10 ) 2020

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Su atención estaba totalmente enfocada en la ciudad que había mejorado demasiado, habían muchos edificios y negocios, además de mucha gente por las calles, luces y de más, no estaba acostumbrado a todo eso. Sin saberlo sus ojos estaban brillando y una pequeña sonrisa se asomaba por sus labios, pero sólo uno de los chicos se fijó en él, admirandolo con impresión debido a que no lo había visto de esa forma.

Salió de su fantasia cuando el auto frenó. Miró al frente y vió como el resto bajaba pero no hizo lo mismo. Admiró el hospital, dejando de lado el hecho de que se le hacía conocido, estaba tan cerca de su mejor amigo ahora. Christopher estaba ahí dentro... Todo su cuerpo estaba temblando y tan tenso que no pudo moverse, estaba nervioso y estaba sudando a pesar del frío que entraba por la ventana.

— Felix.

Sorprendido miró a su derecha y observó a Minho con la mano extendida, al parecer abrió la puerta y ahora estaba esperando a ayudarle a bajar. A pesar de que se intentó convencer de que podía solo, esta vez no quería hacerlo solo, por lo que aún temblando tomó la mano ajena y no dudó en que éste se dio cuenta de los nervios debido al sudor en su mano.

Al bajar finalmente del auto sus piernas temblaron un poco pero gracias al agarre del pelinegro pudo sostenerse de pie. Aún así tras eso lo soltó.

— Sígueme.

Acató las órdenes de Chan, quien lo guío hasta el interior del hospital el cual era enorme pero como ya se mencionó, le era familiar. Continuó caminando, adentrándose en demasía; A su alrededor habían personas y más personas, comenzaba a intimidarse.

— Venimos a ver a Christopher Bang Chan, es mi abuelo. —dijo el rubio a la recepcionista, quien asintió con una dulce sonrisa antes de registrar la visita.

Luego la misma le indicó por dónde ir y las instrucciones y reglas que todos debían seguir, tras aceptar aquellas condiciones avanzó por donde ya se le había indicado, llegando al cabo de unos minutos al exterior de una habitación.

— ¿Quién irá primero? —preguntó Minho.

— Yo. —respondió de inmediato— Después ustedes dos. —sonrió—. Debo decirle que alguien más viene a verlo, ya sabes cómo es, Minho. Puede asustarse un poco.

"Sí, tal vez..." Pensó Felix.

Minho y el pecoso se sentaron a esperar después de que Chan entró a la habitación. No hablaron ni se miraron. Además de que era incómodo por alguna razón; Felix no tenía las fuerzas para pensar en ese momento, estaba intentando mentalizarse para soportarlo y no llorar pero le era muy difícil. Así que probó enfocarse en otra cosa, por lo que dirigió su mirada a otra parte, topándose así con el perfil del pelinegro, era bonito, era de esos chicos que mirabas y podías decir "no puede ser, estás tan bonito."

Su nariz, delineó la facción de ésta con su mirada y después pasó a sus labios, brillaban por el reflejo de la luz pero también porque eran un poco rojizos, costaba creer que no eran por maquillaje sino por naturaleza de ese color.

— Eres bonito. —murmuró pero ya que Minho estaba junto a él, lo escuchó.

— ¿Qué? —frunció su ceño y giró su mirada al menor, quien apartó la suya al darse cuenta.

— ¡Ya está! —Chan salió de la habitación y miró a Felix, quien recorría la habitación con la mirada y parecía avergonzado, esto se pudo notar debido al color en sus orejas— ¿Pasó algo?

— No. —contestó el pecoso rápidamente—. ¿Podemos entrar?

— Ah, ¡Claro! —una sonrisa se dibujó en sus labios—. Por favor tengan paciencia.

Chico Raro. ᢁ #minlix. (©) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora