CAPÍTULO 13

263 10 7
                                        


Narra Joe.

-¡Anna, salta ahora!

Estábamos en unas de estas piscinas naturales, donde podías saltar desde las rocas y era divertido. Por supuesto yo lo había hecho ya un par de veces. Sin embargo, Anna se negaba en hacerlo.

-¡Tengo miedo, Joe! –gritó ella hacia mi desde la cima de las rocas. Volví a reírme por quinta vez en lo que iba a de minuto. Era una tonta.

-¡No te va a pasar nada! –le dije. –¡Sólo hazlo, ven!

Y eso pareció armarla de valor, porque segundos después, escuché sus gritos alrededor para luego sentirla caer de chapuzón a mi lado.

-¡Te odio! –gritó cuando salió a flote, apartando el cabello de su rostro. No podía dejar de reírme, era tan tierna. –¡Deja de reírte de mí! –siguió quejándose, esta vez salpicándome con el agua. Me acerqué a ella para atraparla en un abrazo.

-Eres una exagerada. Ves, ni siquiera moriste –le dije, dándole un beso en la frente. Ella sonrió pero se soltó de mi agarre, nadando lejos de mí.

-Necesito relajarme –dijo mientras se ponía en posición para flotar. –Sentí como mi alma dejaba mi cuerpo y la necesito de regreso –bromeó y no pude hacer más que reírme fuertemente.

No había mucha gente a nuestro alrededor, pero las que habían, y para nuestra suerte la mayoría eran ancianos, nos miraba como si estuviésemos locos. ¿Pero adivinen qué? No nos importaba. Estaba tan feliz de tenerla a mi lado y me sentía el hombre más afortunado del mundo, por muy cliché que suene. Estaba enamorado.

El resto del día estuvimos dentro del mar, y al empezar la tarde fuimos a cenar con Mandy y su prometido. A pesar de lo que había pasado temprano, ambas se habían llevado de maravilla.

-Es una gran chica, me cayó muy bien –Anna comentó cuando estábamos de vuelta a nuestra habitación de hotel. –No puedo creer que hubiese pensado que era una zorra roba novios esta mañana en el barco. Yo... –se calló cuando se dio cuenta que estaba diciendo esto último en voz alta.

Reprimí unas risas y la miré vacilante con los ojos entrecerrados.

-¿En serio pensaste eso? –Me acerqué poco a poco hacia ella, mientras que Anna mantenía su mirada en cualquier lado menos en mi rostro.

-No... no tenía otra opción –ella soltó unas risas nerviosas, fijando su mirada en mi cara –Oops –dijo, poniendo una sonrisa de lado.

-Así que alguien estuvo celosa –la atraje hacia mí en un movimiento rápido, y en ningún segundo ambos dejamos de mirarnos. Nuestros rostros estaban a escasos centímetros de distancia y nuestras respiraciones agitadas golpeaban la una con la otra.

-Como pretendes que no esté celosa con... –su voz estaba igual de agitada, esta vez su mirada recorriendo cada lugar de mi cara. Sus manos empezaron a trazar cada centímetro de mis brazos, de arriba abajo, y debo admitir que ese gesto me dejó completamente paralizado. –...con todo esto –terminó de decir, sintiendo como sus manos rozaron mi retaguardia. Mierda.

Eso fue único que bastó para que reaccionara, tomando en mis manos su rostro y atrayéndola más cerca para besarla con furia. No había dudas que esto la había tomado por sorpresa, pero rápidamente reaccionó, saltando sobre mi regazo y enrollando sus piernas alrededor de mi cintura. Sus manos puestas en la parte trasera de mi cuello.

Como ya había anochecido y acabamos de llegar, todas las luces estaban apagadas, excepto la de la cocina al fondo, así que nuestro camino hacia la habitación fue un poco complicado. Debía añadir que tropecé mi pie con uno de los sofás individuales que estaban en el pasillo, haciendo que me quejara del dolor y Anna se rió sobre mis labios.

Look After You Donde viven las historias. Descúbrelo ahora