Capítulo 8.

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"Después de aquello, no cruzamos palabra, los nervios se adueñaron de la calma. Te fuiste sin apenas seguirme la mirada castigando mis manos, maldiciendo mi cama."


Todo tenía que ver con la protección. Protección que Louis no entendía hasta la hora; era evidente de que el sujeto estaba resguardándole, aún sin siquiera explicarle muy bien las cosas. Lo que sin embargo el ojiazul cuestionaba eran las metodologías que el ojiverde utilizaba. Como arma de fuego: los labios. ¿El peor disparo podía ser un beso? ¿Hasta dónde podría llegar un traspaso de salivas? ¿Una herida letal? ¿Una simple magulladura? ¿Las secuelas podrían perduras el tiempo preciso? ¿O acaso más de lo previsto?

Los labios del más alto no tenían perdón, se movían al compás de un beso aniquilador, su rostro se retorcía en la búsqueda de un ángulo destructor que fácilmente podría embelesar en la dulce y fatal mezcla de sometimiento. Las manos temblantes de Louis subieron desde su estática posición y se posaron entre ambos cuerpos que chocaban, dejando descansar sus palmas sobre el pecho del más alto deplorando unos fuertes latidos insaciables que le incitaban a volverse un insensato.

Harry no parecía comprender lo que estaba haciendo, abrió sus ojos, mojigato no era ni nunca lo había sido, se dio cuenta de que el peligro ya no existía en aquel pasillo, Louis estaba a salvo, pero su boca era una vil máquina descontrolada que no parecía querer separarse de ese par de labios dulces que le estaban dejando sin voluntad. Sus grandes manos se enredaron aún más sobre el cabello castaño atrayéndole más y más hacía sí.

Era hora de separarse, ambos lo sabían, ambos lo entendieron al momento en que Harry en una maniobra poco consiente, enredó sus dientes sobre el labio inferior del ojiazul causándole un quejido portentoso. Los ojos añiles y esmeraldas se encontraron aún con sus carnes rozándose luego del flamígero acercamiento.

—H-arr –El ojiverde no lo dejó terminar. Se separó limpiándose sus labios con un rostro imperturbable sin alejar sus esmeraldas ojos sobre los zafiros brillantes que le demandaban una explicación evidente-

—El área está despejado. Camina y no te separes –Ordenó en tono lacerante. Se giró dándole la espalda a Louis y caminó firme por el pasillo que les rodeaba. Louis sin chistar le siguió cabís bajo con sus piernas temblantes. Había un montón de cosas rodeando en su cabeza en estos momentos como para iniciar una discusión en potencia.



(...)

—Muchas gracias por su preferencia, cuando desee estaremos a su servicio. –Pronunciaba Alexander en dirección a un señor robusto que felizmente se iba con su auto mejorado.

—Vaya, tienes el don –Elogiaba Danielle desde la entrada. Alex le lanzó una mirada amable-

— ¿Aburrida? –Preguntó mientras limpiaba sus manos engrasadas en un trapo-

—Algo, no tienes ni siquiera wifi –Recriminaba con una sonrisa socarrona-

—Bueno, no tengo un sueldo tan próspero pero si quieres puedo pedirle al vecino de al lado que me preste su clave por un momento así la señorina puede navegar por las altas redes –Burlaba enseñando una sonrisa genuina. La castaña se le acercó para darle un golpe juguetón en el brazo-

—No te atrevas a burlarte. –Carcajeó- ¿No te jode estar solo? –

—Err ¿Solo, aquí en el trabajo, te refieres? –

—Uhm, sí y en general –articuló la castaña con recelo. Quizás no era prudente después de todo que preguntara algo tan íntimo-, lamento preguntar, solo.. pensé que quizás tus padres... -

Red string fate «ls»Where stories live. Discover now