Canción

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La habitación estaba en silencio salvo por el ruido insistente de unos pasos. Algunas veces se interrumpia por el roce de las telas. Aizawa Shota no paraba de dar vueltas por el salón. Los espejos brillaban gracias al refeljo de algunas antorchas y velas. Intentó volver a razonar con los demás, repitiendo otra vez, incansabe, el mismo argumento que había dicho por primera vez al ver la transmisión de la carnicería en la que se había convertido el clan Otani aquellas tierras fertiles.

—Si llevamos un par de héroes podremos al menos sacarlos de allí.

—¿Sacar a quienes Aizawa-san? —Preguntó Vlad en un suspiro detrás de su espejo.— Estás en tu casa, en tu Clan muy lejos de allí. Tardarías una hora en llegar y llevan dos horas desaparecidos. Han muerto ya 3 de ellos, quedan unas cuantas mujeres y Kiyoshi Yukiya... Es una pena lo de esa chica y sus hermanas, meteriamos en problemas a la academia. Ni un Clan se atreve a desobedecer el Clan Ōtani.

—¡No podemos quedarnos parados miéntras matan a inocentes! ¿No es eso la deficion de héroes?

—Aizawa... Somos exorcistas, capturamos espectros y seres malvados nos llaman héroes por eso... No podemos ir en contra de un Clan —Comentó Endeavor—. Mi Clan no hará ni un movimiento.

Aizawa enfadado colgó. Si nadie se dignaba a dar ayuda sería el quien fuera solo, cogió su caballo y tras sujetar con fuerza las riendas dio camino hacia el Clan Yukiya-Higan.
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Sus manos pasaron por el torso del chico tumbado en el suelo. Se veía derrotado, listo para dejarse llevar hacía el reino de las sombras. Su propia espada lo mantenía preso contra el suelo como si fuera una manzana de caramelo. La sangre salía a borbotones de su estómago. Tenía heridas por todo el cuerpo.

Nezuko se cayó de rodillas al suelo. Ya no aguantaba las lágrimas, estás mojaron la mejilla de Kiyoshi, el llanto de la menor lo había despertado, y como para no, el corazón de cada uno que veía esas imágenes se desgarraba a al escuchar los gritos de Nezuko.

Abrió con pesadez los ojos intentando enfocar la vista. Sus labios formaron un fina sonrisa mientras estiraba la mano tratando de tocar el rostro de su prima. Nezuko las cóndujo hasta su rostro. El dedo pulgar del chico manchó la la mejilla de Nezuko con sangre.

—Te dije que no volvieras... ¿Tus hermanas?

—Se las a llevado Momo. —Kiyoshi sonrió satisfecho.— Han heri-do a Yuno con una espada en la espalda, Kiyoshi... Los chicos no se mueven... Hakuko, Hakuko no me responde... Sango y Nanami tampoco... —Hipó.

—No los he podido salvar Nezuko... Mataron a Genko y a Hado tan rápido que no podía ni verlo. Hakuko al parecer estaba dando guerra pero... No he podido proteger ni a mí mejor amigo... La barrera se desizo y comenzó a entrar tanta gente por tantos lados... ¿Sabes, Nanami logro lanzar tres flechas a la vez? —Sonrio y Nezuko imitó el gesto.— Se puso tan contenta... Nezuko, cuida de tus hermanas y hazme el favor de irte de aquí... Los espejos muestran donde estamos. —Señaló el cielo, estarán a punto de venir todos a por ti. —Nezuko negó— Aquí ya no te queda nada, está todo convertido en ceniza... A Zinshu lo mataron intentado quitar ese dichoso sello... Torue logro crear un agujero, perfecto para el felgaduchi de Zinshu

—Claro que me queda algo... Me quedas tú Kiyoshi... Los cuerpos de ellos, hay que enterrarlos no los voy a dejar pudrir aquí o que los incinere esa maldita sabandija...

Kiyoshi sintió las vibraciones del suelo.

—Están viniendo vete...

Nezuko puso su Guqin en sus rodillas.

La Horquilla de Jade〘Historias de Jade 〙Aizawa ShotaXOCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora