Nueve

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Era el momento,  su corazón latía a mil por hora y sentía que en su estómago había un dinosaurio brachiosaurus haciendo pataletas.
Acercó la mano lista para golpear la puerta pero antes de hacerlo el dinosaurio en su estómago saltó con más fuerza y comenzó a caminar de lado a lado frente a la puerta de la habitación de su diabólica madre sin termjnar de darse el valor para golpear la puerta.

-Ok,  ok, calmate de una vez Sefora, que a este paso no vas a hacerlo nunca.- Entonces golpeó y para su vergüenza fué tan suave que estaba segura de que su madre no lo había escuchado, aún así se quedó en completo silencio por si acaso pero no hubo sonido alguno del otro lado.
Respiró profundo y golpeó otra vez con más fuerza en esta ocasión escuchado un amortiguado "adelante" y tomó todo el aire que sus pulmones le permitieron y pasó tratando de lucir segura y no como un cervatillo recien nacido con sus piernas apenas dándole algo de estabilidad.
-Aquí está tu dinero, madre. - dijo estirando el brazo que tenía el sobre con el dinero pero Rose no había volteado a verla demasiado ocupada en decidir cual sería el conjunto adecuado para ese día.
-Creí que dijiste que tu no lo habías tomado. -

-Yo no lo tomé. -

Rose volteó a verla entonces con un sonrisa arrogante.
-Si, tu no lo tomaste porque tendrías que devolver algo?- y Sefora sintió su rostro arder mientras bajaba despacio el brazo que había mantenido alzado.
-Acabas de darme la razón,  tu te robaste el dinero,  y no es por cuánto tomaste sinó por que no debe perderse nada en esta casa.-

Maldición,  eso era completa y desgraciadamente cierto,  pero ella seguía sin ser quien había tomado ese dinero;  Rose estiró su mano y Sefora le entregó el sobre con ganas de correr fuera de esa habitación de una vez por todas pero su madre tenía en mente algo más.

-Muestrame el dorso de tus manos.-
-Pero yo...-
-Muestrame tus manos. - Y ella obedeció y su madre ni corta ni perezosa soltó sobre sus manos el primer golpe con un pequeño cinturón y a ese le siguieron más hasta que su madre decidió que el castigo había sido suficiente.

-Si vuelve a desaparecer un gano de polvo de esta casa voy a quemarte las manos,  ahora largo.- y ella no necesitó que se lo repitiera.

Bajó a la cocina en busca de algo de hielo, seguro tendría moretones para más tarde.

Entró directo hacia el congelador y buscó algo de hielo y agradeciendo que la cocina estaba momentáneamente vacía se quedó un rato colocando el hielo intercambiando las manos, entonces entró Fayde.

- oh mija,  cómo estás?, escuché que te está acusando tu mamá de haberte robado un dinero.-

-las noticias vuelan.-

- uy mija, si supieras, las paredes aquí tienen oídos.-

Sefora sonrió leve, -estoy segura de que fue Lucía, pero no puedo comprobarlo. -

-Fue ella.- Sefora regresó a verla seria, esa información podría ayudarla, si se lo decía a su madre talvez...
No, no iba a servir de nada,  por supuesto Rose no escucharía lo que la cocinera tuviera que decir,no, probablemente la despediría y no estaba segura de poder sobrevivir sin Fayde en esta casa de locos.
-Tu...la viste?- Fayde comenzó a ver hacia todos lados por si alguien más escuchaba luciendo completamente nerviosa.
-Yo la ví, la señora dejó su bolso en uno de los sillones de la sala principal y la señorita Lucía estaba sentada allí con su teléfono, salí un momento y cuando regresé la ví guardándose un dinero, no pregunté nada pero ella se puso muy a la defensiva cuando entré-
Sefora cubrió su rostro con ambas manos sintiéndose impotente, Lucía había sido la primera en gritar frente a su madre que había sido ella quién tomó el dinero aún sabiendo que no había sido así, la había enpujado sin miramientos para ser devorada por un león. Vaya familia.

Waiting for loveWhere stories live. Discover now