— Anda, _______. Dime, puedes confíar en mí—añadió con la voz suplicante, Mitsuri está obsecionada con las relaciones de pareja—. Por algo somos mejores amigas, ¿no?

La miré amenazante, siempre suele usar ese argumento a su favor sabiendo que no puedo negarme ante eso.

— Está bien—susurré—, te dire quién es.

                     *Fin FlashBack*

— Así que es él—murmuró Rengoku mientras dejaba de hacerme cosquillas.

— S-Si—respondí aún con el cuerpo inquieto, me senté frente a él y suspiré agotada—, pero no le digas nada, por favor.

— ¿Uh?—el rubió dobló un poco su cuello alzando también una ceja—, ¿aún no le dices?

— Me da pena hacerlo—chillé fingiendo un llanto falso—, y ¿sí me rechaza? ¿que tal sí no le gusto?

— Sería el más idiota de los pilares—soltó a secas, lo miré con atención por su rostro tenso.

Pensaba preguntarle qué sucedía con él y su reacción, pero los gritos irritados de mi cuervo fuera de la residencia empezaban a fastidiarme, el pobre lleva un buen rato esperando a por mí.