Narra Becka.
Así es, la mamá de Ethan y Jack, sólo que esto es un recuerdo de ella y sucedió hace mucho mucho tiempo.
Quise contarles un poco de ella ya que es muy importante para lo que está sucediendo 😉 espero les guste.
19 de marzo, 1968.
Ser la hija de un magnate de los negocios no es fácil, tengo veintiún años y sigo queriendo complacer a mi padre, a pesar de que todos dirían que es al revés ¿por qué? Yo les diré porque ¡siempre estoy enferma! Nací siendo una bebé enferma, incluso si hoy en día podía asistir a clases normales y vivir la vida loca de los "veinte" solo era cuestión de tiempo para que terminara con cables en mi cuerpo sin poder dejar la cama.
―Becka Adams.
No importa, la cosa es que me dijeron que podía estudiar lo que quisiera y aun así fui por Leyes, la nena de la familia que quiere ser abogada.
―Becka Adams.
Mi padre estaba contento cuando le di la noticia y que mejor que ser aceptada en Yale, con el dinero o no a mi favor ese logro me lo adjudicaba completamente, fue de esa forma que me encontré en medio de una carrera que no me gustaba y con los nervios a flor de piel.
―¡Becka Adams!
―Pss. ―El chico de la silla atrás de la mía me codeo y se acerco a mi oreja―. Creo que te llaman.
―¿Y tu cómo lo sabes?
Si, me llaman a mi, y él no tenía porque saberlo.
―Eres la única chica que hay en esta habitación, a menos que esa señora sea a quien llaman pero no lo creo, Becka me suena a un nombre sexy y ella no lo parece, incluso con baba en su cara.
No me di cuenta hasta que una enfermera malhumorada se paro frente a mi que me estaba riendo y tan fuerte que la señora que dormía dejo de babear y despertó.
―Becka.
―Lo siento.
La enfermera ya me conocía, cliente frecuente, o lo que sea.
―Vamos, el doctor te está esperando.
El chico me sonrió y le respondí, espero no haber babeado, estaba buenísimo y podría jurar que coqueteo conmigo hace solo unos segundos.
―Adiós...
―Elliot ―me respondió.
―Adiós Elliot.
―Adiós Becka. ―Me guiño el ojo.
Seguí a Priscila, mi enfermera, a la oficina del doctor.
Dijo muchas cosas, que debía tomarme mis vitaminas, que me preocupara de mi salud y que no era normal que fuera la tercera vez en la semana que me desmayara, lo ignore, no podía dejar de pensar en Elliot, su sonrisa, su guiño, me llamo sexy y se me quedo viendo al irme.
Al salir la decepción fue absoluta, no estaba en la sala de espera, pregunte y mire, luego en la recepción de la clínica y en la salida, no pude seguir con mi búsqueda, la limusina se detuvo en la entrada y Miles, el chófer de mi padre, me abrió la puerta, bufe molesta y me subí.
Fue difícil la siguiente parte, donde llegue a casa y le entregue a mi padre el papel que el doctor me dio, quería volver a clases y terminar mi exposición, no era para tanto, los desmayos eran algo no fuera de lo común, al fin y al cabo estaba enferma.
―Por favor, padre. ―Hice un puchero y ojos de "perrito triste".
Jonathan se reía mas allá, enojada de su burla tome un cojín y se lo lance, mi padre negó la cabeza y sonó su celular, beso mi frente y volvió a su despacho.
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Lento En El Pavimento (DCEM #2)
RomanceSi crees tener problemas en el amor entonces te recomiendo que vengas a leer la historia de esta pareja: Ethan y Jass se aman, él está dispuesto a hacer lo que sea para mantenerla a salvo, incluso dejarse llevar por el juego de Ian, pero la pregunta...