Capítulo XXXVIII

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Marinette.

Al día siguiente mi único interés era y es saber algo más del diario.
Entrene con mis compañeros tensa y bastante antisocial, cuando me preguntaban algo respondía con monosílabos o frases cortas.
Me duche rápida y fuí con Max, la esperanza de saber algo me carcoma por dentro.
Cuando este me dijo que de momento no había nada, que seguía buscando me desinflen como un globo.
La verdad que el chico era un superdotado o cerebrito, mis expectativas estaban puestas en él.
El día se me estaba haciendo largo, decidí dar un vuelta por los alrededores.
El sitio es pura naturaleza, el bosque que nos rodea es bastante frondoso y el clima tampoco es que ayuda. Siempre hay llovizna o alguna nube que no te permite ver el sol.
Así que la idea de ver un atardecer se me esfumó por completo.

Algo empapada llegue a la base, me metí en mi habitación para cambiarme, estaba aburrida de estar allí metida sin poder hacer nada.
Alya apareció en mi puerta vestida con ropa normal,
- Hola chica!! - dijo con ánimo - Vamos a tomar algo al pueblo, te animas? -
- Hola Alya, esto... - quise reponder pero me corto.
-Vamos! Anímate, esto está muy aburrido, es sabado! Salgamos de esta cueva. -
Que razón tiene, esto es una cueva de mierda en la que nada es lo que parece. Y aunque algunos sean distantes,  otros como Alya, Nino o Emilie son más agradables. Y bueno, Adrien no sé donde ponerlo...

Me vestí similar a Alya que llevaba pantalones y top ajustado con la chaqueta de piel, al menos podré usar la ropa nueva.

Alya conducía un todo terreno cantando toda canción que ponían por la emisora de radio. Verla así, es como si fuéramos amigas de toda la vida llendo a tomar algo. Me sacó más de una risa con algún gallo al cantar, pero lo cierto que creo que lo hace a propósito para hacerme reír.

El pueblo ha resultado no tan pequeño como parece cuando pasas de largo. Paramos en el que parece el único bar del sitio. Hay bastante gente en la puerta fumando, motos de alguna banda en la puerta aparcada que nos miran al dirigirnos a la puerta.
- Hey tío mira, la muñeca que pedí a Santa Claus! - grito uno.
Seguimos de largo entrando en lo que ya no parece un bar muy normal, a mi parecer parece más un antro de motoristas y camioneros.
-Vamos! Ni caso les hagas, - Alya se burla -.
Alya camina con paso seguro hasta una mesa, la sigo mirando a mi alrededor, no bajo la guardia. Cuando alzó la vista al frente mis ojos se paralizan con la mirada esmeralda de Adrien que esta sentado con Nino, este saluda a Alya y la obliga a sentarse a su lado.
Mierda, Alya me ha echo una encerrona.

Adrien.

Tener a Marinette lejos me estaba pasando factura. No habíamos coincidido en casi nada y ella me evitaba a toda costa.
La noticia de los supuestos atentados parece que a Gabriel tampoco le estaba dando ninguna importancia. Se me hacía estraño y más con el regreso de Marinette y Emilie no quisiera que fuéramos a investigar.
Ni una palabra, se dejaba ver lo justo y necesario, y eso era solo en los entrenamientos, después desaparecía.

Cuando volvió del templo, intenté hacercarme sin éxito, ella entrenaba y se encerraba en su habitación.
No me siento bien con la situación, yo no la busqué, debería de haber desconfiado de las palabras de Gabriel en la fiesta, los Nachzehrer también son una desconfianza para mí, tan herméticos con sus movimientos y tan sádicos con sus gustos.
Pregunté a Max si había descubierto algo y era poco y nada. Solo más ataques.

Hablé con Nino y Alya sobre los ataques, ellos también desconfiaban de que algo nos ocultaban, parece que el resto del equipo estaba al tanto pero no les importaba demasiado.
Hablamos de hacer una salida al pueblo y hablar junto con Marinette para saber de qué lado estaba.

El bar era un antro para motoristas y lo peor del pueblo y alrededores, pero era lo único cerca de la base.
Un par de barras, varias mesas a un  lado del sitio y enfrente una mesa de billar, lo básico para un bar.
Nuestra presencia no pasa desapercibida, somos los niños monos, las pocas mujeres se giraron a repasarnos con la mirada, nada discretas. Según se rumoreaba en el pueblo somos militares de algún grupo especial.
Nos sentamos en una mesa apartada y pedimos un par de cervezas, Nino ha elegido un sitio mirando hacia la puerta esperando a las chicas,
- Que te tiene inquieto, amigo? - El me mira de reojo sin apenas quitar la vista.
- Me gustaría intentar algo con Alya y tu seguro que no me lo pondrás fácil. -
-Yo? - vaya sorpresa - Sabes que no me interesa, a que viene esa actitud? -
-Es muy simple amigo, cada vez que hay alguna misión te me pegas como lapa, y no me das oportunidad de estar con ella a solas, entiendes ahora? - estaba serio, casi molesto.
Me acomodo en la silla soltando una carcajada,
- Vaya, vaya...sabes que con Marinette estoy algo distanciado por lo que pasó, así que tranquilo, mi idea es hacer las paces con ella. -
- Tantas ganas le tienes? - se burla de mí.
- No más que tú con la morena, o me lo vas a negar? - nos reímos a la vez, cada uno viene con un objetivo. - pero recuerda que hay que hablar del otro tema.

Alya y Marinette aparecen por la puerta, ahora sí que se lío, los hombres del bar las miran con ganas, no van vestidas demasiado provocativas pero si que hay que aceptar que son hermosas y llamativas a comparación de las otras mujeres.
Alya saluda con una sonrisa enorme, la azabache en cambio tuerce la boca, es un gesto de desagrado. Tengo la seguridad que la morena no le ha dicho que yo iba a estar aquí.
Se sientan, pregunto que van a querer y voy a la barra a por sus bebidas.

Marinette esta sería y Alya le saca la lengua en burla, ella y Nino son tal para cual ideando planes.

Bebemos y expongo el tema de los ataques, la azabache se asombra pero expone el percance que tuvimos en España. Alya y Nino se sorprenden de no haber recibido ningún aviso de alerta. No sabemos si sólo era exactamente por Marinette o hay la posibilidad de que nos ataquen a los demás.
Alya expone investigar por nuestra cuenta, con la tapadera de visitar nuestras propiedades o simplemente viajar.

Nino rompe el hielo preguntando donde encontró su prodigio. La conversación se vuelve más amena, ya no está tan tensa y da pie a que los demás expliquemos los nuestros.

Nino.

- Quería morirme cuando Max me dijo donde buscar. - hace gestos para divertir a los demás - Nada más y nada menos que en las islas Galápagos. -
La cara de la azabache era de curiosidad total, abría los ojos y le brillaban como si estuviera viendo un documental, y que decir la cara de bobo que pone Adrien verla reírse.
- Me tocó ir con aquí el rubio! - lo señalé. -  No me ayudó en casi nada, solo hacía que alborotar a las mujeres que le coqueteaban sin parar. -
- Vamos, no fue para tanto! - Adrien le quita importancia a la frase, cuando la azabache le mira con disimulo.
- Al final lo encontré dentro de un gran caparazón de tortuga, estaba abandonado entre una maleza lleno de serpientes y arañas. Me gustó tanto el caparazon que le pedí a Max que hiciera un portal para poder llevármelo sin que me arrestaran, ahora lo tengo colgado en una pared de mi habitación. -
- Y tú dónde Alya? - Marinette le pregunta.
La morena pone los ojos en blanco y resopla,
- La verdad es que mi historia es muy aburrida, me tocó ir con Kagami, y ya saben que carácter tiene esa mujer.  Me aburrí como una ostra, - explicaba con una sonrisa en la boca.
No puedo negar que seguro que tengo cara de imbecil cuando la miro porque Adrien se le escapa la risa cuanfo me mira.
- Lo encontré en una tienda de cosas de segunda mano y baratijas en Alaska. Lo único bueno fue el viaje, las vistas eran preciosas. Por lo demás ya se pueden imaginar. - da un trago enorme a su cerveza.
Miró a la azabache pensando que le preguntará al rubio, lo mira por un momento y desvía la mirada hacia Alya, esta me mira y le alzo las cejas para que haga algo.
- Vamos Marinette, no quieres saber sobre Adrien? - ella la mira sin saber qué decir. Y es que esta mujer no se calla nada.
- Eh...claro sí, - duda en qué decir -  si es que quiere.. -  se miran el uno al otro, Adrien le mantiene la mirada y ella se la retira a los segundos.
Parece que la pequeñaja le va a dar más guerra de la que el cree.
- El mío lo encontré en la  Pirámide Escalonada, en Saqqara Egipto. Fuí con Gabriel, la verdad que no fue fácil acceder, en aquellos años no habían muchos arqueólogos y hacernos pasar por uno no nos daba ninguna garantía. Tuvimos que pagar bastante para obtener un guía que hablará nuestro idioma, y más cuando tuvimos que explicar que queríamos entrar en la Pirámide e incluso dormir si hacía falta.
Teníamos que ir totalmente tapados para no empezar a quemarnos por las altas temperaturas del día, y aprovechar la noche para entrar dentro. Nos costó casi dos noches encontrar la sala del faraón Zoser.
Me costó encontrar el anillo. Ese faraón estaba bastante loco, lo encontré dentro de la boca de su gato momificado, que estaba metido en una ánfora entre escombros. - el rubio no dejó de mirarla a pesar de que ella le apartase la cara por momentos, él la miraba con mucha intensidad. Alya y yo sentíamos como se deseaban, así que porque no aprovechar para elaborar mi propio objetivo:

Alya.

Continuara....

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