Llegaron una serie de oficinas, todas nombradas con un número y una letra. Dust revisó de nuevo el mapa para encontrar más rápido la oficina.
— ¿Cuál de todas es? — le preguntó Martínez.
— Un momento. — la buscó por las palabras clave: Tarjetas, Acceso. — Aquí está. Es la sección 4, oficina C. —
Se encontraban en la sección 1. Pero, fue más fácil de encontrar sabiendo cual era.
Caminaron por fuera de todas las oficinas atravesando las secciones hasta llegar a la 4.
— Bien, bien. Esta es la 4A... Esta es la 4B... ¡4C, es aquí! — las puertas de acceso estaban dañadas, pero abiertas lo suficiente para poder entrar.
Entraron y revisaron el lugar para asegurarse de que estuvieran solos en realidad. Estaba oscuro, iluminaron con sus armas. Al estar todo despejado, Martínez buscó el interruptor para encender las luces.
Dust buscó directamente la caseta donde estaban las tarjetas. Había varias, de hecho. Abrió una y tomó dos.
— ¡Ya las tengo! — exclamó Dust.
— ¿Segura? ¿Son las correctas?
— Sí, son de acceso nivel 4 y no hay otras de mayor nivel. — Dust miró las tarjetas y rió.
— ¿Qué ocurre? — preguntó riendo también.
— Tanto viaje... solo para usarla una vez.
— ¿Qué? ¿De qué hablas?
— Cuando reiniciemos el sistema todos los permisos de seguridad se anularán. Por eso será más fácil entrar al ascensor de carga., ya no nos harán falta las tarjetas. — ambos rieron un poco por lo que dijo Dust. Tantas vueltas solo por una tarjeta que se usará una vez.
— Bueno, ya vámonos. — dio la vuelta y se detuvo repentinamente al ver una figura asomada en la puerta salir corriendo rápidamente al verla.
Martínez no logró verlo, le preguntó a Dust que ocurría, pero no respondió. Comenzó a pensar el por qué los mutantes los estarían siguiendo.
— Nos esperan. — dijo Dust. Martínez supo a qué se refería, quedó viendo a la puerta.
— Todo esto del gato y el ratón me está cansando ya. Si quieren hacernos sentir que lo lograremos para luego asesinarnos al último momento están equivocados. Vamos a salir de este maldito lugar y los sepultaremos, eso es lo que pasará. —
Dust se sentó y puso las tarjetas en el escritorio, seguía pensando en alguna posible razón. Mientras, Martínez seguía hablando de cómo saldrían y acabarían con los mutantes
En eso Dust volteó a ver las tarjetas de acceso y analizó todo lo que habían hecho desde que llegaron ahí. Pensó en lo que le dijo a Martínez hace un momento respecto a lo de utilizar la tarjeta una sola vez... y lo entendió.
— Nos han estado usando todo este tiempo. — dijo poniendo una leve sonrisa incrédula.
— ¿Usando? ¿Cómo que usando?
— Querían que llegáramos a las tarjetas; quieren que lleguemos al ascensor y bajemos al sub-nivel 4; quieren que reiniciemos los sistemas para desactivar todos niveles de seguridad y así poder salir con nosotros. Desde el momento en que pisamos este sub-nivel nos han usado.
Su plan es el mismo que el nuestro, solo que ellos no tienen que hacer nada, solo... evitar matarnos. — Dust no dejaba de mirar las tarjetas, ni podía evitar reír al sentirse tan idiota por no haberlo notado antes. —
Son más inteligentes de lo que creí. Usan tácticas que el enemigo utiliza en el campo. Cuando quieren tenderle una trampa, dejan que su enemigo se acerque lo suficiente a su objetivo haciéndolos sentirse que llevan la victoria, cuando la verdad es que los acercan a su propia perdición.
— Pero, no entiendo. Los mutantes no pudieron solo en ponerse de acuerdo y ya, fue muy repentino.
— ¿Qué sugieres?
— Creo que hay algo detrás de todos ellos. Algo más grande.
— ¿Algo como qué?
— Míralos bien, son rápidos, letales y tienen formada su colmena aquí abajo. ¿A qué te recuerdan?
— No lo sé... a las abejas.
— Avispas, más bien. Y en cada colmena las avispas siempre obedecen a una reina.
— ¿Dices que los mutantes están obedeciendo a una reina?
Sí, eso digo. Es lo más lógico. Es por naturaleza que exista alguien o algo superior que lidere a los demás.
— ¿Y dónde está?
— Yo digo que en el sub-nivel 4, es lo más profundo y oscuro en todo el lugar. Además, venimos de arriba y no la vimos.
— Entonces, hay una reina mutante en el sub-nivel 4 a la que tendremos que enfrentar para poder salir de aquí... o la ignoramos, seguimos nuestro plan y nos arriesgamos a que los mutantes escapen. — pensó un momento en otras formas de lograr su plan de escape y evitar que los mutantes escapen a la superficie. — Bien, bien, se me ocurrió algo. —
Le contó a Martínez su plan. Estuvieron al menos quince minutos perfeccionándolo para que no hubiera errores o contratiempos en el proceso.
— ¿Quedó claro?
— Sí, es una idea algo loca, pero hay que intentarlo. —
Tomaron sus armas, Dust tomó las tarjetas de acceso y salieron de nuevo a los pasillos. Esta vez caminaban de manera normal, aunque sostenían sus armas con firmeza.
Atravesaron las secciones de las salas y los pasillos de regreso. Veían los bultos pasar por las raíces, sabiendo que cada minuto que pasaba significaba dos mutantes recién nacidos.
Miraban a los mutantes guindados en los techos, volando. Dust los miraba sin sentir miedo, iban camino a matarlos a todos y ellos lo permitían.
Llegaron al ascensor, Dust puso la tarjeta en el escáner. El panel marcó ACCESO PERMITIDO. Las puertas se abrieron, entraron y oprimieron el botón para bajar al último sub-nivel; las puertas se cerraron y el ascensor comenzó a bajar. Sabían que estando abajo ya no habría marcha atrás, es completar la misión o quedarse a morir ahí abajo.
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El Origen de los Mutantes
Bilim KurguUna capitana altamente entrenada es enviada a un laboratorio en las afueras de Londres, el cual quedó infestado por horribles criaturas tras un experimento fallido. Su misión será eliminarlos a todos y evitar que escapen de las instalaciones.