Capítulo 20

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Córcega, Francia

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Córcega, Francia

Isla de Cavallo

Hotel & Spa Des Pecheurs


Después de una carrera increíble y una primera posición, Luka y Fiorella estaban teniendo sus merecidas vacaciones en una recóndita isla en el mar mediterráneo. Se habían instalado en uno de los bonitos bungalow y tenían acceso a una playa privada donde nadie los podía molestar. Tampoco el piloto dio detalles del lugar donde pasarían sus vacaciones, porque no quería que los molestaran.

Mientras disfrutaban del sol en la pequeña playa privada y se relajaban en las tumbonas de tela blanca, Fiore sentía curiosidad por saber varias cosas, o por lo menos que le diera un panorama de lo que él tenía en mente para hacer en esos días de relajación.

—Me encantaría saber qué planes tienes, porque todavía no sé nada delo que decidiste. Por lo que supe de ti, fue que el final de las vacaciones terminaríamos en Florencia, para ir a ver La Venus de Botticelli. ¿Y en el medio de todo eso, qué habrá? —preguntó mirándolo a través de sus gafas de sol.

—Muchas cosas —sonrió.

—Quiero saber esas muchas cosas.

—Tres semanas estaremos aquí, en las cuales navegaremos en un velero, haremos buceo, pasearemos por el mar con motos de agua, tomaremos el sol, haremos caminatas por la playa.

—¿Y durante la noche? —cuestionó arqueando una ceja.

—Cenas en el restaurante y en la terraza si quieres.

—¿Y qué más?

—¿Qué más quieres? Fiorella, no juegues con fuego. No puedo tener lo que quieres.

—Estás de vacaciones, no te lo sugeriría estando en tu trabajo.

—Considerado de tu parte —admitió entre risas y llevando un brazo arriba de su cabeza.

—Hace pocas horas llegamos, y obviamente hay una sola cama, la vamos a tener que compartir, a no ser que pretendas dormir en el sillón.

—Quiero relajarme y disfrutar de mis vacaciones.

—Entonces también deberás dormir bien en la cama, porque querido, la altura que tienes no te será nada cómoda si pensabas dormir en ese silloncito que está al lado de la cama.

—No —rió de nuevo—, no pretendía dormir en el sillón, podemos compartir la cama.

—De todas maneras, somos pareja.

—Pues claro que sí. ¿Quieres que pida algo para comer? Es el horario del almuerzo.

—De acuerdo.

Luka se levantó de la tumbona y giró en sus talones, dándole la espalda para caminar al interior del bungalow. A Fiorella no le pasó inadvertida la retaguardia que tenía.

Noches de Tormenta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora