DIECISIETE

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☀️

Nadie dijo que la vida era fácil en una ropa de la que no se acostumbra a usar pero Mourad hizo el intento de colocarse un esmoquin porque el protocolo lo decía. Adams y Grayson podían amenazarlo con quitarle sus tiendas y locales pero lo que no sabían era que él mismo manejaba una situación financiera digna de comprar un país completo.

Gracias a una fortuna acumulada por las generaciones, Mourad no estaba acostumbrado a la vida fácil y había sido instruido para pasar desapercibido en una vida normal como todo el mundo. Pero si de algo servía  tener una fortuna podía entonces hacer alarde de ella para traer de regreso a su Brielle, la extrañaba así como lo hacía su mamá y no por el interés que yacía en que la mujer era su compañera.

Su madre se había recuperado con la medicina que le había dado Fátima aunque las secuelas estuvieran allí. Leya le había insistido en que fuera por ella debido a la cantidad de energía maligna y eso fue a hacer cuando llegó a aquella mansión con su hermana Fátima la cual había decidido usar un vestido tipo túnica y un hiyab verde, querían a los Saiff.

Los iban a tener.

Mourad consiguió la invitación a un precio elevado de una mujer que había contactado, llegó allí presentándose con su hermana cómo los dueños de la Compañía Orient y más de uno reconoció que eran los personajes que había permanecido bajo misterio por muchos años. Todos los que al menos conocían su apellido se acercaron incluyendo mujeres que habían esperado la oportunidad de llamar la atención de rico y apuesto árabe que podría competir con un Jeque oriental.

La única mujer que tenía en la mira era a su hembra vestida de la manera más insípida, él la prefería mil veces vestida a como la fue conociendo porque esa era una mujer llena de energía no la que estaba a punto de querer huir de todo.

— ¿Como debo de llamarla está noche sharik? —Le hablo casi al oído tras acercarse con mucho cuidado: — ¿Brielle o Nathalie?

Ella dio una suave vuelta y cuando lo miró a los ojos suspiró y sonrió.

— Estás aquí. —Miro a Fátima con sorpresa. — ¡Y con Fátima!

—Lo estamos. —Fátima se mostró muy feliz. —Vinimos por ti.

Ella hizo el gesto de levantarse y abrazarlos pero se negó, miró a todos lados y luego abrió los ojos al ver que Cordelia Adams se acercaba a la mesa intentando disimular el desespero.

¿Como no enamorarse de una mujer que se preocupaba por el de esa forma?

Fue una fortuna que la mujer tropezara con otras dos mas quienes la detuvieron para entablar una conversación.  

—Vamos a casa. —Mourad habló con cuidado. —Deja todo esto y ven con nosotros.

Y ella una vez más se negó: —No sé cómo entraron pero deben irse. 

—No nos iremos de aquí sin ti, Brielle. —Le dijo Fátima. —Estas corriendo un grave peligro, esto va más allá de una amenaza a Mourad por cuestiones financieras.

Brielle negó y luego trato de buscar a James con la mirada.

—No tienes que preocuparte por él, sharik. —Le dijo. —No le tengo miedo, puedo hundirlo si yo quiero. 

—Tu no lo entiendes.

—Lo entiendo mejor que nadie.

Fátima asintió con la cabeza tras mirar a su hermano y luego se acercó justo antes que Cordelia llegara a la mesa, luego de eso, Mourad tuvo que tomar suavemente del brazo a Brielle para llevarla afuera de aquella mansión. Trató de pasar desapercibido, pasó por encima de varias parejas que contemplaba los jardines y luego de verse solos se adelantó rápido hacía una parte más privada del jardín.

AMORES DE GREENVILLE 3: La Bailarina y El Chacal *FINALIZADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora