CAPÍTULO 6

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Narra Anna.

No podía dejar de reírme con la pregunta de Joe, aunque fuese completamente normal.

-¿En serio me estas preguntando eso a mi? –le dije cuando mis risas pararon. Él asintió sin mas. –Joe, sabes que no soy la persona correcta para responderte ese tipo de preguntas.

Él se encogió de hombros, esbozando una sonrisa de lado.

Dios. Había olvidado mi debilidad por estas.

-Aunque creo que conozco un buen lugar al que podemos ir –le dije nuevamente, recordando un sitio al que había ido con Louis anteriormente.

Paris no se conocía internacionalmente por sus fiestas, pero este definitivamente era un gran sitio.

Fuimos de vuelta a mi carro y antes de ponerme en marcha para ir al bar, saqué mi estuche de maquillaje de mi bolso para retocarme un poco.

-¿Qué haces? Estas perfecta como estas –espetó Joe al ver lo que hacia. Le di una mirada por el retrovisor antes de voltear los ojos ante él. Joe definitivamente no sabía lo importante que era esto para nosotras las mujeres, y mucho más después de haber estado todo el día dando un recorrido por la ciudad.

Seguramente su novia se veía bien siempre sin maquillaje.

Caí de golpe de nuevo en la realidad.

Por un momento había olvidado ese detalle por completo.

-Bien, vamos –solté un suspiro mientras ponía mi carro en marcha. No quise darle mas vueltas al asunto entre Joe y Blanda. Al fin y al cabo, ella no estaba aquí y Joe no era más que un amigo para mí.

Cuando llegamos al local estaba repleto de carros y la música se escuchaba desde afuera. Estacioné mi carro cerca de una esquina y le ofrecí dinero al guardacoches para que cuidara bien de él. Esta era prácticamente mi primera vez en un club nocturno con Joe, nunca habíamos ido juntos anteriormente ni en Nueva York, ni en Los Angeles.

La música era bastante buena y Joe parecía disfrutar de ella también, porque mientras caminábamos para encontrar una mesa disponible él se movía a ritmo con la música. Me fue inevitable no soltar unas risas al verlo.

Por mala suerte nuestra, todas las mesas y sillas estaban por los momentos ocupadas, así que decimos quedarnos de pie en la barra.

-¿Quieres algo de tomar? –me preguntó Joe por sobre la música. Asentí y él inmediatamente le pidió al bartender unas copas de algo que no logré escuchar. Este inmediatamente las trajo y no lo pensé dos veces antes de empezar a tomar. En verdad necesitaba una copa de esto para aliviar el estrés de toda la semana.

Me sentía a gusto estando con Joe, en verdad. Después de unos minutos, Joe me avisó que iría a ver si algunas mesas estaban desocupadas y luego este desapareció entre la multitud dejándome sola en la barra.

-Oye nena, ¿estás sola? –Un hombre de al menos treinta años se acercó a mi, diría que demasiado. Me moví incomoda alejándome de él, pero para mi mala suerte solo fue un poco porque había demasiada gente en la barra como para alejarme más.

Joder.

-No… Yo… Yo estoy con alguien mas –le contesté nerviosa por su cercanía. Se notaba que había bebido suficiente alcohol porque su aliento lo delataba.

-Pero yo no veo a nadie por aquí –dijo él, moviendo su cabeza a ambos lados para hacer acierto de lo que dijo. –Soy Marcos –se presentó manteniendo su distancia a mi cuerpo.

-Me tengo que ir –le dije empujándolo levemente lejos de mí, pero antes de que pudiese dar otro paso él me tomo del brazo lo considerablemente fuerte para que no pudiese zafarme de su agarre.

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