c i n c o.

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20 de Diciembre, 2014.

Ahora que Yoojin tenía las mañana y tardes libres, usaba el tiempo para mejorar su técnica con la pintura en óleo. Un lienzo mediano descansaba encima de un pequeño caballete, uno que le habían prestado de la Academia durante el tiempo que estuviese de vacaciones. Yoojin creaba pequeños trazos con el pincel, enfocándose en cada detalle que quería resaltar. En los últimos días, ella no pintaba o dibujaba algo que no fuese la cara de ese chico. Y realmente no podía entender la razón. Simplemente lo hacía.

Dio un pequeño salto, asustada, cuando su celular hizo un ruido. Sin embargo, no era un mensaje, era una llamada. Y se sintió un poco extrañada al ver que era proveniente de su profesora de Artes. Es decir, Yoojin tenía una muy buena relación con la señora Kang, la conocía demasiado, tanto que la podía considerar como una mamá; mas no se esperaba una llamada de parte de ella en aquellas fechas.

Contestó al instante con su mano libre.

— ¿Hola?

— ¡Yoojin! Hola, cariño—la voz conocida habló con dulzura—. ¿Cómo estás? ¿Qué tal tus vacaciones?

Yoojin dejó el píncel encima de la paleta de pintura, y agarró mejor el celular. Una sonrisa se formó en sus labios mientras llevaba un mechón de cabello detrás de su oreja.

— Muy bien, he aprovechado el tiempo, y pues he sentido el trabajo más ligero. Gracias por preguntar—a Yoojin le agradaba hablar con la señora Kang—. ¿Y a usted?

— ¡Súper bien! Mis hijos vinieron a visitarme, así que estoy muy feliz—una risa se escuchó de repente—. ¿Dónde pasarás la navidad? Puedes venir a la cena que hay aquí en casa si quieres.

— Oh, suena tan tentador, pero ya tengo planeado verme con mis padres ese día.

— ¿En serio?—la señora Kang sabía en su totalidad sobre lo de Yoojin y sus padres, así que sonó algo sorprendida—. Wow, eso me alegra mucho, ¡supongo que las cosas están mejorando!

— Eso es lo que espero...

Yoojin sólo podía pensar en eso, en que realmente no pasase nada malo esa noche.

—Ay, bueno, la verdad es que te llamé para algo—suspiró, y rio un poco. Parecía estar emocionada—. Quería guardar la sorpresa para navidad... Pero sabes que soy mala guardando ese tipo de cosas.

— ¿Qué sorpresa?

Pronto Yoojin se sintió intrigada. No era muy fan de las sorpresas, sin embargo, estaba segura que si venía de parte de su maestra, le iba a encantar. Siempre la había conocido bastante.

— ¿Recuerdas la vez que hablamos de la Universidad de Artes de Seúl?—murmuró, haciéndose la misteriosa.

— Sí, también hablamos de que era ridículamente cara—ambas rieron al mismo tiempo ante el comentario—. ¿Por qué?

— Pues... Sabes que tengo ya décadas en este mundo, y pues eres mi mejor alumna. Bueno, siempre lo has sido.

— Gracias...—Yoojin agradeció, sin embargo, aún no entendía cuál era el punto de todo. Así que siguió escuchando.

— Y tengo mis contactos...—un silencio se hizo presente de repente. Tardó unos cuantos segundos, segundos en donde Yoojin no paraba de preguntarse a qué se debía todo. El que la señora Kang empezara a hablar de nuevo le alivió—. Y pues adivina quién te consiguió un puesto para una beca completa en Bellas Artes.

— ¿¡Qué!?—el grito no fue nada calmado.

Apenas escuchó eso, el corazón no tardó nada en comenzar a irle rápido, muy rápido. ¿Realmente había escuchado bien? Pronto sintió como el pecho le comenzó a apretar y las lágrimas amenazaron en salir de sus ojos. No creía lo que escuchaba, realmente no lo creía. Yoojin había intentado ingresar a esa Universidad a escondidas de sus padres antes de siquiera terminar el instituto, pero fue prácticamente imposible porque no iba a tener cómo costearlo sin ayuda.  Sólo se rindió después de darse cuenta, sin embargo, ahora creía que iba a empezar a temblar en cualquier momento.

— Bueno, no fue tan fácil porque, como sabes, las becas son muy inusuales—narró—. Pero no pude dejar que un talento como tú se marchitara estudiando lo que no le gustaba realmente. Y un amigo me debía un gran favor. ¿Qué te parece?

— Yo... Yo...

La voz le salía súper gansosa, y es que ya estaba llorando. Yoojin no podía parar las lágrimas. Parecía mentira, de verdad que sí, pero la señora Kang no era de bromas de ese tipo. Tenía las manos temblorosas, y el llanto no tardó en aparecer. Nadie, absolutamente nadie se imagina cuánto significaba aquello para Yoojin, no tenían ni la mejor idea. Era sinceramente lo mejor que le habría pasado.

— Ay, cariño, no llores. ¿Estás triste?

— ¿Qué? Claro que no. Estoy feliz—susurró a duras penas—. Estoy más feliz de lo que nunca he estado.

— ¡Perfecto!—la señora Kang suspiró—. Bueno, tendrás que hacer unas cuantas cosas antes, pero yo te ayudaré. Mira, lo que necesitas por ahora es...

Yoojin sentía su cuerpo embriagado de felicidad, como si estuviese en la nubes. Aún no caía en cuenta.

Por fin recibía una buena noticia...

Crystal dreams↠ j. hoseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora