Capítulo VI

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Salieron caminando silenciosamente, pero de manera rápida. Sabían que los mutantes los estaban siguiendo, sentían la mirada de aquellas criaturas sobre ellos. Atravesaban un pasillo que conectaba con otro que llevaba al laboratorio, era fácil y difícil a la vez.

Llegaron a una intersección de pasillos en forma de cruz, sabían cual pasillo tomar. Mientras Dust y Martínez seguían, Yin se quedó mirando hacia otro pasillo de donde escuchaba un gruñido; sabía que había uno ahí.

De la oscuridad salió caminando, como si fuera inofensivo, secretando saliva por la insaciable sed de sangre que tenía. No hacía nada más que estar parado. Yin tampoco hacía muchos movimientos para no provocarlo. Avisó a sus compañeros, pero el radio estaba fallando, se oía estática; el radar también, actuaba como si hubiera magnetismo en el área. Estaba solo.

Yin sabía que no podía quedarse ahí parado todo el día, en algún momento el mutante va a moverse o le dará oportunidad a otro para atacar. Decidió caminar por la ruta que tomaron los otros, sin quitarle la vista de encima ni de hacer movimientos repentinos.

Dust caminaba por el pasillo notando las fallas del radar, volteó a preguntarle a sus compañeros si presentaban la misma falla y notó que faltaba uno.

— ¿Dónde está Yin? —

Martínez volteó también.

— No lo sé. Venía detrás de nosotros. —

Ambos empezaron a caminar de regreso, acelerando el paso, llegando al punto de casi correr.

Yin seguía caminando sin dejar de mirar al mutante, quien también lo seguía lentamente. De otro de los pasillos salió otro mutante caminando por el techo. Yin lo vio y se comenzó a preocupar. Ya estaba en la entrada del pasillo, solo tenía que correr hasta llegar al final. Pensó muy bien lo que haría y lentamente quitó la mano que no estaba en el gatillo de su arma, la bajó lento hasta donde están las granadas de su traje, tomó una, la volvía a subir y en el instante fue impactado por un mutante que salió por otro pasillo. Ni siquiera tuvo oportunidad de voltear. Ambos cayeron al suelo con fuerza, la granada rodó por el suelo y el arma poco lejos de Yin. Se arrastró para llegar a ella, pero el mutante lo tomó de los pies y lo arrastró de vuelta, lanzándolo violentamente contra las paredes, los otros mutantes solo observaban y rugían.

Yin apenas cayó al suelo volvió a ser lanzado con fuerza. Al caer el casco se fracturó. El sistema le indicaba el daño causado en el traje.

¡ADVERTENCIA!

SE DETECTARON MÚLTIPLES DAÑOS EN LA INTEGRIDAD DEL TRAJE

TRAJE FUNCIONANDO AL 60% DE SU CAPACIDAD

Con las dos veces que lo había lanzado ya había perdido cuarenta por ciento de su capacidad. Si seguía así perdería el traje y lo matarían. Estaba a unos pasos de su arma, pero con solo levantarse saltarían sobre él. Esperó a que se acercara lo suficiente, cuando lo tomó por la espalda le dio un fuerte golpe en la cara con el codo, saltó hacia su arma y abrió fuego contra todos ellos. El primero en caer fue al que le dio el golpe. Las balas lo atravesaban salpicando su sangre por el suelo y las paredes. Los otros dieron fuertes rugidos y fueron tras él. Yin corrió por el pasillo sin mirar atrás y sin detenerse.

— ¡Sargento! ¡¿Me escucha?! — solo se escuchaba estática y nada más. — ¡Martínez! ¡¿Dónde están?! —

Los mutantes se acercaban rápido y para ganar tiempo tomó otra granada de su traje y les aventó. Al explotar asesinó a varios de ellos. Ganó tiempo, pero logró enfurecer al resto que venía detrás.

El Origen de los MutantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora