TRES

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Brielle hizo lo suyo aquella mañana: despertó, se bañó e hizo sus necesidades para después vestirse sexy con minifalda verde neón y un top crop sin mangas con una cinta delantera en tono negro. Ella se lanzó un beso a si misma delante de su propia imagen en el espejo del tocador y se ajustó los senos como si estos de verdad pesaran.

Vestida para seducir más no para abrirle las piernas a algún estúpido que nada más queria sexo con ella. Brielle estaría limpia por mucho tiempo porque en el momento en que decidiera dejar entrar a un hombre debía estar renovada.

Aunque por lo que veía la soltería definitiva le tocaría siendo la loca de los gatos porque nadie en sus cinco sentidos querría a una mujer que no puede dar hijos. La mujer había llevado 3 embarazos fallidos y un bebé malformado que tuvo que abortar iniciando el cuarto mes de gestación que la obligó a estar un mes en cama.

Tenía veinticinco y para ella los hombres no eran más que seres egoístas a los que les importaba sentirse masculinos de cualquier modo. Brielle tomó su desayuno que era un pan integral con mantequilla de maní y por supuesto un jugo natural de naranja. La comida sana era necesaria y cuidar la figura era importante para hacer la bandera en el pole dance debido que al realizar el movimiento se debe tener un físico acorde mezclado con buen entrenamiento.

Una vez que terminó de alistarse llegó al bar, suspiró al ver a Shannon con su hombre y después de una conversación donde ambos discutían por dinero ella siguió de largo para no sentirse como mosca en leche hasta que su jefa la llamó.

Shannon estaba muy enfadada con el hombre que inclusive había mirado a a Brielle con ceño fruncido.

— ¿Quieres hacerme el favor de ir a la tienda de Mourad y preguntarle sobre cual es su plan con éste incauto imbécil? —Dijo ella señalando a Iván muy enfadada.

Brielle sonrió como el gato de Alicia, iba a hacer que Mourad se sintiera verdaderamente en el país de las maravillas; le cobraría las cervezas que ella le había servido, la olla y de paso tambien le haría saber que era hombre muerto.

—Será un gusto patearle dónde más le duele, Jefa.

Se dirigió a la tienda que parecía un local elegante con una gran vitrina de telas en todos los estilos desde los más simples hasta los más hermosos. Cuando entró sin avisar no había nadie, se percató que alguno estuviera allí y sin embargo cuando iba a salir una hilera de telas en tul blanco y bordado en pedrería delicads le llamaron la atención.

Y recordó.

No hay nada más vacío que la memoria demostrándole que seguía atada a su pasado, que no huiría por más que lo intentara y que aún seguía siendo un desastre de mujer en este planeta.

No era fácil borrar que estuvo casada y que pasó los años más tormentosos de su vida al lado de un infeliz al que su familia le había dictado para que esta pudiera expandirse política y económicamente.

Y en ese entonces era una dulce señorita de dieciocho años esperando a llegar al altar con el crush que su madre "la perfecta" le había impuesto para que la alta sociedad la aceptara en su círculo social de forma completa.

Los reyes solo se casan con reyes y los plebeyos solo con gente igual o peor que ellos.

Brielle derramó por estupidez una lágrima.

—Es Organza sintética.

La voz de Mourad la hace sobresaltar y trata de limpiar lo más rápido que puede una lágrima de su mejilla.

AMORES DE GREENVILLE 3: La Bailarina y El Chacal *FINALIZADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora