s i e t e.

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24 de Diciembre, 2014.

Yoojin miró sus tacones una vez más y el ruidoso suspiro parecía burlarse de ella al apenas salir de sus labios. Estaba muy, muy nerviosa. Sus manos no habían dejado de sudar desde que salió de su departamento y el corazón le iba aún más rápido que un tren. El taxi estaba estacionándose frente a la casa de sus padres, y su mente aún no paraba de pensar posibles desastres que ocurrirían al sólo verles. No quería ser tan negativa, sin embargo, sabía que nada bueno iba a salir de esa noche.

Lo había decidido, lo había decidido porque era lo que su corazón quería, y porque las palabras de Hoseok le habían ayudado demasiado. Yoojin iba a aceptar la beca, sin embargo, para eso debía dejar de Universidad de Medicina. Y tenía planeado decirle a sus padres esa misma noche. Sabía bien que no era tal vez la situación indicada, sin embargo, les dijese después de Navidad o Año Nuevo, la reacción iría a ser la misma. Así que se llenó de valor.

Al apenas poner un pie dentro de la casa de sus padres, miles de recuerdos asaltaron su cabeza y pudo sentir un pequeño escalofrio recorrer su espalda. Sin embargo, trató de ignorarlo y así prestarle atención a los señores que estaban al frente de ella. Su madre poseía ese mismo semblante rígido de siempre, mas debía de aceptar que el vestido, probablemente muy costoso, color vino se le veía bien. Su padre, por su parte, parecía querer regalarle una sonrisa que parecía más una mueca incómoda. Tan incómoda, justo como la situación.

— Ay, qué bueno verte, cariño—su mamá le frotó un poco el brazo derecho, invitándola a adentrarse del todo a la casa—. Qué bonito vestido, ¿es nuevo?

— Bajaste de peso, qué bueno—su padre agregó.

Yoojin había gastado algo de sus pequeños ahorros en ese vestido color oliva ceñido a la cintura. Le había costado mucho comprarlo, por el hecho de que le parecía innecesario y algo caro, pero sus padres vivían tanto de apariencias que no quería enfrentarse a sus regaños por no verse lo suficientemente presentable para ellos.

— Sí, es nuevo—susurró, elevando las comisuras de sus labios—. Y creo que he bajado unos cuantos kilos...

Yoojin no se sentía orgullosa de aquello. Era naturalmente delgada, así que el hecho de que lo estuviese más significaba que su alimentación no era la mejor. Pero, al parecer, ella era la única que pensaba de esa manera.

— Entonces tienes que comer poco hoy para mantener la figura.

Sí, definitivamente su salud no era prioridad.

Sus padres no eran de tantas palabras. Lo próximo que Yoojin hizo, después de esa corta conversación, fue dejar su abrigo en el perchero, y apenas se puso cómoda los señores desaparecieron de su vista, como si tuviesen cosas más importantes. Yoojin trataba de no revisar tanto su celular, mas le era imposible cuando tan sólo estaba allí, sentada en el sofá, sintiéndose como una completa extraña aún cuando se encontraba en la casa en donde había crecido y con las personas que le dieron la vida. En momentos así, Yoojin se preguntaba qué se sentiría tener unos padres amorosos y atentos.

Su madre sólo le habló para pedirle ayuda a poner la mesa, cosa que hizo sin rechistar. Pronto vio cómo esta se llenó de deliciosos platillos que parecían ser demasiados para la poca cantidad de tres personas. Y le entristecía, porque sabía que la comida sobrante iba a ir directamente a la basura. Siempre habían sido así, egoístas y mezquinos, siendo incapaces de guardar eso o regalarla a alguien que la necesitara. ¿Cómo es que habían terminado teniendo de las profesiones más hermosas cuando sus corazones eran así?

Pronto se sentaron en la mesa, y su madre, emocionada, le tomó muchas fotos a todo antes de siquiera permitir que empezaran a comer. Todo tenía un aire tan elegante que Yoojin se sintió fuera de lugar. Ni siquiera tenía apetito, así que sólo pudo picar un poco de las comidas para colocarlas en su plato. Oía cómo sus padres conversaban, reían incluso, pero ella sólo mantenía su mirada en el plato, jugando con los cubiertos.

— Y bueno, Yoojin—un pequeño respingo fue la respuesta de la nombrada. Yoojin miró a su padre al instante, saliendo de la burbuja—. Escuché que estudias con el hijo de el doctor Bae.

— Ah... Sí, vamos en el mismo semestre, y, bueno, compartimos casi el mismo horario...

— Es un buen muchacho, ¿no te parece?

— No he hablado con él, la verdad...

— Yo escuché que el doctor Bae abrió otra clínica, creo que en Busan—su mamá pronto captó la atención de su padre con aquel comentario.

— Y el hijo va por el mismo camino, es grandioso—suspiró—. Sería perfecto que salgas con él, Yoojin.

— ¡Y es que es muy guapo!

— Sería un buen matrimonio.

— Yo...—Yoojin quiso participar ante tal ridícula conversación.

— Y los dos podrían especializarse en distintas ramas de Medicina—su mamá rio un poco, tomando un poco más de su copa de vino—. Beneficioso para el hijo de Bae.

— Claro, que debes mantener esas notas si siquiera quieres graduarte—el señor se refirió de nuevo a Yoojin, burlándose.

— Yo...—Yoojin estaba tan incómoda.

— Aunque costará un poco que el muchacho salga contigo—su mamá la señaló levemente—. Tienes que maquillarte más, no lo sé, te ves... Algo gris.

— Eso es fácil de arreglar hablando con el doctor Bae, cariño—él murmuró—. Sabemos que sería buena idea que nuestros hijos estuviesen juntos.

— Tienes raz...

Prácticamente Yoojin gritó.

— ¡Tengo que comentarles sobre una decisión importante que tomé!

Estaba harta.

Crystal dreams↠ j. hoseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora