Ocho

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Como todos los días, se levantó temprano, se organizó y fué a clases.
Su cintura y cuello dolían, había dormido boca abajo tras contar el dinero que tenía reunido durante el último año y ni siquiera estaba cerca de tener 200 dólares ,con lo poco que había reunido a lo largo de esos siete meses, para ser exactos, había hecho gastos que ahora le parecían innecesarios, si no los hubiera hecho talvez estubiese mas cerca de la cantidad que su madre le pedía.

Su mañana había sido bastante tranquila por lo que había tenido algo de tiempo para buscar opciones para solucionar su situación ,y tenía totalmente claro que no descubriría con exactitud quien había tomado ese dinero ese mismo día y el momento en que lo descubriera tenía que tener pruebas sólidas para respaldar su acusación por que tan solo su palabra no serviría de nada y por lo pronto tenía la fuerte corazonada de que la autora de ese problema había sido Lucía.

Cambió su ropa por el calentador que era su uniforme de deportes con cuidado y junto a sus compañeros se dirigió al coliseo de baloncesto y comenzaron con la clase.

-Hoy la clase va a ser recreativa, pero vamos a hacer un corto calentamiento antes, comiencen a trotar.- y todos entre quejas en voz baja comenzaron a trotar en circulos siguiendo los bordes de la cancha ,mientras como siempre que el calentamiento iba a ser todo menos, corto su profesor les contaba alguna anécdota para entretenerlos un poco.

Al trote le siguieron 50 abdominales, 50 flexiones, 50 suicidios y para descansar un poco (según su profesor ) 50 saltos de tijera y fué entonces que sintió algo en su espalda rasgarse un poco y a riesgo de que su profesor la regañara por no hacer bien el ejercicio decidió que solo levantaría los antebrazos.

Entonces sucedió, su profesor notó lo que hacía y decidió que ella debía ser un ejemplo de como se debía hacer el ejercicio.

-Señorita Weidenfeld, ya que el día de hoy se encuentra con más energía que nunca, por qué no viene al frente a mostrarles a sus compañeros como se hace el ejercicio?- Y ella mandando al diablo su suerte pasó y se detuvo junto a su profesor para comenzar a hacer los saltos de tijera tal como debía hacerlos, entonces sintió las costras en su espalda despegarse por completo y algo tibio resbalar por ella y rogó a cualquier ser espiritual que pudiera escucharla que la camiseta no se pegara a su espalda dejando ver que es lo que sucedía allí.

No tubo suerte por supuesto y una vez acabó con el ejercicio el mismo profesor le dió un par de palmadas en la espalda para enviarla de regreso a su puesto junto a sus compañeros por lo que si su camiseta no se había ensuciado antes ahora definitivamente debía estarlo.

Solo avanzó un par de pasos antes de que su profesor la detuviera y se acercara a ella poniendole encima su chompa y en voz baja le habló.

-Porqué tiene la espalda tan lastimada? Vaya a la enfermería.- Ok, debía ir a la enfermería pero podía no llegar y solo ir por su abrigo y en su casa curaría sus heridas, entonces el profesor soltó otra orden.-¡Señor Gates lleve a su amiga a la enfermería!- Si, genial, no podría escapar fácil ahora.

Salieron en silencio hasta que ella quiso desviar su camino.
-Hey, el profesor dijo que debías ir a la enfermería. Porqué? -

-Le dije que me dolía la cabeza.- Tom la miró desconfiado.
-Estás mintiendo.-

-No, le dije que me dolía la cabeza pero sabes que odio sudar, lo hice por que ya estaba cansada.-Tom negó con la cabeza.
-Eres una floja- Entonces sonrieron y ella agradeció la fama de floja que había ganado entre sus amigos.

El resto de las clases fueron normales y llegó la hora de salida, se despidió de Tom quien iba a visitar a Alan que aún debía mantener reposo y se dirigió directo a su casa para cambiar su ropa e ir a casa de la señora Jones, aún debía acabar el trabajo pendiente con ella y había decidido que le pediría un préstamo para liberar momentáneamente la presión de su madre sobre ella hasta descubrir quien había tomado ese dinero.

Sacarse la camiseta del uniforme fue todo un reto pues esta se había pegado a su espalda y heridas.

Las limpió tan bien como pudo y se puso ropa oscura y se encaminó a casa de la mujer que sería su salvación , pero no debió imaginar que sería fácil.

Tras media hora de rogarle a la señora Jones que le prestara el dinero esta había accedido con la condición de que le dijera para que iba a usar ese dinero por lo que se hallaba en una encrucijada, si mentía y la señora Jones lo notaba iba a perder la confianza que la señora le había dado y no quería eso, y por otro lado aun conociendo poco a la señora Jones sabía que si alguien lastimaba o dañaba a una de las pocas cosas o personas que le importaban ella era capaz de caerle a palos y no quería que de ningún modo aquella viejita audáz se metiera en problemas.

Así que decidió que le diría la verdad con retoques.-Son para mi madre. -le dijo- hace poco perdió esa cantidad y yo me comprometí a reunirla pero no lo logro aún.-

La señora Jones la observó tratando de averiguar si era verdad lo que decía y ella esparaba que su nerviosismo fuera confundido con vergüenza.
Aún cuando realmente sentía mucha.

- Voy a prestarte los docientos dólares pero vas a devolvérmelos con trabajo, ok?. Así que mantente al pendiente.- Ella solo asintió efusivamente mientras le agradecía una y otra vez tras recibir el dinero y una vez terminado su trabajo regresó a su casa levemente tranquila.

Ahora solo debía descubrir quien fué el ladrón y creía saber cómo.










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