Capítulo Diez

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Narra Ethan.

Le mentí a Jass, más o menos lo hice, porque omitir es un tipo de mentira ¿no? Admitirlo no me hacía sentir mejor, no porque fuera algo malo, no lo era, solo que aquello que parecía pequeño se convertía en algo mayor si contaba lo que estuvo matándome en el día no decirlo, así que fue pura mierda lo que le dije sobre los secretos, saber era parte de su trabajo es su excusa ¿cuál es la mía?

Esa noche al irme no fue Albert quien me recogió y Jass ni siquiera lo noto, se encontraba muy concentrada en no seguirme y lo note por lo blanco de sus nudillos, Yohanna se detuvo afuera en un taxi y no me miro en el viaje de vuelta al taller de Albert, donde recogeríamos el auto que Ian me obligo a usar para mantener las apariencias. El taxi se detuvo y mientras ella pagaba yo entre a sacar el auto. 

En si fue ridículo lo siguiente y su única utilidad fue dejar mi mente ocupada porque conduje a la casa, deje el auto y Yohanna llamo un taxi, llegamos a una pequeña plaza en un lugar bastante alejado y tranquilo, nos sentamos en un banquillo en la oscuridad y suspiramos al unísono. 

―Es irónico que con lo de mi novia yo sea capaz de seguir con este vicio. ―Soltó una risa seca y saco un cigarrillo, lo encendió y me lo ofreció―. Toma. 

―No fumo. 

―Yo tampoco suelo hacerlo de todos modos, Diane lo odia. 

―¿Por qué no me explicas que hacemos aquí? No puedo creer que me convencieras de dejar a Jass un día antes solo porque querías hablar.

―Deja de ser un bebé, Ethan. Necesitaba tenerte conmigo... Además tu ya tenías planes de volver anticipadamente. 

No discutí con ella, no me sentía de humor y no valía la pena, podía ver sus ojos rojos y tristes mirar con ansiedad su entorno como si no creyera que realmente estuviera aquí. 

―¿Cuál es el punto de venir a este lugar, si se puede saber?

―Ya te lo dije. Diane. 

―Eso me dice nada. 

―Eso lo dice todo ¿acaso aún no entiendes que ella es todo para mi? Eso de tus estúpidas poesías e ir por lo rincones llorando, tomar el celular por las noches mirando un número que no vas marcar y por las mañanas levantarte preguntándote si estas haciendo lo correcto ¿te suena? No eres el único y para dejártelo claro yo creo que hacemos lo correcto. 

No me esperaba a Yohanna demostrando tan abiertamente vulnerabilidad, la conozco desde hace años y no la vi mostrar un interés emocional en otras personas, convivíamos a diario y nuestra relación mejoro con ello, mas no me hablaba de Diane, de hecho ni la mencionaba y entonces le cuento que iré con Jass a quedarme el fin de semana y me pide que la acompañe a un lugar que no conozco con motivos que se reserva para si misma, no pude decirle que no al escuchar la desesperación en su voz. 

―Me tienes con los nervios de punta ¿lo sabías?

―Tranquilo, ya veo que después de todo este tiempo la paciencia sigue sin ser tu fuerte, siento que debería estar molesta contigo por lo que descubrí, estoy segura de que sabes pero entiendo que toca una fibra sensible para ti por lo que seré benevolente. 

―Deja los rodeos. 

―Bien. ―Le da una calada al cigarrillo―. Estamos en este lugar vacío y en medio de la nada porque veremos a Diane. 

―¿Qué?

―Ahora tengo tu atención ―bromeó―. La cosa es que descubrí lo del tratamiento del cáncer, cortesía del psicópata de tu hermano... Tu tío ayudo un poco también. 

Lento En El Pavimento (DCEM #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora