Parte XIX

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Tres días llevo en la base, solo me alimento, entreno y decanso, no he salido para nada, ni siquiera a la entrada para respirar aire fresco, a Adrien lo he visto de pasada en los entrenos como al resto. Los entrenamientos son cada vez más duros, Gabriel me exige demasiado pero he conseguido mejorar, ya me defiendo mejor y esquivo los ataques.
Acabo el entreno y se me notifica que a la tarde no tendré entrenamiento, y lo agradezco en silencio, si demuestro debilidad el siguiente entreno sera mas duro.
Termino de ducharme en los baños del piso de las habitaciones, me visto y me dirijo a mi habitación, en la puerta me encuentro con una impaciente Emilie cruzada de brazos y dando pequeños golpes en el suelo con la punta de su bota,
- Por fin niña!! - tirando de mi brazo hacia las escaleras, - te esta esperando Nathaniel, y esta de un humor horrible.
- Quién...? - digo siguiendola.
La sigo hasta la biblioteca, cuando entramos observó que en una esquina hay un hombre de espaladas, alto y delgado, su cabello naranja-rojizo brilla por la luz que entra por la ventana.
- Aquí la tiene Señor kutzberg - el pelirrojo se giro con un porte altivo y vanidoso.
Me miró de arriba a abajo, se acerco a mi, me tomo del mentón y giro mi cara de izquierda a derecha, me examinaba con sus ojos verdes, sin pronunciar palabra. Dejo mi menton con delicadeza, me tomo mis manos y las observo, me colocó un mechon de pelo detrás de la oreja derecha, su silencio me intrigaba,
Busca algo...
Emilie nos obeservaba desde uno de los sillones sentada con las piernas cruzadas, nos miraba en silencio. Ese silencio me empezaba a incomodar. El hombre levanto uno de mis brazos y me dio un delicado giro, me solto y se separo un par de pasos hacia atrás,
- Ya tengo suficiente, cuando lo tenga listo, les haré saber. - y se marcho
Me dejo boquiabierta, que había sido eso?,
- Me explicas que ha pasado? - exigo a la rubia,
- Ese hombre es un pintor de gran reputación entre los clanes, con solo observarte ya te memoriza y pinta de memoria.

Nathaniel Kutzberg

Alemania, 1797, la Edad Contemporania hizo resurgir a muchos pintores en toda Europa. En una pequeña ciudad, un joven pelirrojo pintaba a la hermana pequeña de la família, encerrado en su habitación con apenas unos pinceles viejos, pintaba maravillas.
Aquel pelirrojo de ojos verdes, tímido y sensible en su niñez, con los años se convertio en un hombre más bien serio.
Su afición por la pintura le abstraia de la realidad. Su familia de clase media-baja, en un sistema inculcado por la iglesia no ayudo en su evolución como pintor. Los pintores más adultos asombrados por el don del joven, en vez de alentarlo a pintar lo envidiavan y más cuando su asombrosa manerad e pintar se hizo eco en las ciydades y pueblos de los alrededores.
Su suerte empeoró mucho más, cuando duques, marqueses y nobles solicitaban sus servicios.
Apenas saboreó su éxito cuando alguien anónimo lo acuso de estar bajo el echizo de un demonio, y por supuesto su apariencia no ayudaba mucho, mucha gente en aquel entonces creía que el color de su cabello era a que estaban malditos de nacimiento, incluso los mismos curas y frailes evitaban estar cerca de esas personas. Estaban en el ojo de todos, y al mínimo error los ejecutaban o los echaban del pueblo o ciudad.
Se encontraba en las mazmorras para su ejecución, la noche tan oscura que ni las estrellas se apreciaban, el ruido de un búho se oía a lo lejos era su única distracción. Se dejo caer en un rincón de su celda, se rendía a su destino, la muerte.
Un fuerte ruido en la verja lo desperto, una sombra se acerco hasta él,
- Levantate!! - exigió con voz gutural.
El joven se levanto sin ganas, había llegado su momento o eso es lo que pensó, no se veía ni rastro de alba como en un principio le anunciaron que sería su muerte. La sombra lo acompaño hasta el final de uno de los pasillos de las mazmorras, se quedaron de frente a una gran ventana que daba a un foso de tierra, lo agarró y lo levanto sin esfuerzo alguno como si fuera un saco de patatas, salto por la ventana. El pelirrojo cero sus ojos esperando el golpe contra el suelo, nunca llego, en su lugar un ligero golpe, pero de la impresión del salto se desmayó.
Cuando despertó estaba en una cama, observó su alrededor encontrándose con una habitación hermosa y decorada con gran lujo, se levantó y miró con sigilo hasta la ventana, era de noche, no reconocía el lugar, un jardín rodeaba toda su visión, se armó de valor y salió de la habitación, al salir encontró un pasillo con mas habitaciones que daban lugar a una escalera, bajo despacio admirando la estancia, grandes lamparas adornaban los techos, las grandes ventanas vestían hermosas cortinas, etc.
Un hombre alto, le esperaba sentado en un sillón,
-Por fin despiertas- la misma voz de la sombra de su cárcel.
Nathaniel estaba asombrado de su apariencia, era pálido, con el cabello negro como la noche, sus ojos negros y opacos.
Aquel hombre lo había salvado de morir ahorcado, un capricho para aquel vampiro que admiraba el don para la pintura que aquel joven poseía.
Lo había convertido esa misma noche cuando llegó a su mansión.

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Me encontraba en aquella hermosa biblioteca esperando a la tan buscada guerrera. Cuando recibí la llamada del Clan, mi egocentrismo creció de una manera inmesurable.
Indagué en su historia, la guerrera llamada Ladybug era la más complicada de encontrar en ilustraciones, o retratos antiguos, llevaban varios siglos buscando a la portadora de la creación. Y yo la iba a retratar.
Me empezaba a impacientar por su retraso, escuche la puerta y a Emilie presentarme a la muchacha. Pequeña y hermosa como la describen los antiguos escritos. Pelo azabache que contrastaba con su blanca piel, y que decir de sus ojos, azules como zafiros.
Una combinacion irresistible.
La joven desprendía una mezcla de inocencia y sensualidad,
Y su olor....debe ser deliciosa.

Miraculous (The Reds) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora