siete

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No supe que decirle y me fui corriendo para el cuarto de mi hermana, le conté todo y ella solamente sonreía de felicidad, hacía tiempo no la veía tan feliz.
Me miraba orgullosa, contenta, su mirada me transmitía tranquilidad.

-Y Mili a vos te gusta él?-.

-Demasiado hermana.- dije tranquila

-¿Pues a que esperás?-.

Mi hermana tenía razón, a que estaba esperando. Con tanto quilombo ni yo sabía donde tenía la cabeza.
Bajé de nuevo y Mateo me agarró de la mano, después de la cintura y dejando nuestras bocas a milímetros y observándonos con la miradas me dijo:

-Mili, ¿queres ser mi novia?- dijo algo nervioso y asustado.

-Siii si quiero.- dije eso y lo besé.

Salté y me subí encima suyo mientras lo besaba y abrazaba, aunque todavía no supiera muchas cosas de Mateo conectamos a la perfección desde el minuto "0"en el que nos vimos.
En ese momento comencé a estar feliz, pero esta vez feliz de verdad, me sentía activa, contenta, me sentía libre.
Desde que soy chiquita que no me siento así y todo gracias a Mateo.
Escribimos varias notas y las pegamos en las puertas de la habitación de cada uno, las notas decían que los estaríamos esperando en un restaurante que estaba cerca de la casa y que tenían que ir arreglados.
Mateo se puso traje y corbata y yo me puse un vestido ceñido al cuerpo con un corte por un lateral de la pierna de color negro.
Cuando terminamos de arreglarnos nosotros rápidamente nos fuimos para estarles esperando ya en la mesa.
Estábamos ambos muy felices de porfin haber dado el paso final.
Mateo hay muchas cosas que no sabe de mí y siento que todavía no es el momento para que lo sepa, no quiero que se preocupe y quiero vivir con él feliz.

-llegamos-. dijo con una sonrisa en la cara y me puso la mano encima de la pierna.

Nos bajamos ambos del coche y nos fuimos agarramos de la mano hacia el restaurante, nos dieron mesa y nos pusimos a esperar a los demás.
Había una tipa que miraba mucho a Mateo y eso no me gustaba, tampoco quería que viera que soy un poco celosa así de primeras por lo que me lo guardé pero el de seguida se dió cuenta.

-Amor, todo bien?-. Dijo dándome la mano por encima de la mesa.
-La piba esa no para de mirarte, y como lo vuelva a hacer se comerá el plato de carne que tiene pero de una buena piña-. Dije algo enfadada y celosa provocando a que Mateo se le escapara una carcajada.
-Amor, no te pongas así, si?
-Como la coja yo a esta fuera de aquí, de la piña que le meteré estará cargando dientes por un año-.

Dije eso y Mateo empezó a reírse sin parar, lloraba de la risa y medio restaurante se nos quedó viendo.
Le di una pequeña patada en la pierna para que se diera cuenta de la situación y se secó las lágrimas.

esas vacacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora