Capítulo Seis

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Narra Ethan.

No hable sobre cómo o por qué llegue en ese estado y a esa hora, solo nos besamos.

Había algo diferente entre nosotros, eramos capaces de retomar el ritmo ya que nuestros cuerpos se ponían al día, emocionalmente íbamos más lento, desesperación y esperanza juntas.

Odie verla dudar, la ropa cayendo y sus manos temblando, una fuerza que no sentí antes se encontraba en su toque, como si no pudiera creer que fuese real y no quisiera dejarme ir.

Cerré mis ojos y me deje llevar por un solo sentido, en la oscuridad la sentí, ansiando, esperando, pidiendo, mi nombre colgando sus labios en la perfecta armonía que hacíamos.

Suspiros, jadeos, gruñidos, gemidos, desde sus pies a cabeza la adore y no me contuve, quería demostrarle, sin palabras, quien fue, es y será para mi.

Todo.

Quería complacerla, di especial atención a los puntos que la hacían reaccionar, la excite, la lleve a borde y la traje contra mi.

―Ethan.

De pie, frente a mi, desnuda, me miro.

―Jass ―le respondí.

―Te amo.

Y yo a ti.

No lo dije, sin embargo, se lo hice saber, sin importar cuanto lo haya dicho en el pasado ahora quería que lo viera, que se levantará pensando en este momento y supiera con certeza que la amo.

Apoye mi mano en su mejilla y baje por su cara, seguí y llegue a su cuello, estuve estático ahí, solo percibiendo su pulso en mi mano, me deshechice y lo rodee por la parte de atrás para inclinarla, busque su boca y la bese, luego en su mandíbula y con mi pulgar la acaricie en su zona erógena, marcando un patrón perezoso y sensual.

Me vi lleno de emociones que hacían sentir que mi pecho explotaría, por un segundo me perdí y estrelle nuevamente nuestros labios, lo que quedaba de mi ropa se fue, caminamos sin separarnos y chocamos con su sillón, se sento en el borde y dejo colgando sus piernas a mis costados, me presione y gemí contra su boca, sus manos se aferraron a mis hombros y tomé de los muslos para que no se resbalara, tanto de nuestro sudor mezclado entre roce y roce.

Abrí mis ojos y volví en mi, ella no me miraba, tenía los labios entreabiertos y enterraba sus uñas en mis omóplatos, al notar que me detuve abrió los ojos.

―Lo siento.

Creo que tenía los ojos brillando con las lágrimas contenidas tanto como ella.

―No.

Apoye mi frente en la suya y ella se giro para rozar su nariz con la mía.

―No tienes idea de cuanto te extrañe.

―Si solo...

―Por favor no lo digas, aquí y ahora estamos bien.

La ferocidad en sus ojos, la determinación, fue la que me trajo a tierra por completo.

―Dejame cuidar de ti ―susurre.

Asintió y ambos sonreímos, presiono nuestros labios y me abrazo.

Perfecta.

Esta vez la bese con calma, mi mano derecha fue por la parte de atrás de su rodilla, por la parte interior de su muslo y llegué a su monte de Venus, abrió la piernas dándome acceso y presione mi pulgar en su clitoris, igual que en su cuello marque ese patrón, se sobresalto y la sujete en el aire, una, dos, tres veces, me deslice en su humedad con dos de mis dedos y entre en ella, se apreto contra mí y me quedé sin aire al sentir su estremecimiento, tantee entrando y saliendo, me respondió ávida y receptiva, metí otro dedo.

Lento En El Pavimento (DCEM #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora