Capítulo V

11 2 2
                                    

El ascensor se detuvo al llegar al sub-nivel 2, las puertas se abrieron y los tres salieron lentamente apuntando con sus armas. Todo estaba a oscuras, sin poder ver en dónde estaban los mutantes que muy seguramente los observaban desde algún lugar.

— ¿Ahora a dónde? — preguntó Yin.

— Hay que seguir buscando la fuga. Pero, primero necesitamos armas más potentes si queremos tener ventaja sobre ellos.

Cerca de aquí hay una sala de armamento, ahí conseguiremos mejores armas.

— ¿Por qué hay una sala de armamento en un laboratorio científico? — preguntó Martínez.

— Este laboratorio tiene una asociación con la DTBR. De hecho, estos trajes fueron diseñados en una extensión en otro país. Los equipos y armas son diseñados allá, de ahí los transportan hasta acá y luego los envían a la división.

— Quién lo diría. Un laboratorio de investigación biológica que fabrica armas. Aunque en estos momentos agradezco eso.

— ¿En dónde está la sala de armamento? — preguntó Yin.

— Hay que llegar hasta el pasillo central, luego tomar el pasillo que apunta al Oeste, de ahí seguimos caminando hasta encontrarnos con un conjunto de puertas que llevan a diversas salas de investigación. Una de esas es la sala de armamento. Será fácil encontrarla, cada sala tiene su nombre escrito encima.

— Muy bien. El desafío será atravesar todo eso para llegar hasta allá sin que nos topemos con algún mutante. — dijo Martínez.

— Lo lograremos. — replicó Dust. — Avancemos. —

Los tres avanzaron y entraron al pasillo que lleva al pasillo central. Cada paso que daban era con cautela dado que no los veían, pero ellos sabían que eran observados por los mutantes.

Se oían los rasguños provocados por las garras al trepar las paredes. Escuchaban leves gruñidos de las criaturas a lo lejos.

Martínez se detuvo, oyó detenidamente los gruñidos, volteó a ver a sus compañeros seguir caminando y les dijo por el radio que se detuvieran. Ambos voltearon a verlo y le preguntaron qué ocurría.

— ¿No les parece raro que hallamos avanzado mucho sin que nos encontráramos con un mutante? A estas alturas deberían tenernos rodeados por ambos lados del pasillo, pero en cambio nos están dejando avanzar. Nos están cazando. —

Los tres se miraron entre ellos. Dust miró hacia ambos lados del pasillo y oía los gruñidos.

— Tiene razón. Nos están cazando. En cuanto lleguemos al pasillo central nos rodearán. —

Martínez y Yin miraron a sus alrededores, nerviosos.

— ¿Y qué hacemos ahora? Si regresamos de seguro atacarán. — dijo Yin. Dust pensó por un momento las alternativas que tenían.

— ¿Cuántas granadas les quedan?

— A mí todas, las cuatro. — respondió Martínez.

— A mí me quedan tres. — respondió Yin.

— Yo tengo tres también. Yin y yo usamos una cada uno cuando matamos al mutante arriba.

— ¿Serán suficientes para matarlos a todos?

— No lo creo, pero sí suficientes como para llegar a la sala de armamento.

Bien, este es el plan: Cada uno tome una granada. Si al llegar al pasillo central nos rodean, esperarán mi orden para atacar.

Martínez, tú arrojarás la tuya hacia el pasillo que lleva hacia allá. Yin, tú y yo las arrojaremos hacia los que vengan de frente.

Una vez que exploten y tengamos el pasillo despejado, usaremos las armas para detenerlos. Sé que las balas no les hace daño, pero es mejor que nada.

El Origen de los MutantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora