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DESTINO O CASUALIDAD


  Los humanos confundian muy seguido a los Ángeles caídos con los de la muerte.

  Los Ángeles de la muerte venían por parte de Dios a traer la paz y curación de las almas que habían hecho las cosas correctas y siguieron un buen camino, para así, guiar a estos de manera cuidadosa al cielo, siendo su destino final.

  A pesar de ser nombrados como su cargo lo indica, aún así eran seres celestiales (eso no se ponía en duda). Pero esto no quería decir que fueran presencias completamente sumisas (oh frágiles), ya que también tenían su carácter autoritario, el pensamiento de hacer lo correcto y si tenían que tomar medidas drásticas, estaban preparados para ello.

  Por el contrario los Ángeles caídos u «oscuros» pero comúnmente nombrados de manera famosa por los humanos, conocidos como «demonios», tenían la tarea específica de guiar a las almas perdidas hacia el Hades, muchas veces haciendo trabajos sucios o traviesos a los vivos pero sin ningún respeto por estos y mucho menos, en efecto, con alguna emoción o cuidado.

  Así claro está, también estaban preparados físicamente para Asuntos mayores, que tendrían que recurrir por medio de acción violenta.

  Hace milenios atrás culminaron las guerras por parte de estos bandos, que por ahora, aunque suene difícil de creer, habían llegado a un acuerdo de paz estando en sus respectivos lugares. Realizando solamente el trabajo que les toca sin tener interés alguno por el bando contrario, mientras no haya un motivo o razón sumamente grave para causar conflictos entre ellos, entonces todo continuará siendo como lo es actualmente sin problema alguno.

  Tanta incredulidad e ingenuidad tenían los humanos que para Jungkook, era un punto de entretenimiento lo increíblemente raros que eran, no en todo momento tenía trabajo o cosas de más importancia que hacer, y ahí era cuando aprovechaba su tiempo para observar más sobre la conducta de estos seres.

  Encontrándose en un punto de la ciudad con sus ojos oscuros y profundos hacia las personas que pasaban por el lugar, posó su atención solo un momento en una pareja.

— ¿Porqué están tan juntos? ¿Acaso no les incómoda? — Arqueo una ceja pensativo, volviendo a tener en cuenta que no obtendría una respuesta para esto (aunque no comprendía para nada), continuó observando y, de repente lo que vio logró que este abriera los ojos como platos en modo sorpresa. Notando como hacen contacto físico con sus bocas, no obstante, causando un gesto de asco y disgusto en su rostro.

— eso es asqueroso no puedo seguir viendo esta abominación.

  Desvío su mirada, su cabello de un tono negro intenso y largo pero no lo suficiente, solo llegando poco menos cerca de los párpados inferiores ubicados debajo de sus brillantes ojos, actuando de forma inmediata por el movimiento suave y refrescante del viento que lo golpeaba, detectando sutilmente algo que por un segundo lo dejó a la expectativa. Podría estar incluso en plena oscuridad (el cual no era el caso) que reconocería esa vestimenta con el tan emblemático color blanco que lo caracterizaba, sin darse cuenta su curiosidad se hizo mucho mayor acercándose un poco más, quería cuestionar con sus propios ojos.

  Se percató que era un chico con la piel lechosa de textura tan jodidamente suave y delicada, que no era necesario tocarla para saberlo, un par de grandes y llamativos ojos cristalinos de un color azul, que reflejaban algo inexplicablemente fuera de este mundo, justo bajo estos una nariz tan solo un poco respingada dándole un toque tierno. Labios acorazanados, esponjosos, grandes y de un delicado color carmesí. Cabello sedoso con suave tonalidad dorada, que emanaba un brillo cálido por los rayos del Sol, su cuerpo estaba cubierto por una camisa manga larga holgada con pliegues que le adornaban el cuello y el final de cada manga.... Pantalones (que por supuesto eran blancos como la prenda superior) poco más arriba de su cadera, resaltando con un fervor llamativo su cintura delgada, pero muy bien moldeada, finalizando un poco suelto (sobre sus tobillos) dejando a la vista sus descalzos pies. No había visto alas (ademas de las suyas propias) tan hermosas en lo que había vívido, blancas y brillantes que aún estando sin dar movimiento alguno, atraían tanto de lo sublimes que estas eran.

Dulce Condena [кσσкν]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora