Capítulo Once

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Narra Jass.

―¡Aah, sí! 

Abrí mis piernas y luche por sostenerme apoyando mi peso solo en ellas. 

―Mmm... 

Mis rodillas flaquearon y de mi cintura para abajo comencé a sudar, mechones de mi pelo se pegaron a mi cara y el aire se hizo pesado. 

―Esto esta mal ―susurre. 

Lo vi separar sus manos de la piel rosada y bajar su cremallera. 

―¡Aah! Si, siente bien, sigue así... 

Besos recorriendo su mandíbula, la temperatura de mi cuerpo subió, mis muslos tensos temblaron y me mordí el labio distrayéndome momentáneamente, cerré los ojos  e hice lo posible para no pensar en lo que estaba haciendo.

―¡Así nena! 

Jadeos y gemidos por toda la habitación, me aferre a la mano de Andrew e inhale con lentitud en un intento por calmar mi respiración. 

―Chúpame... 

Dos manos volaron a la pared de golpe y vi sus pantalones caer al suelo, con los bóxer a mitad de su pierna saco su pene y se lo toco. 

―Abre la boca. 

Líquido pre seminal baño su punta y con un gesto que parecía echo para provocar llevo su pulgar a este y lo froto, ojos ávidos siguieron el movimiento y su erección se alzo más. 

―Quiero ver tu lengua.

―¿Dónde?

―Aquí. ―Volvió a tocarse. 

Y rosada y húmeda se asomó. 

―Me estas matando... ¡Aah, sí, sí, sí! 

Sus caderas bombearon rítmicamente y sus gemidos fueron el detonante, me tambalee en mi incómoda posición y quede de rodillas, los gemidos no se detuvieron pero sus ojos se abrieron un segundo, como si recién ahí supiera lo que estaba haciendo, un sentimiento que no pude identificar oscureció su mirada y se vino. 

―No dejes de chuparme. ―Una brusca mano en la nuca y mi estómago se sacudió por una arcada―. Bien, apártate, dame un segundo a que se me ponga dura de nuevo y te tomare por atrás. 

Otra arcada. 

―Recuerda que fue tu idea. 

El resto de su ropa cayo al piso. 

―No puedo creer que estemos haciendo esto. 

―No es momento de sentirse culpable. 

Metió la mano en el mueble junto a la cama y saco un condón. 

―Pónmelo ―dijo tirándolo a la cama. 

Con disgusto mire a Andrew y me abstuve de golpearlo por enésima vez en la noche.

―¿Qué esperas, puta? No tengo todo el día. 

―No es culpa, es asco ―gruñí en susurros.

El condón, pese al titubeo de las manos, fue abierto y colocado en su pene. 

―Buena chica. 

―Creo que ahora si voy a vomitar. 

Baje la cabeza y la puse en el hombro de Andrew. 

Esto es por Ethan. 

Mantuve ese pensamiento y seguí sujetando con una mano la de Andrew y con la otra el celular que entre la rendija seguía grabando la asquerosa escena. 

Lento En El Pavimento (DCEM #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora