34 ) 2020

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El funeral sería el 13, a esas alturas Felix no sabía cómo sentirse ya, tampoco sabía cómo describirlo, era como si hubiera una barrera en su pecho que impedía que sus sentimientos y emociones pasasen.

Miró su antigua habitación intentando distraerse, la habitación que ahora era de Chan, había sido suya 71 años antes, sonrió por eso.

— Christopher y yo solíamos lanzar monedas por el suelo hacia esta pared. —con las yemas de sus dedos acarició la dicha.— Quien lanzara la moneda más cerca ganaba, y el perdedor debía comprar comida para el otro. —mostró una pequeña sonrisa nostálgica.— Él nunca me lo dijo pero me dejaba ganar a propósito.

— Christopher te amaba mucho, Felix. —dijo Minho acercándose por detrás.

— Y yo a él. —suspiró dándose la vuelta, luego miró al pelinegro.

Chan entró a la habitación con un álbum y una libreta entre sus manos, luego extendió éstos hasta el pecoso, quien primero los observó confundido y luego los tomó con duda.

— El álbum era de mi abuelo, ahí conservaba sus recuerdos más preciados según él. —miró al rubio acariciar la portada del álbum— La libreta era su diario, jamás me dejó leerlo ni a mí padre, supongo que eres tú quien debería leerlo, tú lo conoces mejor que nadie. —le sonrió delicadamente al menor.

— No lo sé... Quizás hay algo para ti, o... Para Oliver. —murmuró.

— O quizás habla de ti y de lo mucho que te extrañó. —dijo Minho sobando con delicadeza la espalda ajena— Te llevaré a casa, vamos.

— ¿Quieren que los llevé? —preguntó Chan.

— No, está bien, quiero caminar un poco. —respondió Felix sonriéndole como agradecimiento.

— Entonces vámonos. —el menor salió de la habitación segundos después— Te veré mañana Chris, —comentó al detenerse en la puerta— tú también descansa, ¿De acuerdo? Si necesitas algo llámame. —ambos se sonrieron y Minho salió de la habitación.

Minho junto a Felix caminaron en total silencio hasta la casa del menor, contrario de los días anteriores, ahora el rubio era quién caminaba adelante, su vista estaba en el suelo y sus manos estaban aferradas a lo que anteriormente Chan le había dado.

"¿De verdad es todo lo que me queda de él?"

Aún recordaba todo... Cuando salieron de los campos de concentración y caminaron juntos a casa, cuando corrían por toda la calle fingiendo ser superhéroes combatiendo a Hitler, cuando miraban las estrellas o le daban formas a las nubes... Cuando se sonreían, lo recordaba todo y le dolía saber que esos momentos jamás iban a regresar, y le hería más saber que no nos aprovecho, se arrepentía tanto de eso.

Al llegar a casa, Felix subió a su habitación, Minho cerró la puerta y lo siguió hasta su cuarto. Pero al entrar, el menor ya estaba sentado en su cama y además miraba el álbum de fotos que seguía cerrado.

— Mañana no hace falta que asistas a la universidad, y si quieres podemos cancelar la fiesta. —miró como el menor dejaba el álbum y libreta en la pequeña mesa junto a su cama.

— No, no... —suspiró— Necesito distracción y no quiero que Jisung tenga un mal cumpleaños por mi culpa, además Jackson y Changbin se han esforzado mucho en organizar todo, no puedo sólo cancelar. —alzó su vista al mayor.

— Tampoco debes forzarte si no quieres.

— Está bien, quiero hacerlo. —sonrió delicadamente y de forma muy forzosa, luego suspiró una vez más.

— De acuerdo, entonces te dejaré descansar. —no pudo siquiera moverse ya que el menor sujetó rápidamente el borde de su camisa— ¿Qué pasa?

— ¿Puedes quedarte? —preguntó tímidamente.— Por favor, no quiero estar solo. —bajó su mirada avergonzado y soltó al mayor.

No lo dudó, sólo pensó unos segundos en Felix y en lo fuerte que estaba siendo, perdió a sus padres, su hogar y a su mejor amigo. Ya había perdido todo lo que le quedaba y aún así seguía manteniéndose tan fuerte, ¿Cómo lo hacía?

Se sentó a su lado y no dijo nada, simplemente se giró un poco hacia él para rodearlo con sus brazos, acercándolo cada vez más hasta que lo abrazó con fuerza; Las manos de Felix se aferraron a la camisa del pelinegro y poco a poco todos los sentimientos y emociones que había ocultado todo ese tiempo salieron, provocando que llorara.

No tenía ganas de nada, quería desaparecer, dejar de pensar en todo y de sentir. No pudo contenerse más y lo único que hizo fue llorar mientras se aferraba más al pelinegro quien no lo apartó.
Pasaron los minutos, el llanto del menor no parecía cesar. Minho cargó lentamente al menor para acostarlo y acomodarlo sobre la cama, el rubio aprovechó eso para abrazarlo y así evitar que se apartara.

— No me dejes. —murmuró Felix escondiendo su rostro en el cuello adverso, aferrándose un poco más a él.

— No voy a dejarte, tranquilo. —suavemente se acostó a un lado del menor y separó su cuerpo del ajeno para llevar sus manos al rostro del menor y acariciar sus mejillas, limpiando éstas.

Felix tenía sus ojos cerrados, sus pestañas estaban húmedas y brillaban por eso; sus mejillas estaban rojas al igual que su nariz, y sus labios estaban ligeramente separados ya que estaba respirando por medio de ésta.

— Si te sirve de consuelo, te ves lindo aún cuando lloras. —soltó una pequeña risa al ver que el menor sonreía ligeramente.

— No digas eso. —una pequeña risa torpe salió de sus labios antes de acercarse al cuerpo adverso y ocultar su rostro para que el mayor no lo mirara.— Ahora ya no sé cómo sentirme. —hizo un pequeño puchero que por suerte (para él) no lo vio el pelinegro.

Minho lo abrazó con fuerza, el cuerpo de Felix era delgado y pequeño comparado al suyo así que encajaban casi a la perfección. Pudo percibir el olor corporal del menor, no podía describir el aroma de una persona pero si tuviera que hacerlo, entonces ese pequeño era una mezcla de chocolate y quizás canela.

El menor no tardó en quedarse dormido, llorar le había dado sueño. Minho se separó minutos después para mirarlo, su mano izquierda acarició la mejilla adversa de forma suave y delicada, su piel era un poco áspera. Deslizó su mano por el costado de su pecho y cintura, su cuerpo tenía una forma linda, como el de una chica, su cintura estaba ligeramente marcada y sus caderas y piernas se ajustaban entre sí, le atraía, debía admitirlo.

— Y por eso nunca debes decir "no podría gustarme", —dijo Minho mientras delineaba las facciones del rostro de Felix.—, porque termina gustandote como no tienes idea. —mostró una pequeña sonrisa.

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[ ¡Muchas gracias por leer, votar y comentar! Perdonen si tuve algún error ortográfico o en la redacción, si es así pueden decirme y lo editare. Lamento la demora, ya no tengo más capítulos hechos así que debo hacer un poco más de tiempo para escribir, ah, además estoy trabajando en otra historia. Espero les haya gustado y una vez más gracias por leer. ]

Chico Raro. ᢁ #minlix. (©) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora