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══•🇺🇸•❀𝑬𝒔𝒕𝒂𝒅𝒐𝒔 𝑼𝒏𝒊𝒅𝒐𝒔❀•🇺🇲•══

Realmente no sabía si había valido la pena cruzar el mundo sólo para ver a mi padre unos instantes, seguía siendo una deshonra para él, junto a mi hermano Canadá por no haber seguido sus pasos en la Mafia Europea, es decir, no siempre puedes obtener lo que quieres y yo quería su aprobación más que nada, crecí bastante bien junto a mis hermanos, pero eso no fue suficiente, siempre deseé que padre me presumiera orgulloso con sus colegas, por ello me esforcé más que los demás, pero Canadá siempre era el elegido, así que lo tomé para mí, lo arrastré conmigo a la Mafia Americana para arruinar a padre, porque el quería a "su adorado hijo estrella" a su lado, pero ¿eso era lo correcto? No podré saberlo a ciencia cierta, ya que conseguí que padre comenzará a aborrecer mi existencia.
Aún así, seguí esforzándome más, obteniendo bastantes logros, consiguiendo que padre me mirase de vez en cuándo, y eso era suficiente para mí, entonces, ¿qué hago aquí, bajo la nieve? Manteniendo una vaga e ilusa esperanza de obtener algo de él, por esa tonta esperanza continúe siendo "el hijo ideal" qué padre jamás notó.

«Sigue así USA, sigue así...»

Pero tenía un secreto, un secreto que nadie debía de saber, absolutamente nadie y aún así, mi padre se enteró ¿cómo lo hizo? No tenía ni la menor idea, pero lo hizo, claro, ya tiene tiempo, pero eso influye en la manera en la que me trata.
¿Cuál es ese secreto qué tanto oculte? Es sencillo, adoro tener penes dentro del culo. No puedo decir con certeza desde cuándo me di cuenta de que no me interesan las mujeres, pero sí puedo decir que desde mi adolescencia he estado con hombres.
Recuerdo cómo si hubiera sido ayer el día que mi padre se enteró.

—Dad, ¿podré salir esta noche? –lo miré sonriente–. He hecho absolutamente todo lo que me pediste, incluso me encargue del cadáver que Canadá dejó en el garaje.

—¿Irás a que te den cómo la puta qué eres? –dijo sin dejar de leer su periódico–.

—¿P-Perdón...? Dad, ¿de qué está hablando?

—No te hagas al imbécil USA, sé lo qué has estado haciendo cada vez que "sales" –y por primera vez en mucho tiempo me miro, pero sus ojos demostraban desprecio y asco–. No puedo creer que seas mi hijo.

Ese día decidí no salir de casa, me quedé encerrado en mi habitación, sin comer durante días y padre no hizo nada, el único que demostró algo de interés fue Canadá y por eso, me volví algo "apegado a él".

Pero ahora estaba en Rusia, dónde padre estaba, en una reunión con el señor URSS probablemente. Pensar en URSS me hacía pensar en sus hijos, y pensar en ellos me hacía destacar al más alto y atractivo de todos; Rusia. Cuándo éramos niños me sentía culpable por pensar que él era guapo, pero conforme fuimos creciendo me dí cuenta de que no tenía porque sentirme culpable, al contrario, tenía que sentirme agradecido por tener la oportunidad de conocerlo, hijo de comunista, él realmente era digno de "compartir" su atractivo con el mundo.
Bien, ahora estaba triste y solitario, me quedé mirando al cielo y cómo es que este dejaba caer pequeños copos de nieve, sonreí torpemente, el frío que hace aquí no se compara al frío que hace en casa y aún sabiendo eso, vine vistiendo cómodas y tontas ropas, tal vez congelarse en este lindo lugar no es una mala idea después de todo, suspiré considerando la idea de rendirme y volver a casa, hasta que escuché una voz que me hizo estremecer.

—¿R-Rusia? –dije apenas me volteé a verlo, él lucía jodidamente genial con su casaca y todo el paquete de vestimenta, no pude evitarlo y le dedique una sonrisa–. No sabía que estabas por aquí... Pensé que está zona era blanca, pero si no es así, puedo esperar en otro lugar...

«Esperar ¿qué? Bien dicho Estados Unidos.»

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Y ante mis ojos estaba él de nuevo, no sé cómo extrañaba tanto contemplar su rostro, sus ojos que lucían confusos pero a pesar de haber pasado tanto tiempo seguían teniendo ese pequeño brillo que siempre admire... si no fuera que una leve brisa helada me hizo recuperar la conciencia en instantes... pasaría tardes escribiendo a detalle sus encantos de las maneras más cursis que alguien pueda.

Odio esta parte de mi.

—H-huh... –sentí como si fuera el pequeño de antes, no le hablé en mucho tiempo y realmente en varios momentos perdí las oportunidades de hablarle pero esta vez podrá cambiar ¿no es así? el es simplemente un viejo amor ¿verdad?, tengo mejores cosas en las que ocuparme que pensar en lo que realmente siento. Aclaré mi garganta un poco y me atreví a hablarle–. Lamento la interrupción, USA; pero noté de tu presencia desde mi... departamento... –señalé con el pulgar hacia donde estaba la ventana de la habitación. El lugar donde estaba él sentado, estaba cruzando la calle desde donde se encontraba aquel gran departamento donde vivía.
Según mi padre, vivir en zonas de clase media te haría pasar desapercibido de los enemigos con mayor facilidad... claro, pero tener la habitación decorada lujosamente era muy obvio a mi parecer...

Hubo un breve silencio, podía notar que estaba confundido; no le veo el problema a eso, somos de mafias distintas, enemigos; y lo más probable que quiera hacer sea matarme en cuanto pueda y vea que estoy distraído.
Pero aún así él quiera hacerlo, ya no siento ese miedo como antes, ya viví mi juventud 'al máximo' y con los placeres de la vida (𝒎𝒖𝒋𝒆𝒓𝒆𝒔, 𝒇𝒊𝒆𝒔𝒕𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓𝒐𝒍𝒂𝒅𝒂𝒔, 𝒅𝒓𝒐𝒈𝒂𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒅𝒆𝒍 𝒓𝒂𝒓𝒊𝒕𝒐 𝒔𝒆 𝑱𝒂𝒑𝒐́𝒏, 𝒎𝒖́𝒔𝒊𝒄𝒂 𝒅𝒆 𝒎𝒊𝒆𝒓𝒅𝒂); no tengo quejas ni nada por la que querer quedarme con vida.

—Hey, ¿no te importaría entrar? Adentro hay calefacción y bebidas calientes y esas cosas que llevar a la boca si es que quieres.

No le culparía si se negara, di la media vuelta dirigiendome a la puerta de aquel gran lugar departamental claro esperando a que me siguiera; en ese lugar no pasaba mucha gente... tal vez un par a la distancia que probablemente se preguntaban que hacía... esperando a que él probablemente venga conmigo, porque no tengo nada ni a nadie más; tal vez si podría charlar con él un poco, sentirme vivo con ese tibio sentimiento en el pecho que me impulsa a sonreír inconscientemente en mis sueños.

Una llama tan diminuta de esperanza hizo correr mi corazón nuevamente, al escuchar sus pasos detrás mío, volteé a verle de nuevo y era cierto. Estaba ahí, no sé cómo sentí las ganas de querer sonreírle... tal vez la bala en mi cabeza pueda esperar.

—Heh, lamento el desorden de antemano... –saqué las llaves de la puerta abriéndola, que daba a la vista el largo pasillo con la alfombra roja del lugar y a decir verdad ese pasadizo apenas estaba bien iluminado y daba un aire realmente deprimente, la caja de correos de todos los vecinos que vivían ahí algunas de estas llenas de mensajes respecto a pagar deudas o de familiares lejanos, el ambiente era más cálido que afuera. Subí las escaleras hacia donde estaba la puerta hacia el lugar donde vivía mientras en el rabillo del ojo veía al otro mirando el lugar con curiosidad; dentro todo estaba ordenado la verdad (𝒆𝒙𝒄𝒆𝒑𝒕𝒐 𝒎𝒊 𝒉𝒂𝒃𝒊𝒕𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒍𝒍𝒆𝒏𝒂 𝒅𝒆 𝒉𝒐𝒋𝒂𝒔 𝒚 𝒅𝒊𝒃𝒖𝒋𝒐𝒔... 𝒚 𝒍𝒊𝒃𝒓𝒐𝒔 𝒕𝒊𝒓𝒂𝒅𝒐𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒅𝒐𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓... 𝒎𝒂𝒍𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐́𝒏), pero daba igual ni que él fuera allí por alguna razón... realmente no tenía las visitas de casi nadie y mi padre pues... era estricto respecto al orden ya que suele venirme con las excusas de que uno de sus viejos aliados, el viejo de USA adicto al té, solía visitarle seguido... raramente lo veía yo y a decir verdad es alguien muy... curioso a decir verdad.

En fin, dejé a entrar a USA; mientras llevaba la falsa ilusión y el tonto deseo de no querer dejarlo ir nunca de mi.

Simplemente... 𝒏𝒐 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒊́𝒂.

𝑵𝒐 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐.

𝑶𝒅𝒊𝒐 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒓𝒎𝒆 𝒕𝒂𝒏 𝒂𝒕𝒓𝒂𝒊́𝒅𝒐 𝒂 𝒆́𝒍.

𝓥𝓸𝓭𝓴𝓪 𝔂 𝓒𝓱𝓸𝓬𝓸𝓵𝓪𝓽𝓮   ᚛𝐑𝐮𝐬𝐀𝐦𝐞᚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora