7 - Plan en marcha

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¡Ring, ring!

El hombre suspiró, sin apartar la vista de la carretera. Sabía quién era la persona que estaba llamándolo al celular, guardado en su bolsillo.

–Joder, Kau. ¿Por qué tenías que llamarme ahora?

Se apartó de la calle y estacionó en un costado, tomando el móvil en sus temblorosas manos. Si revivía lo que había pasado, iba a volver a llorar, como venía haciendo en todo el camino a su casa. Lo sabía.

Sin embargo, deslizó el dedo por la pantalla y contestó la llamada. Se puso el celular en la oreja, mirando el cielo nocturno a través del parabrisas.

– ¡Hola, titi! –saludó la enérgica voz de su amigo a través del auricular. Kau, al notar que el otro no contestaba, siguió hablando, con un deje de preocupación en su voz–. Entonces... ¿cómo te fue con Rich? Hablaron, ¿no? –el silencio siguió a sus palabras. Unos segundos después, triste, Kau murmuró–. Oye, si no quieres hablar, lo entiendo. Llámame cuando estés listo, ¿sí? Nos vemos, titi.

Cuando estaba por cortar, la voz entrecortada de Killer surgió del celular–Ey... es solo que... bueno, no fue muy bien. Pero gracias por llamarme, Kau.

– ¿Él no estaba interesado?

–No, al final no.

–Lo siento.

Se quedaron en silencio.

– ¿Quieres que me vaya?

–No, Kau. Quédate.

Killer prendió el auto y comenzó a conducir a su casa. Su celular, en el asiento de al lado, seguía en llamada con Kau. Este último estaba en el bus, esperando para llegar hasta su hogar.

Así, Killer condujo en silencio, hasta que por fin se sintió listo y le contó a Kau lo que había pasado con Rich.

Cuando apenas llegó, y le pareció ver al emocionado hermano de Rich detrás de él. Quizá por eso su amigo le había dicho que hablaran afuera. Le contó cómo se habían confesado lo que sentían, y cómo Rich parecía sentir lo mismo que él.

– ¿Qué? ¿Cómo que "parecía sentir lo mismo" que tú?

–Espera, ahora llegaré a ese punto.

También le contó que Rich tenía unas extrañas marcas en sus brazos, como cortadas. Pero había olvidado preguntarle por qué con todo el tema de confesar sus sentimientos.

– ¿Podrías preguntárselo tú? Yo... no creo que tenga que volver a hablar con él, y realmente necesito saber si está bien.

–Por supuesto que le preguntaré, titi. Y te diré lo que me conteste, no te preocupes.

Finalmente, Killer llegó al mejor momento: el beso. Con una sonrisa boba en el rostro, le contó a Kau cómo se había sentido. La sonrisa se borró cuando tuvo que decirle cómo había reaccionado Rich.

– ¿Qué? ¡Pero todo iba tan bien! Eso no tiene sentido. A menos que...

Killer habló para tapar el silencio de la frase inacabada de Kau–No sé qué pasó ahí. Pero Rich no quiere que vuelva a acercarme a él, y es lo que voy a hacer: dejarlo en paz.

–No, no. Esto está mal. Hay que hacer algo –murmuró Kau.

–No podemos hacer nada Kau: es lo que él quiere. Así que dejémoslo estar. ¿Cómo va el viaje a tu casa? –preguntó Killer, para cambiar de tema. Empezaba a sentir sus ojos escocer por las lágrimas.

–Estoy llegando –respondió el otro–. De hecho, ya estoy aquí. Tengo que cortarte.

–No hay problema, yo ya estoy llegando a mi casa.

Te quiero, capullo - KillerRichDonde viven las historias. Descúbrelo ahora