Bajó del vagón como el mayor le indicó (o eso intentó ya que no hablaban el mismo idioma) y se dirigió a donde el resto de niños caminaban. No sabía dónde estaba, no sabía dónde estaba su mamá o su papá, no sabía absolutamente nada, en ese momento sólo quería correr, como su madre le había dicho que hiciera.
Tenía miedo, no conocía a nadie, ni siquiera identificaba en qué lugar estaba. No quería estar ahí, quería irse a casa.
Tras diez minutos, entró a una pequeña habitación, había diez camas y más niños habían entrado junto con él, todos parecían confundidos pero ninguno habló, simplemente se sentaron en las camas, otros en el suelo. Todos parecían estar asustados.
Antes de poder mirar al exterior, la puerta fue cerrada, Felix retrocedió hasta sentarse en una cama, y a su lado, un niño ya había comenzado a hablar con el resto, creando un ambiente más cómodo y menos tenso.
— ¡Hola! —dijo el pequeño rubio a Felix, sentándose a su lado; sin embargo, no le dio ni siquiera una mirada.
Estaba asustado.
— Mi nombre es Christopher Bang Chan. —no hubo respuesta ni mirada por parte del pecoso—. ¿Por qué estás aquí?
Nuevamente nada.
— Yo estoy aquí porque no tengo padres. —una leve sonrisa se formó en sus labios para hacer que el contrario entrara en confianza.
— ¿No tienes padres? —murmuró sorprendido y el contrario negó.— Eso es... Triste, ¿No?
— Bueno... —se encogió de hombros.— No lo sé, nunca conocí a mis padres. Siempre viví en una casa enorme con más niños. Nunca he pensado en mis padres ni en cómo sería mi vida si los tuviera. —en sus palabras efectivamente no había dolor, sólo inocencia— ¡Ah, los niños con los que vivía...! Ellos no han llegado aquí, ¡Muchos de ellos tenían mi edad! ¿Tú cuántos años tienes?
— Tengo ocho. —tragó saliva mirándolo por primera vez— ¿Tú?
— Tengo diez, soy mayor. —sonrió como si estuviera satisfecho por eso—. ¿Tú por qué estás aquí? —ladeó su cabeza confundido.
Felix soltó un suspiro, encogiéndose de hombros y desviando su mirada, su madre siempre le decía que se sintiera orgulloso por lo que era, y que jamás dejará que alguien se burlara o lo ofendiera por ser gay, pero al mismo tiempo le pedía que no lo dijera públicamente... Y ahora entendía el porqué.
— Soy diferente... —respondió.
Christopher ladeó su rostro en dirección contraria a donde ya se encontraba al no saber a qué se refería Felix con "diferente", sin embargo, sólo sonrió y palmeó suavemente la espalda ajena con cuidado.
— Todos somos diferente, ser igual que el resto es aburrido, ¿No lo crees? —el menor lo miró otra vez— Si todos fuéramos idénticos, todo el mundo sería muy aburrido. —su sonrisa se hizo más grande—. ¡Así que hay que conocer a gente nueva y diferente para aprender más!
Se sintió vulnerable ya que vio a su mamá reflejada en el mayor, cada vez que Felix le decía que la palabra diferente sonaba mal, ella siempre le respondía que no había nada de malo en ser diferente, y que no podía controlar lo que el sentía; Sin embargo, de igual forma siempre tuvo el rechazo del mundo, no había conocido a nadie que lo aceptara como es, y tenía miedo que ese rubio tampoco lo hiciera si le decía SU definición de diferente.
— Sí, hay que conocer a gente nueva y diferentes... —murmuró sintiendo las lágrimas correr por su rostro.
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Chico Raro. ᢁ #minlix. (©) ✓
Fanfiction⋆ 𝐌𝐈𝐍𝐋𝐈𝐗 ╎ Minho no entendía la rara personalidad de Felix y tampoco lo entendía a él hasta que descubrió que el pequeño pecoso provenía del año 1949 y que fue prisionero en los campos de concentración de Hitler. Publicada: 26.O2.2O Finalizada...