35 ) 2020

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Abrió sus ojos y lo primero que vio fue el bonito rostro de Minho, se veía tan adorable y dormía plácidamente, sonrió de inmediato, no tardó en notar que ambos se abrazaban mutuamente, el agarre del mayor rodeando su cintura era fuerte y firme, lo cual debía admitir que le gustaba.

Bostezó y talló sus ojos para que su vista dejara de ser borrosa, cuando dejó de ser así, admiró de mejor forma el rostro de Minho.

Su piel era blanca, eso hacía resaltar sus labios ligeramente rojizos, acercó su diestra al rostro foráneo para así acariciar los labios del pelinegro y de paso su piel la cual era muy suave comparada a la propia.
Se aproximó al contrario hasta juntar sus frentes, pudo sentir la tranquila respiración de Minho. Subió un poco más sus manos hasta que pudo acariciar y enredar sus dedos en la cabellera negra del mayor, su cabello también era suave y era estaba más largo de lo que se podía aparentar.

Volvió a cerrar sus ojos, sólo quería disfrutar de esa cercanía y de lo protegido que se sentía en ese momento.
No pasaron muchos minutos para que Minho despertara y toparse con Felix así de cerca provocó una sonrisa torpe en él.

— Felix. —murmuró antes de alejarse un poco para mirar a su alrededor, luego buscó su celular, cuando lo encontró miró la hora—. Oye, aún podemos llegar a la universidad.

— No quiero. —respondió en un balbuceo antes de abrazarse de nuevo a él—. No quiero ir a la universidad hoy.

— Estoy de acuerdo, pero no puedes quedarte aquí encerrado. —le sonrió correspondiendole el abrazo y alborotando su cabello rubio.

— Apenas son las seis de la mañana, hay que dormir un poco más. —hizo un pequeño puchero.

— Bien, bien, tú duerme entonces. —lentamente se levantó, apartando al menor con delicadeza— Iré a casa, vendré en un rato.

— Pero Minho...

— Oye, necesito bañarme. —le sonrió al menor.— Podría hacerlo aquí pero también necesito ropa limpia y no creo que la tuya me quede, tienes un cuerpecito.

— Pero no quiero estar solo... —se sentó en el borde de la cama.

— Te prometo que sólo será una hora, ¿Si? Dame una hora y estaré de vuelta. —se acercó a Felix, definitivamente era muy diferente a como era cuando lo conoció, debía admitir que extrañaba sus "aléjate."— Sólo una hora. —acarició su cabello.

— Está bien. Por favor no tardes. —suspiró intranquilo.

Minho salió de la habitación y posteriormente de la casa. En ese momento no le gustaba estar solo y menos cuando el día anterior había fallecido su mejor amigo, quería distraerse pero estar ahí sin nadie y con un álbum de fotos y un diario de Christopher no le ayudaba de mucho.

Al final, tomó entre sus manos aquella libreta después de analizar bien lo que haría. La abrió, la primera página estaba vacío, le dio la vuelta a la hoja, en la siguiente se podía apreciar los garabatos en ella.

"No sé si algún día vayas a leer esto, no sé siquiera si todo esto está pasando, es tan rápido... Debería comenzar con esto, sí, eh... Lix, si estás leyendo esto entonces quiero pedirte una disculpa, cuando me enteré de los planes de tu padre no pude negarme a ayudarlo, si ibas a estar bien e incluso mejor entonces... Debía hacerlo, por favor entiendeme y no estés molesto, bueno, aunque lo estés no podrás hacerme nada jeje.

No ha pasado ni un día y ya te extraño, cuídate mucho. Te amo mi Lixie.~"

Una pequeña sonrisa se formó en sus labios, continuó leyendo, la mayoría de escritos eran sobre lo que pasaba en el día de Christopher o sobre lo mucho que lo extrañaba. Pocos trataban acerca de los experimentos y teorías que tenían no sólo él (Chris) sino también su padre.

Chico Raro. ᢁ #minlix. (©) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora