CAPÍTULO 15

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Narra Anna.

-¡No puedo creer que me hayas traído contigo! –Lia exclamaba a mi lado mientras íbamos en el taxi camino a mi antigua casa de Manhattan. –¡Eres la mejor amiga en todo el mundo, te amo!

Lia admiraba desde su ventana todo a su alrededor, sus ojos estaban llenos de lágrimas. Sabía lo mucho que ella deseaba visitar los Estados Unidos, y lo mucho que fantaseaba por estar en Nueva York.

Y bueno, aquí estábamos.

No le había dicho nada a Joe aún de que estaba en el país, quería que fuese sorpresa.
Minutos después llegamos a mi edificio y no pude evitar sentir nostalgia al estar aquí. Me hacía pensar en mi papá y en lo mucho que lo extrañaba.

Le di un vistazo a Lia, quien seguía mirando a todos lados impresionada, mientras caminábamos hacia el edificio. Íbamos a permanecer en la ciudad por el fin de semana solamente. Mi mamá quiso venir, en verdad quería, pero tenía un viaje importante de la empresa hacia Estocolmo y era imposible cancelarlo. Pero prometió que vendría una vez que estuviese libre de eso.

Apenas el señor que solía trabajar como portero del edificio me vio, me dio una sonrisa pletórica. También sentí nostalgia al verlo, tanto que quise abrazarlo. Y yo siendo yo, lo hice.

-¡Señorita Saldford! –exclamó una vez que lo solté. –Tanto tiempo sin verla.

-Tanto tiempo –le dije, sonriéndole. A pesar de que era una persona con la cual interactué poco, sabía que él estaba al tanto con todo lo que había pasado en mi pasado. Desde mis primeros días en Nueva York, hasta mi escapadas para ir a ver a Joe.

-Espero que todo esté bien –me dijo, como si estuviese recordando lo mismo que yo. Le sonreí. –Me alegra mucho que este de regreso.

-Sólo estoy de visita –le dije y él me dio una sonrisa simpática.

Él era del tipo de hombres que te daba esa sensación de ser como un abuelo para ti. ¿Si saben?

Me despedí de él y continuamos con nuestro camino hacía el ascensor. Una vez que llegamos al ultimo piso, Matt me sorprendió parado en el pasillo con una sonrisa de oreja a oreja.

Dios. Cuanto había cambiado. Y no te digo que para mal, no. Estaba más fuerte. El ejercito le había caído de maravilla.

Sin esperar más, me lancé en sus brazos. Lo extrañaba mas que a nadie en el mundo. (Podía decir que incluso lo extrañaba más que a Joe. Sí, lo siento, novio)

Besé su mejilla repetidas veces mientras él se reía.

-¡Estas hermosa, hermanita! –me halagó cuando nos separamos. No pude evitar sonrojarme. Que tonta era. –Veo que tu reconciliación con tu Joe te ha caído perfectamente.

Volteé mis ojos ante él. Supuse que ya se había comunicado con Joe. ¿Cómo? No lo sabia.

-Espero que no le hayas dicho nada de que iba a venir –le amenacé. Intenté darle un golpe en el brazo pero él me apartó con suavidad antes de que pudiese tocarlo. –Por lo que veo mejoraron tus reflejos en el ejercito –bromeé, y esta vez fue su turno de voltear los ojos.

De repente alguien carraspeó a nuestro lado. Y… ¡Oh, por supuesto!

Me había olvidado de mi querida acompañante.

-Supongo que tu hermanita se olvidó de la presencia su mejor amiga, pero sí, un placer conocerte, soy Lia –mi amiga extendió su mano a mi hermano antes de darme una mirada de reproche. Matt le sonrió.

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