CATORCE

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Brielle se despertó primero que él y luego procedió a hacerle un desayuno típico de alguien que se autoproclama el rey del mundo pero no dejaba de parecer un prostituto. Ella preparó unos emparedados, unos waffles, salchichas, huevos... El hombre despertaría y seguro que no comería en todo el día.

Ya empezaba a tener en cuenta que los teriántropos comían más de la cuenta.

Preparó todo en una bandeja, se sentó en la cama y pasó una mano sobre su cabello negro pero el hombre cuándo despertó lo hizo alterado dejándola a ella sorprendida casi a punto de derramar la comida.

Ella sonrió para ocultar la incomodidad. — ¿Qué fue eso?

—Estaba soñando que tenia diez años y perseguía a una lagartija para darle de comer a mis hermanos menos a Fátima ella siempre tenía adversión a las lagartijas.

Brielle hizo cara de asco y luego echó a reír. — ¿Comías lagartijas?

Mourad asintió. —Papá nos llevaba al desierto para sacar nuestros chacales pero a mí me dejaba el trabajo de cazar lo que podía atrapar en mis fauces.

Mourad se vio muy nostálgico.

—Murió y me tocó ser el líder de la familia en Alejandría. —El sonrió. —Era un buen padre y un buen amigo, todos le conocía como un hombre muy pacífico y adorable capaz de darlo todo por los demás. —Mourad le recibió la bandeja y le sonrió. — ¿Crees que algún día conoceré a tu padre?

Ella negó. — Nunca le conocí.

— ¿Nunca?

Ella negó una vez más. —No soy hija de Daniel Adams y el pagó demasiado a los medios de comunicación de la ciudad para que dijeran que mi madre había ido a un retiro muy costoso para embarazadas  porque su etapa de gestación era muy peligrosa.

Ella suspira y le mira con algo de tristeza. — Quiero iniciar de cero, no volver a imaginar que fui una Adams.

— ¿Que hay del futuro?

Ella abrió los ojos y negó. —No estoy preparada para afrontarlo y tengo miedo que si esto sigue más allá yo no sea suficiente para ti.

—Te he dicho.

Ella lo detuvo. — Sé lo que me has dicho pero no soy  más que una tonta humana y querrás en un futuro a alguien como tú qué aulle a la luna o haga cacería en las noches.

Mourad enarcó una ceja. — ¿Para que le aullaría a la luna?

Ella se encogió de hombros. —No lo sé, eres muy raro.

—No soy un lobo y los chacales hacemos el sonido para que otros como nosotros sepan en qué lugar nos encontramos al momento de cazar. —Mourad engulló una salchicha. —Tienes que saber que mi familia es tu familia, rara y todo pero ellos darían todo por tu bienestar.

— ¿Porque tú me amas?

—No lo diría así, sharik. —Tragó muy rápido un emparedado y había ido por el segundo. —Les gustas a ellos y eres tolerable, mi mamá parece que te ama antes que a mí.

— Tu mamá es increíble.

—Y yo debería conocer a la tuya.

Ella quedó fría, mientras Cordelia Adams existiera ella nunca se acercaría a Mourad.

—Nunca digas eso. —Ella lo miró ceñuda. —Nunca vas a conocerla en tu vida.

El abrió la boca y suspiró. —No te preocupes, será como tú digas.

AMORES DE GREENVILLE 3: La Bailarina y El Chacal *FINALIZADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora