Parte XXIII

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Marinette

El viaje al aeropuerto
se me estaba haciendo insufrible por la compañía del rubio, apenas me hablaba y si lo hacía era por algo de la misión. Tenerlo cerca con su perfume me atormentaba, mi cuerpo lo añoraba.
Solo me lo había encontrado en fugaces momentos por la base, solo me sonreía y se marchaba, y yo tampoco sabía que decirle.
En el aeropuerto y el avión fue similar a excepción de unos roces sin propósito, lo notaba tenso y serio. En el avión se paso todo el viaje leyendo la prensa o mirando por la ventanilla.

Ya en el hotel cambió un poco el semblante al hacer el chek-in.
Al entrar a la habitación no resistí mas y me quite los tacones, no entiendo porque tenemos ue ir vestidos así, no ed que me dolieran los pies pero es incomodo tener que ir todo el día erguida e intentar caminar con delicadeza, mi ojos se fueron a la cama de matrimonio, me ofusque más todavía, teníamos que compartir cama en esa situación.

Adrien llamo a Max, yo me senté en la cama escuchando la conversación, por lo visto hay cambios. Cuando se acabó la llamada él se puso cómodo, me recordó al día que le lleve la botella de vino, y en ese momento me sentí estupida e ilusa. No había rastro de cariño,  sentía que me evitaba a momentos.
Eres una ingenua.
Esa ingenua que al principio se hace la dura y luego cae como tonta con cuatro caricias y un cumplido.
Desistí cuando el me ignoró cuando cruzamos miradas, mi mirada cayo a mis pies y sentí como un nudo se acomodaba en mi garganta y la secaba.
No vas a llorar
Mi subconsciente me recrimino, tenía que ser fuerte, porque tampoco es la primera vez que te pasa, tratar de comportarte como si hubiera pasado nada entre ambos, saca tu orgullo y hazle ver que no te derrumbas por nadie. Bonitas palabras que te aconsejan pero que luego  ponlas en práctica.
Tan sumida estaba que no percaté de su cercanía, se había sentado a mi lado en la cama  tumbado con las manos en la cabeza,
- No sabes lo difícil que esta situación para mi,- dijo mirando al techo, - no solo para ti.
Se sento y me cogió una mano,  se la acerco a los labios y me beso en el dorso de esta, su mirada se clavaba en mis ojos, puede que fuera yo pero sus esmeraldas estaban opacas, no había rastro del hermoso brillo que normalmente tienen.
- No tienes que darme explicaciones Adrien,- conteste sin ganas, - no soy una niña-
No eres una niña... solo eres estupida.

Mi conciencia era mi peor enemiga en ese momento, él suspiro sin soltar mi mano,
- Yo tampoco sé que hacer- miraba mi mano. -
Yo lo miraba y no me salian las palabras, nunca fui buena manejando ese tipo de situaciones, estaba bloqueada.
- Entonces porqué nos ponen juntos? - intentando que no se notará mi molestia.
- Tenemos que estar juntos, somos compañeros. - dijo intentando sonar firme.
- Ya....ok!- me solté de su agarré y me levanté, me puse los zapatos, cuando me disponía a coger una tarjeta de la habitación, me detuvo,
- Adonde crees que vas? - me tomó por la muñeca,
Me giré y lo mire molesta, 
- Me voy a dar una vuelta, el Hotel tiene una hermosa terraza, segun la recepcionista- pegué un tirón para soltarme de él.
- Ya oíste las órdenes, no puedes ir sola! - con voz tajante.
- Me has ignorado todo el camino, en la base no me dejaban salir y ahora tampoco puedo!! - lo enfrenté irritada. -  Estoy harta!! - Grité.
Sí, estoy teniendo un berrinche.
Adrien me miraba y apretaba su mandíbula,
-En serio! Dijo entre dientes - He pasado por lo mismo, y sabes lo peor? - me arrinconó contra la puerta- que sí no me ciño a la misión, Gabriel me castigará.-
Su mirada me intimidaba, hasta ahora no habíamos tenido ningun enfrontamiento. Sus esmeraldas se clavaban en mis ojos, estaba cabreado.
- Esta bien,- desvíe mi mirada hacia el suelo y lo intenté apartar con mis manos en su pecho- Lo siento, esperaba que fuera diferente y pudiera salir un poco.- lo volví a mirar.
Me aparte de él dándole la espalda, el remordimiento se apoderó de mí. Siempre era así, me enfadaba soltaba todo y luego me arrepentía, él paso por lo mismo y yo estaba ahí exigiendole.
Sentí como sus brazos me rodeban y me abrazaba, - Te he dicho que para mi tampoco es fácil esta situación- aspiró en mi cuello, me erice toda. - no sabes las ganas que tengo...- depositando un beso en el, - pero no podemos dejarnos llevar...-
Me removi de sus brazos y me gire quedando de cara los dos,
- Es...por el castigo? - pregunté con recato.
- En parte sí, en parte no - con voz calmada.
- Entonces? - sin dejar de mirarle.
Adrien me solto y me acarició la las mejillas con sus manos, nuestros cuerpos estaban muy juntos, apoyo si frente en la mía, suspiro con pesar, beso mi frente y se separó.
- Vamos a cambiarnos de ropa y iremos a dar una vuelta por alrededor del hotel- me dio una sonrisa traviesa - si llaman de la base diremos que estamos en la terraza del hotel, que te parece?-
Sonreí como niña que se sale con la suya y asentí con la cabeza. Saque de mi maleta unos jeans ajustados y una camiseta, lo sustituí por el vestido y los tacones, para completar el atuendo me puse la chaqueta de piel negra y unos botines altos.
Estaba tan contenta con la idea que me cambié delante de él sin pensar, cuando me giré Adrien había cambiado su traje por unos jeans y una camiseta, no pude evitar comérmelo con la mirada, el traje le quedaba espectacular, pero verlo vestido de calle era impresionante, su camiseta negra se le ajustaba a su marcado abdomen y a sus brazos. Unas bambas y una camisa casual conpletaba su estilo.
Me pregunto si estaba lista, le dije que sí y salimos para la calle.

Nos encontrabamos en el barrio de Part Dieu, lleno tiendas y mucho trafico de gente, era ideal para pasar desapercibidos, era hora punta para pasear, había momentos que la gente se metía entre nosotros por ir más deprisa. Obsevabamos las calles sin perdernos de vista y cerca el uno del otro. En un momento alguien en bici paso demasiado cerca de mí y me choque con él, me ruborice por lo torpe que me sentí, el me sonrió y me cogió de la mano entrelazando nuestros dedos, una corriente eléctrica paso por mi manos me recorrió entera,
- Creo que es mejor ir cogidos, hay demasiada gente ahora- me guiño un ojo con picaresca.

Que estará pensando...

Al rato de estar dando vueltas me ofreció parar a tomar algo en una hermosa terraza que hacia esquina y con vistas a un pequeño parque. Nos sentamos y un camarero nos dejó un menu y carta de bebidas en la mesa, y dijo que volvia en dos minutos.
- Que vas a pedir? - le dije con curiosidad,
- Una cerveza, y tú? - me miró estrañado por la pregunta.
- No sé, hay algo que no deba? - no hable muy alto, sabía que comida no, pero podría cualquier líquido?
- Cualquier líquido puedes, pero si lleva alcohol si que te hace efecto. - sonrió y se saco la camisa.
El camarero volvió y tomo nota de la cerveza y un té helado para mí, Adrien había llamado la atención de otra mesa con tres chicas que no paraban de hacer  comentarios algo obscenos, desde untarle nata hasta caramelo, " no nena, con caramelo me lo comía yo," las otras preguntaron porque no nata, " el caramelo cuesta más de sacar,conclusion, más para chupar", las tres reían del comentario, lo que no me imaginé es que soltará una carcajada el rubio. Me sorprendí, pero claro si yo las oigo el también, y su ego varonil le habra crecido al menos tres puntos.
-Te  diviertes, verdad? - lo mire divertida, pero en el fondo me molestaba, nos acabamos de sentar, pero aparte una le empezó a coquetear de lejos.
- Es original- río divertido.
Me levanté con la escusa del baño, no quería oir ni ver, quizás elbesta acostumbrado a eso pero yo no. Me metí al baño y lave mis manos y acomode mi flequillo con los dedos, suspiré y salí para mi mesa, cuando llegue Adrien me sonreía con burla,
- Te ocurre algo? - dando un trago- O tienes celos? -
- Tan evidente soy? - me señale con un dedo hacia mi cara.
- Sí - solto una carcajada - Pero yo tambien debería estar como tú y no lo demuestro. - confesó con una mirada intensa.
- Lo dices por decir- le insinué.
- Crees que solo me miran a mi, verdad? - se acerco a mi oído, - cuando te levantaste toda berrinchuda, hay una mesa de cuatro chicos que dijeron cosas muy sucias de lo que les gustaría hacerte, uno te quería poner en cuatro, - sentí su lengua en mi lobulo, - otro quería tu tentadora boca en cierto sitio, uno le preguntaba a otro si tienes los labios del coño como los de la boca? - y soplo en mi oreja, - y sabes que?? - susurró con una voz tan varonil que hizo que mi intimidad palpitara. - Que yo también quiero hacerte todo eso... - su boca se comió la mía,  sus labios tan suaves, su lengua se enroscaba con la mía dejando un rastro de saliva, su beso  brusco e intenso.
Nuestras labios se separaron cuando su telefono sonó,
-Es Max- se levantó para pagar.

Me dejó más caliente que una perra en celo, sus palabras me sonrojaron pero el beso fue activar todas mis hormonas y mis ganas de él.
El tiempo de estar en la base fue más llevadero, estaba tan agotada y aun así las duchas de agua fría en mi cuerpo no hacían efecto, añoraba sus besos y caricias, su voz varonil susurrandome cosas cuando estaba dentro de mí, lo deseaba  tanto.

Miraculous (The Reds) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora