c u a t r o.

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17 de Diciembre, 2014.

Los sueños entre Yoojin y Hoseok se hicieron tan frecuentes que ya la chica no se sorprendía de verlo después de irse a dormir. Aquellos sueños no eran muy largos, de hecho, en ocasiones terminaban más rápido de lo que le hubiese gustado. Yoojin no estaba disgustada ante todo eso, creía que su mente había creado a ese personaje dentro de su cabeza para evadir un poco el estrés, cosa que le pareció lógica. Sin embargo, aún se asombraba de lo muy cómoda y calmada que se sentía justo después de despertar, como si hubiese estado en el lugar más seguro del mundo. Sus cuaderno de dibujo tenía nuevos trazos cada mañana que se rellenaban después con acuarela, siempre teniendo un nuevo ángulo de la cara del chico; cada vez con más detalle, como si lo conociera de memoria. A Yoojin le gustaría que Hoseok fuese real. Al menos así tendría un buen amigo.

— ¿Navidad?—Hoseok jugó con los pétalos de una pequeña flor, tumbado en el suelo. Sus sueños siempre eran en el mismo lugar, el precioso parque, y con la misma estación, primavera—. Me gusta la navidad. Suelo pasar un buen tiempo con mi familia.

— Eso es bonito—Yoojin sonrió un poco, mirándolo. Estaba sentada al lado de chico—. Me gustaría que mis navidades fuesen buenas.

— ¿Y no lo son?—la flor dejó de ser el punto de atención de la mirada de Hoseok, pues de una sola vez la observó. Su semblante reflejaba un poco de preocupación—. ¿Por qué?

— No me llevó muy bien con mis padres—alzó un poco los hombros, tímida por la situación. Porque, aún si era charlar con un producto de su imaginación como Hoseok, a Yoojin le costaba hablarlo—. No es muy importante, la verdad...

— Claro que lo es.

Hoseok se reincorporó al instante, sentándose al lado de Yoojin, y la miró a los ojos, como si fuese lo único que importaba en el momento. Yoojin se sentía nerviosa, sin embargo, la calma reinaba en ella, como siempre. Era extraño. Soñar se había vuelto tan extraño desde hace días, pero no le desagradaba. Igual eran sólo sueños.

— Bueno...—un suspiró salió de sus labios. Y tomó una bocanada de aire—. Desde pequeña siempre he sido muy... Diferente a lo que mis padres querían. Mi padre es doctor, uno de los mejores de Seúl. Mi mamá también lo es, sólo que ella dejó su profesión para cuidarme desde pequeña... No lo sé, soy su única hija, supongo que por eso tanta presión—Yoojin rió un poco, bajando la mirada, tratando de aliviar el pequeño dolor que crecía en su pecho—. Desde pequeña tenía mucho interés en el arte, siempre ha sido así. Y ellos parecían odiarlo, mas les prometí que si me dejaban aprender más de lo que me gustaba, tendría buenas notas...—pronto miró hacia adelante, encontrándose con la mirada de Hoseok—. Perdón, ¿hablo mucho?

—No, para nada... Me gusta escucharte.

Yoojin tragó saliva fuertemente ante el comentario. Y asintió, sonriendo un poco. Se sentía escuchada.

— Bueno, eso promesa me funcionó hasta que terminé el instituto—una pequeña mueca de desagrado se formó en su cara—. Cuando me gradué, lograron hacer sus cosas, mover sus contactos para que ingresara en la Universidad de Medicina. Yo me negué al principio, pero... Luego de eso, dejaron de pagarme mi Academia de Artes, tuve que dejar de dibujar por un tiempo porque ya no aceptaban comprarme los materiales. Así que me vi obligada a aceptar después de que las cosas en casa se pusieran peor... Es decir, la Medicina no es una mala opción, ¿sabes? Es preciosísima, no me malentiendas.

A Yoojin no le gustaba hablar así de esa carrera, porque, aunque lo estudiaba en su contra, debía aceptar que era increíble. Una carrera tan maravillosa...

— Pero no era lo que tú querías—Hoseok murmuró—. No es lo que te hace feliz...

—Exacto—suspiró—. Y... Después los pude convencer de mudarme a un departamento. No me apoyaron, sin embargo, me lo permitieron porque dijeron que tenía que darme cuenta de la realidad y así madurar de una vez por todas para dejar mis caprichos tontos... Sin embargo, es lo último que he hecho—Yoojin dejó escapar una risita—. Es decir, claro que me he dado cuenta de la realidad. La vida es... Dura. Muy dura. Pero eso sólo me hizo darme cuenta de que el arte es lo que realmente me salva. No quiero dejarlo a un lado...

A Yoojin no le gustaba hablar de esas cosas. Porque sentía lo mismo que ahora estaba en su pecho: un gran sentimiento de impotencia, de rabia. De no entender por qué no podía hacer lo que la hacía feliz plenamente. ¿Por qué era tan difícil poder perseguir sus sueños? ¿Por qué les costaba tanto entender que era lo que ella quería?

— Lamento si fui molesta al dec...

Unos brazos cálidos rodearon a Yoojin al  apenas murmurar esas palabras. Hoseok la abrazó. Y, al instante, aquel sentimiento amargo de su pecho se borró por completo, como si nunca hubiese existido. Como si Hoseok lo hubiese alejado.

— Mereces ser feliz, Yoojin—él murmuró en su oído—. Sin importar qué, mereces luchar por tu felicidad. Porque, si tú no lo haces, ¿quién más lo hará?

Yoojin realmente deseaba que sus sueños durasen más.





notita:

¡por si no se entiende muy bien! cuando algo esté en cursiva, significa que son sueños de yoojin.

este es uno de mis sueños favoritos, aaaa.

¿les está gustando la historia? <3

Crystal dreams↠ j. hoseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora