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25 de Diciembre, 2014.

"— ¿¡Estás loca!? ¡Definitivamente estás loca! No lo voy a permitir—la madre de Yoojin se levantó de su silla con furia—. Sobre mi cádaver, no vas a dejar la medicina para hacer esa locura. ¡Es que sabía que era una terrible idea dejarte mudarte!

— Yo... Es un decisión que ya tomé—Yoojin trataba de verse firme, pero hasta los dientes le castañeaban del miedo.

— ¿Un decisión que ya tomaste? ¿Ah sí?—su padre carcajeó, acercándosele—. ¿Estás muy segura?

Yoojin se levantó al instante de su asiento, temerosa.

— Sí...

— ¡No me importa lo que digas! Yo...

— No. Hyemin, cálmate—el señor Lee miró a su esposa, insistente. Y el silencio reinó de nuevo el comedor. La mirada de él volvió a estar en su hija, ahora más calmado—. Es tu última oportunidad, Yoojin. ¿Es una decisión que ya tomaste?

Cada hueso de su cuerpo se sentía helado. Sus ojos picaban. Su corazón corría. La mirada tan intensa y fúrica de su madre parecía querer romperle el cuerpo en dos, y su padre poseía una que ni siquiera se podía decifrar. Estaba sacrificando mucho, muchísimo. Nada iba a ser igual después de responder esa pregunta. Así Yoojin se volvió a preguntar: ¿realmente era lo que quería? ¿Realmente iba a hacerlo? ¿La beca valía tanto la pena? ¿Sus sueños lo valían tanto? ¿Realmente iba a hacer eso?

— Sí—murmuró por fin, mirándolo por fin a los ojos—. Estoy cansada de que esperen cosas de mí que no podré dar, cansada de tener que cambiar para que se sientan bien, pero nunca están conformes. Poner cada parte de mí para esforzarme por cumplir lo que quieren nunca será suficiente, eso ya lo sé, nunca seré suficiente sin importar qué haga. Así que no quiero seguir haciendo lo que ustedes planean para mí, porque no es lo que quiero. Estoy cansada de vivir como no quiero sólo porque no quieren apoyarme. Y eso está bien, yo podré sola.

— ¿Ah sí?

— Sí...—Yoojin volvió a responder. Para ellos, y para sí misma también—. Porque aún si fallo en lo que quiero hacer, al menos habré logrado alejarme de ustedes... Porque los amo, son mis padres... Pero... Me hacen muy infeliz.

Una chispa de orgullo parecía encenderse en el pecho de Yoojin. Porque por fin se había atrevido a hacer lo que jamás pudo.

— Pues qué bien, señorita llena de sueños—el hombre parecía escupir sus palabras—. Eres libre entonces de tener tu mundo de fantasía, pero, a cambio de eso, no te atrevas a llamarte nuestra hija. Así que por nosotros... Muérete de hambre con todos tus sueños."

Los ojos de Yoojin estaban algo hinchados, y su náriz y mejillas podían combinarse con el fuerte color rojo que siempre solía adornar la época. Había sido humillante, la manera en la que le gritaron luego de eso y cómo la sacaron de aquella casa fue humillante. Su cabeza le dolía ya de tanto llorar, le dolía bastante. E inclusive el respirar era difícil porque sólo soltaba sollozos con descontrol que no le permitían agarrar aire correctamente. Eran las cuatro de la madrugada y no podía parar de pensar en cómo le hicieron sentir tan pequeña, diminuta, indefensa. Recordó todos los años, todos los gritos, los reproches. Las palabras hirientes que siempre recibía. Yoojin recordó todo, porque aquella noche se sintió igual que la primera vez supieron que ella no era lo que ellos querían. Yoojin se sentía tan rechazada, tan patética de que ni siquiera sus propios padres querían tenerla en su vida. Las lágrimas corrieron con más dolor. Todo le parecía tan inútil y fatídico en aquel momento. Las cuatro paredes de la habitación se sentían cada vez más y más pequeñas, y clavó las uñas en su brazo sólo para tratar de calmarse a sí misma.

Pero no podía. Yoojin no podía calmarse del todo. No sabía qué hacer. No entendía por qué sufría tanto aún cuando ya estaba acostumbrada a esa situación. Tal vez porque siempre había sido demasiado sensible; pero casi todos los que aman el arte lo eran. Ese era su excusa siempre. Aunque en aquel momento no tenía gracia el serlo. Sólo quería desconectarse de todo por un momento, parar las lágrimas y la pesadez de su pecho. Dejó caer su cabeza en la almohada y miró el techo, abrazando la manta.

—Todo estará bien...—la voz le salió tan gangosa que apenas y era audible, pero era algo que se decía a sí misma, así que se entendió—. Todo estará bien...

La Nochebuena de Yoojin no fue la mejor.


Crystal dreams↠ j. hoseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora